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Movimientos Obreros


Enviado por   •  8 de Marzo de 2012  •  412 Palabras (2 Páginas)  •  1.136 Visitas

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La débil y muy localizada industrialización española explica la debilidad del movimiento obrero hasta el sexenio democrático. Se calcula que en 1860 había en torno a ciento cincuenta mil obreros industriales en el país, más de la mitad de los cuales vivía en Cataluña.

No obstante, ya desde la década de 1830 nacieron algunas asociaciones, como las “sociedades de auxilio mutuo”; se produjeron algunas protestas de carácter ludita, como los conflictos en 1835 en la fábrica “El Vapor” en Barcelona, o las protestas contra las “selfactinas” en 1854; la aparición de los primeros periódicos. Estas primeras manifestaciones del movimiento obrero fueron duramente reprimidas por los gobiernos de la época.

El movimiento obrero se fue configurando como la respuesta de la clase trabajadora a los problemas provocados por la industrialización y el capitalismo. El enfrentamiento a esas dificultades generó una conciencia colectiva de pertenencia a una clase con intereses comunes, que se fueron manifestando en diversas formas de protesta y asociacionismo.

Las primeras manifestaciones del movimiento obrero se produjeron contra las máquinas. La mecanización había creado puestos de trabajo, pero la innovación técnica contribuyó a hacer innecesaria parte de la mano de obra inicial. Así surgió un movimiento de hostilidad contra la máquina que recibió el nombre de Ludita que defendía la acción violenta para proteger los puestos de trabajo, pudiéndose leer como un rechazo hacia los nuevos métodos productivos y la reivindicación de mejoras salariales y laborales.

En conclusión, el movimiento obrero se inicia por el insuficiente incremento de los salarios, al fin de las limitaciones impuestas al derecho de asociación y a la pésima calidad de vida. Sin embargo, todavía a finales de siglo no existe un sindicalismo fuerte.

En Cataluña y Levante se habían producido, durante la primera mitad del siglo XIX, protestas por la introducción de las máquinas (Barcelona, Alcoy) y las injusticias laborales, y se habían organizado algunas sociedades de socorro mutuo. Sin embargo, hasta el periodo del Sexenio y el aumento de libertades individuales y colectivas no llegarán a España los efectos de la creación en 1864 de la AIT o Iª Internacional, formándose la Sección española de la AIT por el impulso del anarquista italiano Giuseppe Fanelli. De ahí, la influencia del anarquismo en Cataluña y Andalucía desde el primer momento. Paul Lafargue, yerno de Marx, propagó el marxismo, creando en Madrid un pequeño grupo, germen del PSOE. La ruptura de la AIT en anarquistas y marxistas hizo que actuaran de forma dividida y con intereses no siempre coincidentes.

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