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Mineros En Cerro Rico

marlene199728 de Septiembre de 2014

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Economía de Potosí en la colonia

El Cerro Rico fue el referente económico más importante del reino español en el siglo XVII ya que contiene las minas de plata más importante del mundo. La explotación del cerro comenzó en 1545 y no se ha detenido hasta hora.

En este mismo año el primero de abril los capitanes Diego de Zenteno, Juan de Villarroel, Francisco de Zenteno, Luis Santandia y el maestre de campo Pedro de Cotamito firmaron el documento de descubrimiento y toma de posesión del terreno.

No sabrían firmar, pero sabían lo que era “estacar” el cerro. Sus continuadores estacaron y “alambraron” campos con los mismos fines: apoderarse de todas las riquezas.

Todo el cerro Rico de Potosí era un inmenso depósito de minerales de plata que llegaban a la superficie en varios sitios. En parte esta afloración fue su desgracia, porque fue atacado sin piedad al punto que tuvo hasta 5.000 bocaminas y socavones, casi todos conectados entre ellos con una longitud total de unos 1000 kilómetros.

La promesa de riquezas sin límite, que como dice Quevedo pasaron casi sin dejar rastro por España debido a la política desastrosa de sus reyes y eran “en Génova enterradas”, en alusión a los banqueros de Italia, venció todos los obstáculos a pesar de la precariedad de recursos: todo lo necesario para la explotación fue alzado a 4.070 metros de altura: mineros, herramientas, trabajadores, ganado, alimentos.

Al influjo de sus enormes riquezas, las mayores del mundo en ese momento, Potosí se convirtió en una ciudad muy grande para su época: unos 120.000 habitantes, más que Madrid y algunos dicen que también más que Londres o París en el siglo XVII. De ser así hubiera sido entonces la ciudad más grande del mundo, aunque cifras poco seguras dan a las capitales europeas poblaciones mayores.

Otra versión sugiere que los Incas conocían la existencia de plata en el cerro, pero cuando el emperador intentó comenzar a explotación metalífera se produjo una tremenda explosión que habría sido el origen del nombre actual “P’utuqsi”, gran ruido, porque según la leyenda la plata estaba reservada para los que vinieran después de él, los españoles, que bien pudieron ser los introductores intencionales de esta variante, que los favorecía y los legitimaba.

Potosí nació como ciudad bajo dependencia de Sucre, pero cuando apenas 25 años después tenía ya 50.000 habitantes logró autonomía y el rango de ciudad y derecho a elegir sus autoridades el 21 de noviembre de 1561 con el nombre de Villa Imperial del Potosí.

En 1650 la producción de plata estuvo en su máximo y a partir de entonces comenzó a declinar por agotamiento. Cuando mermó de manera evidente, Potosí entró en una decadencia de la que no se recuperó. En 1719, una epidemia de fiebre tifoidea mató a cerca de 22.000 personas, y otras tantas abandonaron la ciudad.

Para 1750 la población se redujo a 70.000 habitantes. Treinta años después, cayó a 35.000 habitantes. Desde 1776 Potosí, como todo el Alto Perú, pasó a formar parte del virreinato del Río de la Plata, por lo que la plata dejó de embarcarse a España por el puerto de Arica y empezó a embarcarse por el de Buenos Aires, a 55 días a caballo de distancia. Al estallar el movimiento de independencia, la población había descendido a tan sólo 8.000 habitantes.

Pero Potosí no desapareció porque le quedaba un metal en la manga: el estaño, al que los españoles, en su fiebre de plata, no le dieron importancia. Fue explotado desde inicios del siglo XIX pero a principios del siglo XX la sobreproducción, otra vez fruto de la codicia, provocó la caída de los precios y Potosí, la ciudad que nació rica, tras un periodo de relativa prosperidad volvió a la pobreza.

España, poseída por la mentalidad mercantilista, no pudo subirse el tren del desarrollo industrial que ya ponía en

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