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Publicidad, Consumo Y género. Distinción Entre Prácticas De Consumo Y De Consumismo. Examen De Las Estrategias De La Publicidad Y La Mercadotecnia Dirigidas A Los Adolescentes. Posicionamiento Valorar Ante La Mismas.


Enviado por   •  19 de Junio de 2014  •  3.291 Palabras (14 Páginas)  •  1.076 Visitas

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Introducción

¿Cuantas marcas de pantalones conoces? ¿Cuáles son las marcas de pantalones que más usan tus compañeros y tú? ¿Cuál crees que es la mejor de esas marcas? Ahora lo más importante: ¿Cómo llegaste a esta conclusión? Como obtuviste la información de las marcas de pantalones.

La respuesta a las últimas preguntas es muy simple: por la publicidad. Mediante esta se informa al público de un producto gracias a los medios de comunicación, con el propósito de promover el consumo de dicho producto.

Cuando ves la televisión, te conectas a internet o lees un periódico, recibes muchos mensajes publicitarios que, en cierta medida, van determinando tus hábitos de consumo.

La publicidad tiene 2 caras: Una bien intencionada, que proporciona información veraz y nos ayuda a elegir los productos que realmente necesitamos; pero también existe la publicidad engañosa, que exagera las bondades del producto anunciado o promete resultados casi milagrosos, en realidad solo fomenta el consumismo.

En esta situación es muy importante desarrollar una educación crítica respecto a los hábitos de consumo. Analizar las comerciales es un ejercicio muy saludable para descubrir que el consumo muchas veces obedece a la publicidad más que al producto comprado.

Desarrollo

Publicidad

Al salir a la calle, nos encontramos con carteles, vallas; cuando vamos en el autobús, escuchamos comerciales con mucha publicidad, y al llegar a casa, encendemos el televisor y más publicidad.

La publicidad es la difusión y promoción masiva de productos y servicios, carece de contenido propio, ya que se limita a servir de vehículo. Desarrolla un importante papel de difusión y persuasión a través de la transmisión de mensajes que influyen sobre la audiencia, un público receptor, destruyendo o implantando valores y nuevas formas de comportamiento.

Es por ello que hoy en día no podemos negar la gran influencia de la publicidad en nuestras vidas, se podría decir y afirmar que la juventud de ahora es producto, en gran parte, del efecto publicitario al que se ha expuesto, lo que nos lleva a deducir un contexto a futuro, en el que las nuevas generaciones llegarán a ser influenciadas en un cien por ciento por la publicidad.

Con el pasar de los años podemos observar cómo los anuncios de cada momento reflejan distintas formas de vida y las aspiraciones sociales de la mayoría de las personas, y cómo la publicidad va moldeando la sociedad mostrándoles nuevas ideas acerca de los roles del hombre y la mujer, nuevos estilos de vida, valores, principios, además, la publicidad va creando para la sociedad nuevas necesidades por las nuevas variedades de productos del mismo uso que difunde.

La publicidad es un medio que se utiliza para enviar mensajes y propuestas de cualquier tipo, estos mensajes y propuestas que se envían a través de la publicidad son potencialmente dañinos para las personas y en especial para los adolescentes, ya que se encuentran en plena formación, y por ende, son los más susceptibles frente a este gran bombardeo.

La publicidad forma parte del mundo en el que estamos, está ligado a la cultura de masas y promueve un determinado consumo cultural. Todo ello es explicable en la medida que se reconoce la interrelación entre lo económico, lo social y lo cultural.

Uno de los problemas de la publicidad, que solo quiere vender, es el engaño, del cual son víctimas el público consumidor. Los productos y servicios más importantes en las ca¬tegorías de engaño son los servicios financieros y de seguros, los más deficientes, principalmente por la forma de presentación publicitaria.

Ahora, no toda publicidad es engañosa, existe una for¬ma de publicidad bien valorada por los críticos como es aquella centrada en beneficios tangibles, sin desproporción entre la función de uso del pro¬ducto y los beneficios presentados, anuncios que son los que a menudo de¬satan las iras de quienes observan el mundo de la publicidad desde fuera. Como pudiera esperarse, es en los medios impresos donde se da una ma¬yor presencia de anuncios ceñidos a beneficios tangibles, razonablemente conectados a la funcionalidad manifiesta de los productos. En los medios televisión y radio, por el contrario, la “tangibilidad” es reducida, dominan¬do más la grandilocuencia y la euforia, probablemente debido a la mayor riqueza expresiva del medio televisión por un lado, y al frecuente uso en la publicidad de los locutores radiofónicos, acostumbrados a un lenguaje am¬puloso y efectista, que solo apela a las emociones, dejando de lado lo racional.

La verificabilidad de los mensajes pu¬blicitarios resulta dificultosa ya que muchos mensajes no tienen un núcleo susceptible de verifica¬ción y por tanto escapan a toda aplicación del esquema verdad-mentira.

Se trata de mensajes que aunque vendan productos físicos, los conectan con un universo simbólico frente al cual naufragan los análisis convencionales sobre el engaño, que por su pro¬pia naturaleza exigen manifestaciones publicitarias ceñidas a hechos con¬cretos que puedan ser objeto de comprobación. Del análisis se desprende que la importancia de la “no verificabilidad” en la publicidad es elevada en los medios de mayor despliegue visual como son televisión y sobre todo las revistas.

El “delito” más habitual en el que incurre la publicidad no es la mentira pura y simple, sino más bien es la exageración de la calidad sugerida para los pro¬ductos. Los anuncios exageran las virtudes del producto, sugiriendo con procedimientos ampulosos una calidad superior a la real. Puede decirse por consiguiente que la publicidad produce una neta infla¬ción en la percepción de la calidad de los productos.

De todos modos, los análisis de contenido sólo pueden evidenciar li¬mitadamente el engaño publicitario; en realidad es cada producto anun¬ciado el que debiera ser objeto de examen en laboratorio para ver la co¬rrespondencia entre sus afirmaciones y su realidad.

Además, en este tipo de investigaciones no se considera la verdad o falsedad del modelo existencial propuesto por una parte importante de los mensajes publicitarios, problema que por tener un carácter filosófico no puede ser resuelto con in-vestigaciones empíricas. Tanto los estudios empíricos como las actuaciones judiciales en torno al engaño publicitario sólo pueden detectar aquellos engaños sujetos a evidencias con demostración numérica, lo que es solamente una de las formas posibles de manifestación del engaño y probablemente no la más grave.

Examen de las estrategias de la publicidad y

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