Porque legalizar la eutanasia

¿Porque legalizar la eutanasia?

La eutanasia un tema que se discute demasiado alrededor de el mundo, la eutanasia ha sido un tema de el cual debatir por lo largos de los años algunos de acuerdo como otros no actualmente En el mundo, solo 5 países han regulado la eutanasia (Bélgica, Holanda Luxemburgo, Canadá y Colombia) y 4 el suicidio asistido (Suiza, Holanda, Luxemburgo, y algunos estados de EE. UU). la eutanasia y el suicidio asistido son temas un tanto diferentes, pero cumplen con el mismo propósito. En la eutanasia, una médica o médico le inyecta a la persona que desea morir la medicación que le causa la muerte. En el suicidio asistido, esa persona ingiere por sí misma la medicación que le proporciona la profesional.

La eutanasia siempre ha sido y siempre será un tema del que hablar. El 77 por ciento de los doctores y doctoras asociadas al Colegio Médico de Chile (Colmed) está de acuerdo con que se permita la eutanasia a pacientes víctima de un sufrimiento intolerable, ocasionado por una enfermedad incurable. Además, el 56 por ciento se manifestó favorable al suicidio asistido. Esos fueron los dos principales antecedentes arrojados por la encuesta que realizó el gremio que agrupa a los profesionales. La consulta realizada de forma digital, fue respondida por cerca de 5 mil facultativos de todo el país, entre el pasado 27 de marzo y el 22 de abril del año 2019

La eutanasia y el suicidio asistido siempre han sido altamente criticados la eutanasia y el suicidio asistido solo se puede llevar a cabo si el paciente es el que lo autoriza no puede haber terceros ni siquiera un familiar el paciente que lo solicita debe tener total conocimiento de sus posibilidades de vida y debe estar al tanto de su tratamiento. la mayoría de los que solicitan la eutanasia o el suicidio asistido son pacientes los cuales están en una depresión severa a causa de su padecimiento. Los argumentos a favor de permitir la eutanasia (voluntaria, activa, directa) en chile se basan en la compasión, considerando cruel rehusarse a librar al enfermo incurable de una situación de padecimientos e indignidad, y en la primacía de la autonomía del paciente, en el respeto a su autodeterminación, reconociéndole el derecho a decidir cuándo abandonar la lucha por la vida cuando ésta implica sufrimientos que él no puede afrontar y que la medicina no puede suprimir o aliviar.

El enfermo terminal con frecuencia sufre dolores insuficientemente tratados o se siente deprimido, abandonado o culpable de constituir una carga emocional y financiera para su familia. La pregunta que surge entonces, es si la petición de eutanasia no es más bien expresión de esos sentimientos que de un real deseo de morir, especialmente si se tiene en cuenta que la desmoralización puede hacer al paciente terminal más vulnerable a la sugestión de terceros, aumentando el riesgo de abuso. En efecto, varios estudios concluyen que la mayoría de los enfermos que solicitan acelerar su muerte padecen de dolor o depresión o carecen de apoyo familiar y, además, que en la mayoría de ellos este deseo de morir fue transitorio. Por otra parte, se ha advertido el peligro de que lo que se le concede al paciente como un derecho pueda convertirse en un deber, ejerciéndose una presión externa que descalifique su decisión de mantenerse con vida bajo cualquier circunstancia, sobre todo si se tiene a la vista la proposición de que el momento en que puede declararse muerta a una persona debe ser escogido por el consenso social.

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