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Primer premio “testimonio” casa de las Americas

antoniadearribaApuntes8 de Noviembre de 2015

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Primer premio “testimonio” casa de las Americas

El escritor Uruguayo Ángel Rama como jurado del premio Casa de las Américas, propuso integrar en el certamen una nueva categoría: Testimonio. Con esta propuesta apuntaba a incorporar un conjunto de libros que crecía y estaban situados en los límites de la literatura, remitidos como investigaciones sociológicas o elaboraciones periodísticas (Rama, 1983).Así en el año 1970 se entrega por primera vez. La obra ganadora es “La guerrilla Tupamara” de María Esther Gilio.  

Ahora bien, la institucionalización del testimonio como género en el campo literario Latinoamericano es un proceso que comprende un conjunto de fenómenos políticos y culturales, es decir hay un vinculo entre su surgimiento y la realidad socio-política latinoamericana posterior a la Revolución cubana. En este sentido también es determinante la participación de Casa de las Américas para pensar como es formalizado y legitimado el género testimonial. Hasta 1969 el certamen literario incluía cinco géneros: novela, cuento, poesía, ensayo y teatro, y distinguimos como decisiva la incorporación de la categoría “Testimonio” en su edición de 1970, y su difusión en la colección “Premio” de su propia editorial. Es dentro de instituciones que integran el campo literario que los textos testimoniales se inscriben y se asientan en un circuito de producción, circulación y reconocimiento. “La identificación de un discurso literario depende en última instancia  de las funciones socioculturales de este tipo de discurso. La literatura, entonces, se define esencialmente en términos de lo que alguna clase social  y algunas instituciones (las escuelas, las universidades, los libros de textos, los críticos etc.) llamen y decidan usar como literatura” (Van Dijk, 1993:4). Siguiendo a Van Dijk marcamos que la literatura se define en su contexto sociocultural y que las diferentes instituciones que forman parte del campo literario sumado a las convenciones culturales de cierta clase social o grupos establecerán para cada tiempo y cultura, lo que cuenta como discurso literario.

 En este aspecto pensar los premios en tanto dispositivos básicos de consagración y de reconocimiento social es también repensarlos como  dispositivos institucionales de construcción de lo literario; y teniendo en cuenta el texto de Eagleton diríamos también que los premios  obedecen en efecto a criterios ideológicos. Aquí Terry Eagleton señala que no hay obras literarias valederas por sí mismas, independientes del “valor” que una sociedad les otorgue. Esta es una de las razones por las cuales, según el autor, lo que se considera como literatura sufre una notoria inestabilidad (Eagleton, 1998:8). Estos juicios de valor que constituyen a la literatura son históricamente variables y “se relacionan estrechamente con las ideologías sociales” (Eagleton, 1998:10).

Volviendo al primer premio Testimonial de Casa de las Américas de 1970, “La guerrilla tupamara”, el cual está basado en entrevistas y reportajes periodísticos que Gilio había publicado previamente en la prensa escrita de Montevideo, o sea textos originariamente “no literarios” se vuelven literarios. En este punto Van Dijk  nos aclara “Algunos textos aceptados como literarios pueden incluir discursos que no fueron elaborados intencionalmente dentro de un contexto de comunicación literaria: si es literario o no lo determina la recepción” (Van Dijk, 1993:9).

En este sentido es importante nombrar a Rodolfo Walsh, jurado de este primer premio Casa, autor de “Operación Masacre”  publicado en 1957, doce años antes de la institucionalización del género. Esta obra es considerada como obra inaugural, ya que rompe con las fronteras de lo que es literatura y los llamados  géneros menores. Tanto Gilio como Walsh publican primero en periódicos, pero esos materiales cuando se editan, son reelaborados, se convierten en libros.

En resumen  tanto Eagleton como Van Dijk concuerdan: la pertenencia de un texto a la literatura depende de lo que algunas clases sociales e instituciones llamen literatura y esa concepción es ideológica, a sabiendas que la ideología no es personal y subjetiva sino que es acuñada a lo largo de un complicado proceso histórico. Concluimos por ende, que el testimonio literario latinoamericano surge con un característico sentido político, y plantea así un cuestionamiento a la noción de literatura.

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