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Relaciones Publicas Ejecutive


Enviado por   •  22 de Julio de 2021  •  Biografías  •  1.820 Palabras (8 Páginas)  •  80 Visitas

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Universidad De Las Américas

 Facultad de Comunicaciones y Artes

Cátedra I Ciencias Políticas

Relaciones Publicas Ejecutive

Mônica Pereira

14 de mayo de 2020

Cuestionario 

1) Para Rancière, la subjetivación política consiste en el proceso de singularización polémica de actores específicos que no comparten una identidad, puesto que precisamente se trata de transformar el espacio de lo sensible en nombre de cualquiera. En otros términos, se trata  de crear un espacio de polémica, de litigio, de desacuerdo, con el propósito de convocar y confrontar las identidades, haciendo que estas se conformen en una dinámica heterológica de lo propio impropio. Así, la política en general se expresa siempre en el momento en el que se crea un topos polémico de enunciación, en el que diversas instancias ponen en cuestión su propia identidad y la lógica que las atraviesa, las divide y las moviliza (cf. Rancière 2007 58).

Rancière afirma que un proceso de subjetivación política se descubrirá en la posibilidad de negar una identidad impuesta por un determinado régimen de identificación: Toda subjetivación política es la manifestación de una distancia (…). Toda subjetivación es una desidentificación, el arrancamiento a la naturalidad de un lugar, la apertura de un espacio de sujeto donde cualquier puede contarse porque es el espacio de una cuenta de los incontados, de una puesta de relación entre una parte y una ausencia de parte.

Lo  político no podrá ser una identificación, una toma de conciencia de quién soy o de cómo debo actuar, porque la identificación dependiente de algún tipo de clasificación. Es una acción policial (lo cual, no quiere decir que sea “mala”, pero tampoco implica alguna politicidad). En cambio, una subjetivación política será aquella que produzca “una multiplicidad que no estaba dada en la constitución policial de la comunidad”. Así, si el arte participa de la reconfiguración de lo sensible, lo hace en tanto una obra puede modificar las clasificaciones, no a través de la afirmación de la más verdadera o mejor de las policías existentes y sus acciones (la que defiende, por ejemplo, el socialismo contra el capitalismo, el bien común contra el bien individual, el liberalismo contra el conservadurismo). En resumen, la implicatura de que el público es ignorante, de que necesita que se le enseñe lo que no sabe que ignora, importa una identificación, una acción policial que, como tal, invalida las intenciones políticas de su productor.

2) La definición tradicional de clivaje se refiere a una fractura o división profunda en el seno de la sociedad que la divide en grupos. En otras palabras, un clivaje es una división confrontacional entre grupos de individuos que tiende a organizar los conflictos entre ellos. Existen clivajes sociales, sin embargo no todo clivaje se trasforma en un daño, debido a que los clivajes son una diferenciación en el interior de la sociedad. Lo político reconoce un clivaje como elemento de un daño solo cuando está diferenciación de la vida humana hace parte o no de lo político y si esta puede ser enunciada como un daño, en este sentido; lo que existe es la politización de un daño que constituye lo político porque las partes en conflicto siempre defenderán la politización o despolitización de un tema. Según Rancié, no existe la posibilidad de un cierre de estos procesos porque son dos fuerza que se enfrentan y constituyen un elemento en común.

La mirada individualista de la educación como inversión llevó al Movimiento Estudiantil en Chile 2011. Uno de los argumentos al que usualmente se recurre para explicar la escasa inversión pública en educación en Chile es que se trata de un país que no había llegado al desarrollo. La premisa de crecer primero en la economía y construir después una sociedad, subyace a esta idea. Los derechos sociales se consiguen cuando aumenta el dinero. No sólo es falaz el argumento, que divide sociedad y economía. También es falaz el hecho: Chile había crecido mucho en al menos veinte años y no había un esfuerzo por bajar la carga de las familias en el gasto en educación. Por cierto, se invierte más dinero público, pero también las familias deben pagar más. Es así como Chile se ha convertido en el caso más agudo de presión sobre los particulares por tener que pagar la educación a un alto precio.

La desigualdad ha sido entonces construida. ¿Por qué esta diferencia? Cuando se constituye un mercado, el comportamiento de los resultados sociales adopta la ‘forma mercado’: hay operadores masivos de bajo costo (y de baja calidad) y operadores exclusivos de alto costo (de mayor calidad). Como al comprar un automóvil o cualquier bien de consumo, se obtiene lo que se paga. Quien gasta más, obtiene un mejor servicio. En cualquier caso, la situación en educación es más difícil que con un bien de consumo. Y es que el consumidor no tiene condiciones adecuadas para evaluar lo que recibe, pues la información cuando se configura un mercado educativo es imperfecta. Es imposible saber si lo que se está recibiendo tiene la calidad del precio recibido. El asunto es, por cierto, aún más complejo, pues la educación es un bien público y es a la vez un derecho social, pero ambos rasgos suponen una discusión filosófico de mayor fondo y de momento es pensable proseguir este análisis con el mero análisis de las condiciones operacionales de la educación en Chile. Cuando las demandas del movimiento estudiantil impugnaron bases fundamentales del modelo y obtuvieron a la vez casi el 90% de aprobación en las encuestas, quedó en evidencia que había algo socialmente muy profundo en juego.

No todo clivaje irá transformarse en un daño, al mismo tiempo es una condición necesaria, pero no suficiente para causarlo.

3) El antagonismo es un concepto ontológico ya que describe la manera en la que se constituye la identidad de los sujetos, pero también porque permite entender las dinámicas que establecen o transforman el poder político; o en otras palabras, toda dinámica política pasa por un momento constitutivamente antagónico. Es en este sentido que la lógica interna de lo político es el antagonismo, por ende no cualquier práctica puede ser una manifestación de “lo político”, sino solo aquellas en las que se establezcan fronteras entre formas antagónicas de constituir la identidad. 

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