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Relaciones Humanas


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  1.647 Palabras (7 Páginas)  •  336 Visitas

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RELACIONES HUMANAS

PARTE TERCERA: LAS RELACIONES HUMANAS EN LA EMPRESA

TEMA IV: LOS FINES DE LA EMPRESA Y LAS RELACIONES HUMANAS

1. Los requerimientos para una planeación adecuada.

La etapa postindustrial que en el presente está viviendo el hombre, se caracteriza por los cambios en las estructuras sociales provocados por las nuevas formas de desarrollo económico derivadas del empleo cada vez mayor, de las más evolucionadas manifestaciones de la tecnología moderna, que es lo que ha precipitado la aparición de las crisis que anuncian una transición cultural cuya trascendencia aún no ha sido suficientemente estimada.

Para responder a todos estos requerimientos, la empresa moderna ha empezado a prestar una mayor atención a sus sistemas de organización, introduciendo en ella todos los cambios que ha ido estimando convenientes a fin de mantenerla en constante evolución.

2. El establecimiento de principios motivadores entre los subordinados.

Un jefe que se caracterice por su eficacia debe establecer, entre los que dependen de él, ciertos principios motivadores que les sirvan de estímulo, tales como:

a) Su ejemplo personal. Si pretende obtener un mejor rendimiento de otros, tendrá que mostrar la medida en que lo desea mediante sus propias acciones.

b) Otorgar recompensas en forma regular. Cualquier empleado se siente motivado si está seguro de que a un mejor trabajo corresponde siempre una recompensa y cuando un jefe encuentra los merecimientos necesarios para hacerlo, puede otorgar esta recompensa.

c) Mantener un determinado ritmo de trabajo. A todo empleado le interesa alcanzar los objetivos propuestos si está motivado y si el jefe establece altas normas valorativas de trabajo todos se esforzaran por alcanzarlas si saben que pueden hacerlo.

En todo caso, siempre las necesidades de la motivación se encuentran directamente relacionadas con el trabajo y deben ser satisfechas sobre una base individual, tomando en cuenta que el dinero no motiva necesariamente al hombre.

3. El ejercicio inteligente de la jefatura

Un jefe que ejerce con talento su jefatura siempre está dispuesto a reconocer el talento de sus subordinados. Naturalmente que los jefes más eficaces son los mejores jueces para juzgar la capacidad y posibilidades de los inferiores, puesto que, estando en contacto con ellos, tienen oportunidad de verificar evaluaciones más precisas de sus trabajos y pueden reconocer, en todo caso, las diferencias significativas entre sus mejores trabajadores y los menos capacitados.

Las diferencias en la forma de ejercer una jefatura tienen importantes implicaciones en el desarrollo de la moral de los grupos. Una buena moral en un grupo siempre está basada, en el conocimiento de que su trabajo será debidamente estimado, por lo cual, si un supervisor no puede distinguir entre el trabajo de un empleado común y el de uno superior, menos podrá determinar los niveles de capacidad del grupo y jamás podrá elevar su moral.

La función del jefe debe estar encaminada a lograr el mejor desarrollo de las actividades que tiene a su cuidado y, si quiere tener éxito en la tarea, su principal preocupación debe consistir en crear las mejores condiciones para que el trabajo de los empleados a su cargo se verifique en un clima de armonía y comprensión.

La presencia de choques entre el supervisor y el subordinado es frecuente, lo que impide alcanzar el nivel de confianza que debe regular sus relaciones. Los choques de personalidad entre el superior y el subordinado traen como consecuencia, en todo caso, la inestabilidad en sus relaciones y si no se procura superar las causas que les dan origen seguramente se presentaran situaciones conflictivas de difícil solución.

4. El ambiente adecuado para el buen desempeño del trabajo.

Uno de los requisitos primordiales para la buena marcha de la empresa es la existencia de condiciones adecuadas que permitan el desarrollo de las mejores formas de colaboración de parte de quienes en ella prestan sus servicios. Está comprobado que el interés en el trabajo aumenta en cuanto se experimenta el progreso de la empresa. Para crear una buena atmosfera de trabajo es indispensable que los jefes permanezcan en constante contacto con sus subordinados a fin de que, procediendo con inteligencia, puedan establecer las condiciones que les permitan conseguir los resultados apetecidos. Todos los esfuerzos motivadores deben estar encaminados no solamente a obtener un trabajo eficiente del grupo sino, además, a ayudar al trabajador a desarrollarse en forma individual.

5. La integración y funcionamiento de grupos.

La empresa bien constituida es la que se integra con tantos grupos primarios cuantos sean necesarios en razón de la división del trabajo, pero hay que tener presente que todos deben ser pequeños para que se conserve mejor su unidad.

Es a través del grupo primario que se verifican todas las actividades dentro del orden socio-económico; los jefes de los grupos primarios concurren para integrar el cuerpo de ejecución que dará agilidad al grupo secundario. Los grupos secundarios son, precisamente, las organizaciones que incluyen a los grupos primarios como elementos sin los cuales no es posible su funcionamiento.

Cuando un grupo se fija una meta, cada uno de sus integrantes se preocupa por alcanzarla; si es el supervisor el que la fija, puede tener dificultades

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