Naturaleza De Una Persona
trabajo35724 de Agosto de 2013
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LA NATURALEZA DE LA PERSONA
El hombre posee una naturaleza; una realidad esencial o fundamental que es común a todos los individuos de la especie. Una realidad que hace que sean personas humanas y no otra cosa. Y ello, independiente de todas las diferencias accidentales que existen entre los distintos individuos.
¿Cuál es esta naturaleza?
La naturaleza del hombre, es, en primer lugar, la de una unidad compleja. Una unidad substancial, no simple, compuesta por dos co-principios. Uno material, físico, corpóreo, que es el cuerpo. Y otro anímico, que es el alma racional o espiritual y cuya realidad es inmaterial, no física, no corpórea.
La persona es una unidad compleja. Precisamente es esa unidad existente entre, cuerpo y alma: un espíritu encarnado. Nada más ajeno a una recta concepción del hombre que pensar en él sólo como un ser espiritual o únicamente como un ser corpóreo-material. Gran parte de los errores filosófico-históricos acerca de la concepción del hombre han tenido su origen en el intento de explicar la naturaleza humana de modo simple o uniprincipial
UN SER LIBRE, UN SER MORAL
Que el hombre tenga un alma espiritual, o sea Racional, significa que posee inteligencia y voluntad. Estas dos facultades son, a su vez, las que fundamentan su libertad. Precisamente, la Inteligencia permite conocer, entender y deliberar acerca de la conveniencia de una decisión de y la acción consiguiente. La voluntad por su parte, es la facultad imperativa, del querer, que decide y mueve al hombre hacia el fin o el bien querido (el cual ha sido descubierto, como tal bien, gracias a la luz de la inteligencia).
Todo ser viviente tiende, naturalmente, hacia su fin, que consiste en la perfección y el modo propio de hacerlo es a través de la acción libre.
UN SER SOCIAL.
Conjuntamente con lo anterior, las acciones humanas libres-buenas o malas-afectan a terceras personas, puesto que el hombre es, por naturaleza, un ser social, que se relaciona e interactúa con otros hombres. Resulta evidente que incluso la misma vida humana requiere de una sociedad mínima: la sociedad de un hombre y una mujer. Pero, no sólo eso, la supervivencia y el crecimiento y desarrollo de la persona pasan enteramente por la cooperación de otros. Pensemos, por ejemplo, en lo que significa el proceso educativo -qué nunca termina- de una persona. Es fruto de un permanente apoyo o colaboración por parte de terceros. Y así acontecen respecto a prácticamente todos los aspectos de la vida. El hombre no llegaría nunca a hominizarse, es decir, a ser plenamente hombre, sin la concurrencia de terceras personas. Más aún, ni siquiera podría mantenerse con vida.
UN SER TRABAJADOR
Respecto a lo último señalado, el camino más inmediato que se abre en la vida empresarial para posibilitar el bien humano es el trabajo. Es una acción humana más, y como tal posee una inevitable dimensión perfectiva para quien lo realiza y para aquéllos que reciben directa o indirectamente sus frutos. Pero, no es únicamente una actividad humana más. Puede ser abordada también de acuerdo a su carácter peculiar. Veamos brevemente.
El hombre también es por naturaleza un ser trabajador. No de un modo accidental ni tampoco proveniente del libre arbitrio. Nuestra propia naturaleza nos impone la necesidad de trabajar. El hombre para alcanzar su plenitud requiere transformar la naturaleza, tanto la del mundo que lo rodea como la propia. Necesita cultivar y cultivarse. De otra forma es imposible su desarrollo y crecimiento. Esta es condición necesaria, reclamada por la propia naturaleza humana, para que el hombre sé hominice, esto es, se haga más cabalmente humano.
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