Proyecto Bullying
natalianoemi1 de Septiembre de 2012
3.019 Palabras (13 Páginas)595 Visitas
OBJETIVOS GENERALES
• Conocer y asimilar las principales manifestaciones de conducta violenta en el aula.
o OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Informar qué es la violencia escolar
• Conocer las causas de la violencia escolar
• Conocer los tipos de violencia
• Distinguir el prototipo de alumno violento
• Tomar conciencia sobre el acoso y violencia
• Apreciar el valor de la convivencia
o CONTENIDOS DEL TEMA
• Conceptuales:
¿Qué es la violencia escolar?
La violencia escolar, según el diccionario, se define como: conductas de maltrato, intimidación, agresión o violencia entre niñas, niños y adolescentes, en establecimientos educacionales o en los itinerarios o momentos inmediatamente anteriores al ingreso o posteriores al egreso de los mismos, siempre que no configuren delitos que generen, de oficio, la promoción de acciones penales.
En nuestra opinión, se pueden distinguir los tipos de comportamiento antisocial:
• Disrupción en las aulas
• Problemas de disciplina (conflicto entre profesorado y alumnado)
• Maltrato entre compañeros.
• Vandalismo y daños materiales.
• Violencia física (agresiones y extorsiones)
• Acoso sexual.
La disrupción en las aulas son situaciones de aula en que tres o cuatro alumnos impiden con su comportamiento el desarrollo normal de la clase. Este es el fenómeno que más preocupa al profesorado en el día a día de su labor y el que más gravemente interfiere con el aprendizaje de la gran mayoría de los alumnos.
Los problemas de disciplina son conductas que implican una mayor o menor dosis de violencia desde la resistencia o “boicot” pasivo hasta el desafío y el insulto activo al profesorado que pueden desestabilizar por completo la vida cotidiana en el aula.
Los maltratos entre compañeros son los procesos de intimidación y victimización entre iguales, esto es, entre alumnos compañeros de aula o de centro escolar que acosan o intimidan a otro a través de insultos, rumores, vejaciones, etc.
El vandalismo y la agresión física son ya estrictamente fenómenos de violencia; en el primer caso contra las cosas; y en segundo contra las personas.
El acoso sexual es el fenómeno o manifestación “oculta” de comportamiento antisocial. Es una forma particular de maltrato al compañero.
Otro concepto importante a tener en cuenta en este tema es el Bullying. Resulta complejo definir el fenómeno "bullying", y más aún traducir literalmente este vocablo inglés al español. Implica muchas veces el agredir físicamente a otros compañeros de clase, hacer burlas, etc. Dichas situaciones resultan bastantes comunes en los centros educativos (colegios e institutos), y pueden llegar a ser muy dañinas para quienes las sufren, generalmente en silencio y en soledad.
La palabra "bullying" (pronunciada aproximadamente como: "bulin") se utiliza para describir estos diversos tipos de comportamientos no deseados por niños y adolescentes, entre los que destacan bromas pesadas, ignorar deliberadamente a alguien, ataques personales, e incluso abusos serios. Quien hace el "bullying" puede ser un individuo o un grupo (pandilla).
El término surge de la palabra en inglés "bull" que significa literalmente toro; de ahí se deriva que es una criatura fuerte y que atropellar a otros más débiles y pequeños.
Lo más importante no es la acción en sí misma, sino los efectos que produce entre sus víctimas. Nadie debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.
Por tanto, estas situaciones de acoso, intimidación o victimización son aquellas en la que un alumno o alumna está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que llevan a cabo otros compañeros.
Por acciones negativas entendemos tanto las cometidas verbalmente o mediante contacto físico, como las psicológicas de exclusión.
No hay que confundir estas situaciones con los típicos altibajos que se producen en las relaciones entre los alumnos, especialmente a lo largo de la etapa de la adolescencia y pre-adolescencia.
• Procedimentales:
Causas de la violencia.
Desde la perspectiva ecológica vamos a estudiar los distintos contextos en los que transcurre la vida durante la infancia y la adolescencia, con el objetivo de conocer las condiciones de riesgo de violencia y las condiciones que protegen de este problema.
La perspectiva más adecuada para conceptualizar la complejidad de las causas ambientales que incrementan o relucen el riesgo de que surja la violencia es la planteada desde el enfoque ecológico y su diferenciación en cuatro niveles:
• El microsistema, o contexto inmediato en la que se encuentra una persona, como por ejemplo la escuela y la familia.
