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Matrimonio

caljhor8 de Diciembre de 2014

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EN MI IGLESIA

SE HABLA DE SEXO

Un programa de educación sexual

para adolescentes cristianos

AUTOR: Paulo Edgardo Graumann

E-mail: pauloedgardograumann@gmail.com

Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina

Índice general

Introducción .................................................................................... 3

1. La hermosura del sexo. ............................................................. 8

2. Relación con el sexo opuesto. .................................................. 14

3. Llamando las cosas por su nombre. .......................................... 19

4. Exclusividad del matrimonio. ................................................... 25

5. ¿Y qué con quien cayó? ........................................................... 32

6. Desviaciones sexuales. ............................................................. 38

Conclusión. .................................................................................... 44

Apéndice. ....................................................................................... 47

Bibliografía consultada. .................................................................. 49

Introducción

-¿Educación sexual a los adolescentes? ¿Y en la iglesia? ¡Esto servirá sólo para despertarlos sexualmente!

-¿Educación sexual a los adolescentes cristianos? Dejemos que, a su debido tiempo, ellos mismos se informen sobre el tema.

Éstas pueden ser algunas de las reacciones que surjan en el momento de proyectar brindar educación sexual a los adolescentes en nuestras iglesias. Pero, estoy convencido que, tanto pastores como líderes de grupos adolescentes, nos enfrentamos con la realidad que existe un gran vacío de orientación en esta área; y la poca información que poseen está minada de falencias o errores.

Ante esta realidad, ¿qué hacemos? ¿Nos involucramos y programamos actividades en este sentido? ¿Creemos que es importante hacerlo, o dejamos que lo hagan las familias u otras organizaciones?

En las familias postmodernas se ha perdido el hábito de la enseñanza hogareña, posiblemente por la desintegración de los modelos familiares, producto de las más diversas circunstancias. Basta con notar la gran cantidad de padres y madres ausentes, hijos a cargo de niñeras o en las guarderías. El tiempo que muchos hijos comparten con sus progenitores no incluye momentos de aprendizaje de valores morales, éticos y espirituales. Se forman como pueden. No tienen buenos ejemplos cercanos a los cuales admirar e imitar.

Son muy contados los padres y las madres que acompañan a sus hijos en las etapas de crecimiento, ayudándoles a comprender aquellas cosas que pueden ser muy importantes para un buen desarrollo. Son muy pocos los padres y las madres que se toman el tiempo de hablar con sus hijos adolescentes respecto a la evolución fisico-sexual que están experimentando. Puede ocurrir que la brecha generacional sea una barrera, pero nunca debiera ser un real impedimento.

La Biblia confiere esta responsabilidad a los padres y nunca a la iglesia y/o sociedad. Pero, ya que los hogares no lo hacen, lo están haciendo las escuelas; y lamentablemente la educación sexual que brindan es a tono con el pensamiento de época: “libertinaje”. La familia moderna ha delegado su “responsabilidad” educativa en la escuela; y en los casos de familias creyentes también en la iglesia. Tim La Haye sostiene que las escuelas públicas han demostrado su incompetencia en este campo al hacer dos presuposiciones erróneas:

1. Insisten en la enseñanza de la educación sexual sin resguardo moral... Esto no sólo resulta ridículo, ¡sino peligroso! Enseñar educación sexual sin principios morales es como verter gasolina sobre fuego...

2. Estos “expertos” suponen erróneamente que la educación sexual produciría la felicidad sexual en forma natural. Tal presunción emana del concepto humano según el cual el hombre es un animal, y siendo un animal, ha de vivir como tal.

Nuestra sociedad, desde los años setenta, ha sido muy permisiva en cuestiones sexuales. Sostiene que los sentimientos no pueden ser reprimidos. La edad de iniciación sexual es cada vez más baja. La revolución sexual hizo que entre los jóvenes se dejaran de lado los estándares tradicionales de moral. Nuestra sociedad ya no ve al sexo fuera del matrimonio como lo que realmente es: “pecado”. Por lo tanto, si antes no se hablaba del tema con los adolescentes, hoy SI lo debemos hacer, y con urgencia. Esto ayudará a que los cristianos enfrenten esta etapa con conocimiento. Utilicemos medicina preventiva para no lamentar problemas que pudiesen ser evitados.

Una encuesta personal, realizada entre adolescentes cristianos, demuestra que el 90 % de ellos ha aprendido respecto a la sexualidad fuera del ámbito del hogar y/o iglesia; es decir, lo aprendió en el colegio y con los amigos. ¿Qué podemos esperar? ¿Qué tipo de información han recibido en estos lugares?

