Nuestra Sociedad Frente A Los Sectores Vulnerables De La Población
LilithB16 de Febrero de 2013
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Nuestra sociedad frente a los sectores vulnerables de la población
Los problemas económicos, la falta de educación, el hambre, las enfermedades y el dolor, las drogas, la violencia, una sensación más cercana a la muerte que a la paz. Hoy nos hemos dado cuenta que no hay mayor pobreza que la falta de voluntad en el hombre.
He de explicar primero qué significa vulnerabilidad, y es la que se entiende por la reducción o eliminación de la habilidad de una persona o grupos de personas de responder (en el sentido de resistir, recobrarse, o adaptarse) a amenazas externas o presiones sobre sus medios de vida y su bienestar. Por el contexto, se entiende la clara referencia a los grupos vulnerables de la población. Pero, ¿cuáles son estos grupos, a los que nosotros podemos llamar “vulnerables”?
Desde los infantes hasta los ancianos, de etnia a cultura y de posición social a situación económica, podemos encontrarnos con aquellos que son pobres. Los pobres de dinero, los pobres de materiales, los pobres de conocimiento, los pobres de entendimiento. ¿En qué momento la sociedad, la supuesta civilización en sí, se fue degradando hasta hacernos a todos pobres?
No se trata de separarnos en grupos y clasificarnos. No esperemos a ver unas cuantas personas en la calle y decir “esos son niños de la calle”, “aquellos otros son unos drogadictos, no estudian ni trabajan”, “estos no pudieron salir adelante por problemas económicos”, “y mira a esos, afectados por la discriminación y la falta de dinero”. Más bien, esperemos cosas mejores para nosotros y para nuestra sociedad. Aún divididos en grupos, en posiciones sociales, en etnias, en etapas, en lo que sea que se le pueda ocurrir a alguien dividirnos, somos una sola masa, un solo grupo de personas, todos iguales y con las mismas características humanas, lo cual nos hace un solo sector de la población… pues todos somos México. Y por tanto, todos somos el sector más vulnerable de la población, porque nosotros somos la población.
¿Qué podríamos hacer, me pregunto, para resolver los problemas que nos están causando el poner en práctica los antivalores, la discriminación, la intolerancia, el no respetarnos ni conseguir relacionarnos y fomentar nuestra convivencia, nuestra igualdad, nuestra riqueza?
El problema de esta vulnerabilidad, de esta pobreza como población, radica desde la familia, pues es ahí donde el individuo aprende a comportarse y a relacionarse, sea de buena o mala manera. ¿Por qué no simplemente los padres enseñan aspectos buenos a sus hijos? ¿Por qué no simplemente los familiares demuestran buenas y afectuosas relaciones, que hagan en los niños y adolescentes un mejor individuo que después sepa integrarse a la sociedad, a una sociedad que pueda ser justa, tolerante e igual? ¿Por qué no se puede lograr? Porque es imposible. Las costumbres y los hábitos ya están arraigados.
Si se ve a una persona en la calle, sea comida, refugio, indumentaria o un simple y sencillo consejo lo que necesite, siempre se le considera parte del paisaje. No podemos ayudarlo, no, tenemos demasiada prisa, estamos muy ocupados con nuestras vidas, no tenemos ni dinero ni comida para un desconocido, no tenemos porque ayudar a alguien que se ha perdido porque ni antes ni ahora le han ofrecido una mano de apoyo.
Debemos entender que todos somos México, aún sea un niño harapiento y sucio pidiendo dinero en las avenidas, aún sea un dependiente de las drogas que busca la manera de escapar a su cruel realidad, aún sea incluso, una persona que apunte a la cabeza con una pistola. “Perdida” es la palabra que describe mejor a la sociedad que hoy se halla en nuestro país, una sociedad pronta para las críticas malintencionadas y prejuiciosas, una sociedad ocupada en problemas cotidianos tan banales que no se da cuenta de los
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