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MI HOGAR ME PROTEGE DEL VIRUS, PERO NO DE MI AGRESOR


Enviado por   •  3 de Octubre de 2020  •  Ensayos  •  1.022 Palabras (5 Páginas)  •  87 Visitas

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Facultad Ciencias de la Salud

TEMA

Examen Final _ Texto Argumentativo

CURSO

Psicología Social

PROFESORA

Miluska Yenifer Morales Angulo

ESTUDIANTE
Meneses Cancino, Adriana Lucia (N00236185)

FECHA

20 de Julio del 2020

2020 - 1



MI HOGAR ME PROTEGE DEL VIRUS, PERO NO DE MI AGRESOR

“Esta es la verdadera naturaleza del hogar: es lugar de paz. Es un abrigo no sólo contra el daño, sino contra todo terror, duda y discordia”. Esta frase emitida por el poeta John Ruski nos evidencia que un hogar debe ser el lugar donde uno se sienta protegido debido que dentro de esta hallamos todo lo que uno quiere o anhela. Pero hay circunstancias que van contra esta idea. Debido a la pandemia por el Covid-19 varios países se han visto con la necesidad de poner a su población en un aislamiento social para evitar la expansión del virus y del aumento de infectados. Esta medida también fue implementada en nuestro país, haciendo que miles de peruanos tuvieran que estar confinados en sus casas, donde se supone que estarían más seguros. Pero esto no es la realidad de todos. La cuarentena, la cual ha desestabilizado diversos trabajos y servicios, ha traído consigo una gran amenaza para las mujeres que diariamente son maltratadas ya sea por su pareja o por su propia familia.

La violencia contra la mujer es una realidad nacional que ha estado latente desde varios años, la cual se ha convertido en una situación polémica al ver que varias instituciones dirigidas al resguardo de la seguridad y justicia no hacen nada o prefieren desviar la mirada cuando se topan con uno de estos casos. Tanto así que ha provocado e incentivado que varias mujeres salgan a protestar por un trato justo e igualitario bajo el movimiento “feminista”. Pero ¿A qué se deben estos actos impetuosos contra la mujer? Bueno esto es debido a que en diversas comunidades, culturas y hogares se tiene el estereotipo que la mujer deba ser la que atienda al hombre, mientras que el hombre es la máxima autoridad del lugar. Como afirma Ruiz, Y (s.f):

(…) socialmente a los hombres se les prepara para desempeñar un rol dominante y si no lo consiguen pretenden obtenerlo por la fuerza; para ellos, la violencia es un medio de control a la mujer. La socialización hace que los hombres tengan un papel basado en el poder, en la autoridad y en el dominio; y las mujeres en roles puramente femeninos como la dulzura y la expresión de las emociones.

Esto sumado a que a la mujer no se le inculcó valores y saberes de empoderamiento, siendo criada solo para “servir” y/o expuesta a que la violencia es algo natural dentro del ámbito familiar, esta seguirá junto a su agresor y difícilmente denunciándolo o pidiendo ayuda.

Puesto que las victimas compartirán más tiempo cerca del agresor, debido al aislamiento social, estos ataques se pueden presentar de manera más hostil que instrumental, debido a que cualquier cosa que la mujer haga “mal” bajo la mirada de su pareja o de cualquiera que atenta contra su integridad, será la “excusa” perfecta para hacerle. Estos actos violentos podemos diferenciarlos según la intención del agresor, por ejemplo cuando el hombre tiene la intención de resaltar que la mujer depende de él pero este si posee autonomía es considerada preventiva; por otro lado, cuando el varón agrede a la fémina debido a que considera que esta “desobedeció” una orden suya o no está cumpliendo con su rol de género es considerara correctiva (Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis de Potosí, 2006). Por consiguiente la mujer no tiene más opción de ponerse en un estado de sumisión para poder así resguardar su integridad. Además, hay que tener en cuenta que esta situación puede ser aún más desfavorable si el agresor consume sustancias adictivas, las cuales pueden nublar aún más su raciocinio.

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