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Presupuesto Participativo

jhoanna3113 de Enero de 2015

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Referencias Prácticas del Presupuesto Participativo

La elaboración y de la ejecución de los presupuestos públicos en Brasil está marcada por graves deformaciones relacionadas con la concentración de poder, el despilfarro de los recursos, los asuntos políticos y la corrupción. En Porto Alegre esta historia ha cambiado. Hace siete años, el Ayuntamiento de Porto Alegre creó un sistema innovador y revolucionario para formular y hacer el seguimiento del presupuesto municipal.

En este sistema, llamado Presupuesto Participativo, no participan únicamente los técnicos y las autoridades del gobierno municipal, decidiendo sobre la recaudación de impuestos y el gasto de los fondos públicos, encerrados en sus oficinas. Es la población, a través de un proceso de debates y consultas, quien determina y decide la cuantía de los ingresos y los gastos, así como dónde y cuándo realizar las inversiones, cuáles son las prioridades y cuáles son los planes y acciones que debe llevar a cabo el Gobierno.

El Presupuesto Participativo ha demostrado que la administración transparente y democrática de los recursos es la única manera de evitar la corrupción y el despilfarro de los fondos públicos. A pesar de alguna opinión en contra de los tecnócratas, la participación popular ha demostrado que el gasto es eficaz y efectivo donde tiene que serlo, y que los logros conseguidos en las obras públicas y en otros ámbitos son importantes para la población. Desde su inicio, los proyectos decididos mediante el Presupuesto Participativo, suponen inversiones superiores a los 700 millones de dólares, principalmente en infraestructura urbana y en la mejora del nivel de vida de la población.

El Presupuesto Participativo ha demostrado también que la intención de contar con mecanismos eficaces de participación y el compromiso del Gobierno de hacer aquello que ha decidido la población, es esencial para romper las cadenas y las barreras burocráticas que separan a la sociedad del Estado, y para formar una ciudadanía activa y movilizada. Hoy, en Porto Alegre, los ciudadanos conocen las cuestiones públicas y deciden sobre ellas, transformándose por tanto, ellos mismos, en los protagonistas de su propio futuro.

El Presupuesto Participativo es conocido por el 60% de la población, de acuerdo con un estudio de opinión pública, y millones de personas participan activamente en el proceso, acudiendo a encuentros, convenciones regionales, o asambleas para tratar temas específicos.

En la actualidad hay al menos 70 ciudades en todo Brasil que utilizan el sistema de Presupuesto Participativo, basándose en la experiencia que tuvo lugar en Porto Alegre.

Antecedentes Históricos de la Elaboración de Presupuesto Participativo.

Porto Alegre es la capital del Estado de Rio Grande do Sul. Tiene 1.290.000 habitantes y está situada en el centro de una región metropolitana de 3 millones de habitantes. Hasta los primeros años de la década de los ochenta, Porto Alegre experimentó un acelerado proceso de crecimiento de su población, que junto con una fuerte concentración de los ingresos, generó una gran inestabilidad y que dejó a una tercera parte de la población en zonas periféricas de la ciudad sin infraestructuras urbanas.

Esta población ha sido históricamente olvidada por todos los gobiernos municipales anteriores. En 1989 había una enorme cantidad de personas que vivían en barrios ilegales de la ciudad, sin alcantarillado ni calles pavimentadas, y cuyas chabolas carecían de agua potable. Eso suponía una enorme deuda de los poderes públicos con una parte muy importante de la población. Cuando se inició el sistema de Presupuesto Participativo se pudo comprobar que algunas personas habían estado luchando por conseguir un sistema de alcantarillado o el pavimentado de las calles durante más de 30 ó 40 años.

El Gobierno totalmente centralizado y no democrático era un obstáculo insalvable para establecer una relación de transparencia con la sociedad. El Ayuntamiento decidía las inversiones, dejando a la población totalmente al margen del proceso, y sus prioridades eran muy distintas a las de una parte muy importante de la población.

Además de esto, la ciudad se enfrentaba a un desequilibrio financiero y administrativo de naturaleza estructural. Los ingresos del Ayuntamiento provenientes de los impuestos, eran completamente desequilibrados e insuficientes para financiar ni siquiera una mínima parte de las obras públicas que se debían realizar para equilibrar el crecimiento de la ciudad y comenzar a pagar la deuda social contraída con los millones de ciudadanos que vivían en la miseria.