• El mesosistema, o conjunto de contextos en los que se desenvuelven la comunicación entre la familia y la escuela, representa una condición protectora contra el deterioro producido por numerosas condiciones de riesgo de violencia.
• El ecosistema, estructuras sociales que no contienen en sí mismas a las personas pero que influyen en los entornos específicos que sí las contienen, como la televisión o la facilidad para acceder a las armas.
• El microsistema, conjunto de esquemas y valores culturales del cual los niveles anteriores son manifestaciones concretas.
Cómo romper el ciclo de la violencia
Según algunos estudios, los adultos que fueron maltratados en su infancia y que no reproducen el problema con sus hijos difieren de los que sí lo hacen por una serie de características que pueden, por tanto, ser desarrolladas para romper el ciclo de la violencia:
• El establecimiento de vínculos afectivos no violentos, que proporcionen experiencias positivas acerca de uno mismo y de los demás. Tienen importancia en este sentido:
• Una relación afectiva segura (no violenta) con uno de los padres.
• Una relación afectiva estable y satisfactoria durante la edad adulta ( con una pareja no violenta)
• Y una relación terapéutica eficaz
• La conceptualización de las experiencias de maltrato sufridas como tales, reconociendo su inadecuación y expresando a otras personas las emociones que suscitaron.
• El compromiso explícito de no reproducir con los propios hijos lo sufrido en la infancia.
• Y el desarrollo de habilidades que permitan afrontar el estrés con eficacia, resolver los conflictos sociales de forma no violenta y educar adecuadamente a los hijos. El riesgo de trasmisión varía en función de la interacción que se establece en la familia y entre ésta y el resto de la sociedad.
• Actitudinales:
• Apreciar el valor de la convivencia.
• Tomar conciencia sobre el acoso y violencia.
Perfil del agresor y reacción ante los ataques
El porcentaje de alumnos que se declara agresor asciende al 7,6% según algunas encuestas. El 44% de las víctimas afirma haber sido agresor alguna vez mientras que el 83,6% de los agresores afirman también haber sido víctimas. En general, los agresores son aficionados a las actividades de riesgo (59%) películas y juegos violentos (41%) y es frecuente que alberguen sentimientos de odio hacia los demás (39,3%). Precisamente una de sus características es una percepción distorsionada de la realidad, por la que consideran que su ataque es una defensa frente a una agresión o supuesta provocación de la víctima (hasta un 70,5% lo piensa). Por este motivo suelen necesitar asistencia psicológica además de la lógica sanción. Otro dato interesante es que el 57,4% de los chicos que se confiesa agresor participa uniéndose a un compañero que ha agredido a otro, es decir, como secuaz.
El 55,7% de agresores afirma que los profesores intervienen ante un acto de violencia y el resultado, según el 36,1% de ellos, suele consistir en una sanción (expediente o expulsión) cuyo principal efecto es que se controlan más. Por parte de las víctimas, la reacción más común ante el ataque suele ser la de aguantar (50%) seguida de los insultos (36,2%) o la respuesta física (pegar) que se da en un 19,8% de las ocasiones, exactamente el mismo porcentaje que decide “hacerle lo mismo”. Unas proporciones que varían cuando de acoso se trata, donde la respuesta más frecuente es la de insultar (40%), seguida de aguantar (35%) o hacerle lo mismo (35%). Finalmente, 25 de cada cien optan por pegar al agresor.
En cuanto a la intervención de los profesores ante estos incidentes, según los datos de dichos estudios el 46% interviene en la agresión frente al 39,7% que “no intervienen porque no se enteran”. Por lo que hace referencia a los testigos, la mayoría de ellos (71,5%) dice intervenir de alguna manera y en los casos en que no lo hacen, el motivo más alegado es que “no les interesa”. La principal razón para intervenir, por otro lado, suele ser amistad con la víctima.
• ¿Cómo se produce?
La violencia en las aulas nace de una situación muy concreta. Cuando un profesor entra en contacto con un grupo de alumnos automáticamente se establece una cierta tensión dialéctica. El docente intentará, por una parte, establecer unos límites que los alumnos no deberán rebasar mientras que éstos, por otra, querrán ver hasta dónde pueden llegar. Es precisamente de la forma en que se desarrolle ese tira y afloja de donde nacerá el clima que se establecerá en la clase. La dificultad estriba en determinar el mejor método para crear una buena relación, ya que no está claro
...