La mayoría de los programas de educación sexual que pude observar, abarcan casi sin excepción genitalidad, uso de preservativos, drogadicción y procreación responsable. Dando siempre por sentado que los adolescentes ya están manteniendo relaciones o que muy pronto las tendrán. No existe en los establecimientos educacionales una opción cristiana sobre el tema; dependerá de los encargados de la clase.

“Los jóvenes cristianos necesitan estar informados y los padres pueden ser de más ayuda que cualquier otra persona, para ofrecer educación sexual en forma adecuada y normal... Hablar de sexo con los propios hijos no siempre implica permiso para que ellos usen lo que han aprendido. Los padres deberían saber que, aún sin enseñanzas morales o religiosas, los adolescentes que tienen conocimientos tienden a retrasar la experimentación sexual”

No podemos continuar mirando para otro lado. Es necesario y urgente comenzar a preocuparnos e interiorizarnos en qué tipo de educación reciben nuestros jóvenes y adolescentes respecto a cualquier tema, y de manera fundamental el que nos atañe en este trabajo. Callar o evadir respuestas a preguntas concretas sobre el tema es una manera negativa de educar.

Para muchas personas mayores hablar del tema con los hijos puede resultar muy difícil y hasta vergonzoso. No por eso será pecado. Habrá otros que no estarán de acuerdo que en la iglesia se enseñe al respecto. El diario La Voz del Interior On Line del 28 de Enero de 2001 transcribe una encuesta realizada en las escuelas de Córdoba capital, por la Fundación Córdoba Lactancia, Alimentación, Crecimiento, Salud y Desarrollo (Clacyd) en la que se refleja que solamente un 7 % de los adolescentes mencionó que estaría dispuesto a recibir información de parte de los religiosos (la iglesia), pues creen que la iglesia no está en condiciones de hablar sobre sexo.

Si no lo hacemos desde un punto de vista bíblico, ético y moral, seguramente otros sin escrúpulos lo harán por nosotros.

Desconocer o haber aprendido mal puede ser crucial para el futuro de nuestros hijos. Seamos nosotros, los mayores, los que nos preocupemos por saber qué dice Dios sobre el tema y comencemos a ser los educadores que deberíamos ser. Forjemos espacios con una opción de educación diferente. No dejemos de lado esta tremenda responsabilidad.

¿Se habla de sexo con los adolescentes en nuestras iglesias? ¿Qué se enseña? ¿Pensamos que la tarea de la iglesia es sólo espiritual? Dios en Cristo vino a regenerar al hombre integralmente, no sólo su espíritu. Por ello, a través de este trabajo me propongo compartir algunas premisas básicas respecto al sexo, presentadas en un plan de enseñanza, para ser utilizadas en la pastoral adolescente de nuestras iglesias; y así percatarnos de la urgencia de enseñar sobre el tema correctamente, con el punto de vista de la Biblia. La finalidad es que el adolescente pueda enfrentar y refutar las enseñanzas liberales, sabiendo lo que piensa Dios al respecto y por qué ha puesto algunas restricciones.

Dios no es ningún aguafiestas como muchos lo pueden considerar; por el contrario, su voluntad es que todo ser humano viva de fiesta cada día. Que nada de lo que haga interfiera ese espíritu de fiesta. Para ello, es necesario conducirnos respetando las indicaciones que Él ha dejado, como un conductor responsable respetará las indicaciones de tránsito.

Indefectiblemente, la opción cristiana es la más sana, ya que fue planificada por el Creador del universo, quien lo hizo todo perfecto. Es deber de la iglesia en su conjunto y de cada cristiano en particular, conocerla y transmitirla.

Con esta entrega pretendo colaborar con los líderes de los adolescentes de nuestras iglesias, aportando un material preparado para ser compartido en una serie de seis o siete reuniones (reuniones especiales o un campamento). Mi principal objetivo está basado en demostrar lo positivo y hermoso del sexo creado por Dios, cuando éste es vivido dentro de los lineamientos por Él dados; cómo pueden los adolescentes disfrutar esta etapa haciendo frente a las tentaciones de su entorno; y cómo es posible, en caso de haber caído en pecado, volver a vivir en obediencia al aceptar el perdón.

Para cada encuentro, he preparado una serie de preguntas que deberían ser tratadas en grupos; y después de esto, compartir el tema del mismo teniendo en cuenta las respuestas grupales, para corregir en caso de que las mismas no estén

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