En 1989, cuando empezó a funcionar el sistema de Presupuesto Participativo, éste se enfrentó a una difícil situación que, además de la novedad del sistema, logró una modesta participación de la población. En 1990, la participación se mantuvo muy restringida, especialmente por las dificultades de financiación que el Ayuntamiento atravesaba. A partir de ese momento, cuando la ciudad recuperó su capacidad de inversión, gracias a una profunda reforma fiscal, el Presupuesto Participativo recibió un fuerte impulso. El Gobierno comenzó a tener fondos para abordar las demandas y la población empezó a sentir y a ver con sus propios ojos que se respetaban sus decisiones y que esto repercutía en un mejor nivel de vida.

A partir de 1991, el Presupuesto Participativo se convirtió en un proceso masivo y emocionante que empezó a movilizar a las comunidades de todos los barrios. En 1994, por ejemplo, más de 11.000 personas, y en 1995, más de 14.000 acudieron a los encuentros y asambleas regionales dirigidas y coordinadas por el Ayuntamiento. Si añadimos a este número de personas la enorme cantidad de asociaciones locales y organizaciones populares participantes, tendríamos más de 100.000 personas ligadas de alguna manera a la elaboración del Presupuesto de la ciudad. Además de esto, cerca de mil entidades y asociaciones se han inscrito para participar en este Presupuesto.

Experiencias de Presupuesto Participativos en América Latina.

El Presupuesto participativo en sus orígenes fue conocido como un proceso de participación popular, impulsado por algunos partidos latinoamericanos de izquierda, como respuesta a los movimientos sociales de la década del setenta, los cuales respaldaban la profundización de la democracia a través de la participación popular, reclamaban mejoras en la calidad de vida y el control de los recursos públicos municipales, mediante un proceso que fuera efectivo, transparente, y que abogara por la redistribución del ingreso. Cuando se habla de Presupuesto Participativo es inevitable relacionarlo con la Ciudad que vio nacer y consolidar este mecanismo de participación: Porto Alegre, ciudad de Brasil capital del Estado de Río Grande.

En 1989, Porto Alegre estaba atravesando por una aguda crisis fiscal, con un estado financiero mediocre debido a la industrialización, la inmigración, el endeudamiento y una base de recaudación pobre.

Entre 1989 y 1991, cumpliendo una de sus promesas electorales el Partido de los Trabajadores, ganador de las elecciones municipales en el año 1988, representaría un cambio profundo del destino de esa Ciudad al lograr implementar una gran reforma fiscal, así como otras reformas, tomando como fuente de inspiración los principios de la Comuna de París, toda vez que no existían antecedentes de un proceso presupuestario de este tipo. Este proceso fiscal que produjo logros espectaculares en los años subsiguientes, fue el resultado de la combinación entre asociaciones vecinales y la administración municipal del partido de los trabajadores, que en 1990 le dio nombre y lo publicitó como “Presupuesto participativo”.

El resultado de esta experiencia innovadora, sin precedentes en el mundo entero, fue tan extraordinariamente positivo que con el correr de los años fue imitada por muchas ciudades del Brasil y ha convertido a Porto Alegre en un paradigma a seguir por los gobiernos locales del continente Suramericano. Tanto el nombre como su práctica aunque ha sido modificada, fueron adoptados en otras ciudades después de 1992, y desde 1996, se extendió a varios gobiernos locales latinoamericanos, cuando la Conferencia Hábitat II de la ONU reconoció el Presupuesto Participativo de Porto Alegre como una de las 42 mejores prácticas de gobierno urbano.

Las tendencias paralelas de descentralización y democratización que se dieron en Latinoamérica durante las décadas de 1980 y 1990 estimularon experiencias similares dentro y fuera de Brasil, especialmente donde los partidos de izquierda estaban aliados con movimientos sociales que demandaban tanto democracia como mejoras en los servicios urbanos. Las experiencias brasileñas de Presupuestos Participativos y su creciente reconocimiento del valor transformador se han convertido en un referente internacional para las prácticas locales de democracia participativa, que no sólo se ha expandido por toda Latinoamérica desde México hasta la Argentina, sino que ha llegado a Europa.

En México, la delegación de Tlalpan realizó el Programa “Hacia un Presupuesto Participativo 2002” cuya finalidad fue la de priorizar, junto con los habitantes, las obras y los servicios para su ejecución en el Programa Operativo Anual (POA) 2003. En Chile, múltiples foros y ejercicios de planificación y participación ciudadana expresan la importancia de la realización de ejercicios de Presupuesto Participativo. En Bolivia, el Municipio de Pucarani, en La Paz

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