Pena De Muerte

¿Pena de muerte?

Aun a mi pesar, entiendo que la pena de muerte ha existido desde el nacimiento de la humanidad. Los seres humanos han actuado y actúan de acuerdo a reglas, ideas, valores y políticas que les sirven para llevar a cabo acciones y mantener una “sociedad en orden”. Dentro de esas acciones se encuentra la pena de muerte. Buscando la definición correcta de la misma, encontré la siguiente: la pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denominarse “delitos capitales”. Entiendo la definición de este concepto, pero ¿por qué insistimos en tomar en nuestras manos la vida de un ser humano sin que medie el perdón que nos propenda las escrituras y las enseñanzas de Jesús?

Nuestra querida isla, bajo muchas reglas y políticas de Estados Unidos, durante muchos años ha debatido el que se aplique la pena de muerte. Los datos que nos ofrece Amnistía Internacional, indican que desde 1977 hasta 2011, más de 1.400 personas han perdido la vida a manos del estado en Estados Unidos. Al menos cien de estas personas padecían enfermedades o problemas mentales graves, bien antes de los delitos por los que fueron condenadas a muerte, bien en el momento de su ejecución.

¿Son humanitarias las formas de ejecución que se llevan a cabo hoy en día? Observando el documental presentado por el político inglés Michael Portillo, entiendo su preocupación por la búsqueda de una forma humanitaria de matar una persona. Actualmente, en diferentes países, los métodos de ejecución que se utilizan son los siguientes: inyección letal, ahorcamiento; silla eléctrica, cámara de gas, fusilamiento. Cuál de ellos menos salvaje, violento y cruel para el sentenciado a muerte.

Como cristiana confieso que no estoy de acuerdo con la pena de muerte. Tengo como base lo que expresan las escrituras, las cuales sostienen que la enseñanza de Jesús abolió la pena de muerte en la ley (Mateo 5:38-39, asumiendo que el Sermón del Monte es válido no sólo para los cristiano sino para toda persona), y también lo abolió por medio de su ejemplo (Juan 8:3-11) y el mandato del amor y el perdón, que proscriben la venganza. En Juan 8:7 se afirma: “quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”, en referencia a su opinión acerca de la lapidación de una adúltera, o en Lucas 6:27-39: “pero yo les digo a los que me escuchan: amad a vuestros enemigos, haced el bien a quienes os odien, bendecid a quienes os maldigan, rogad por quienes os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica". Además, al fin y al cabo, incluso en el Antiguo Testamento Dios dejó vivir a Caín tras

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