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Revolución Bajo Cero


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2013  •  1.473 Palabras (6 Páginas)  •  237 Visitas

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Hace no mucho tiempo, en una no tan lejana tierra rodeada de hielo que había logrado ser, según los estudios de la ONU, la sociedad más desarrollada del mundo para el año 2007, contagiada por la epidemia neoliberal que se propagaba como receta mágica por todo el mundo a finales de los años 90, decidieron privatizar sus principales bancos, que ya en manos de los paladines de la libertad de los mercados, se encomendaron a construir una burbuja inmobiliaria otorgando créditos que sólo estaban respaldados por el dinero que debería ingresar a estos bancos por los préstamos otorgados con anterioridad. De esta manera se fue inflando, literalmente, el valor y las proyecciones de crecimiento de las tres principales entidades financieras de aquella nación, a tal punto que una gran cantidad de ahorradores y pequeños inversionistas en Inglaterra y Holanda se vieron tentados a comprar acciones de estos bancos que prometían, a través de sus números, retornar las inversiones con grandes dividendos. Pero como todo gran beneficio conlleva un gran riesgo, en 2008 sucedió lo imprevisto: Lehman Brothers, la enorme compañía estadounidense de inversiones y servicios financieros, es declarada en quiebra y esto genera un efecto dominó tan impactante que termina por derrumbar la confianza en los principales bancos del mundo cayendo el valor de sus acciones en las bolsas de valores, especialmente los de aquella nación rodeada de hielo que como consecuencia terminó cargada con una deuda 10 veces más grande que el Producto Interno Bruto del país.

Este fue el caso de Islandia, que acto seguido de verse en esta circunstancia, nacionalizó la deuda hipotecaria correspondiente a sus ciudadanos pero se desentendió de los acreedores ingleses y holandeses, que desde sus respectivos estados exigieron que se embargaran las principales empresas del aparato productivo islandés, incluyendo escuelas y hospitales, como pago por una deuda que no había sido contraída por el gobierno. Ante semejante posibilidad, se inició un levantamiento social pacífico de todos los ciudadanos, que protestaban en las plazas públicas contra la mala gestión de la crisis.

El gobierno de la isla, de tendencia conservadora, que había subido los impuestos e intentado hacer algunos recortes en la inversión social para poder recibir un rescate del FMI (la misma receta que han aplicado una y otra vez en América Latina y ahora en el sur de Europa), no pudo ignorar la presión generada por sus ciudadanos a través de las multitudinarias protestas en contra de aquella pretensión de imponerle al pueblo el pago de los errores y malas prácticas financieras de la empresa privada: en enero de 2009 el primer ministro dimite y con él todo su gabinete de gobierno, no sin antes derogar las medidas impuestas por FMI.

El nuevo gobierno, una coalición de izquierda, puso en marcha una investigación para dictaminar quiénes tenían la responsabilidad penal en aquel caos. Se interpeló a los consejeros de los tres bancos, el Kaupthing, el Glitnir y el Landsbanki, a los altos funcionarios del ministerio de economía, entre otros responsables del mundo financiero islandés, algunos huyeron del país y otros fueron puestos tras las rejas.

Aún en medio de todos estos avances, el nuevo gobierno vaciló por un momento al plantearle al pueblo pagar una deuda de aproximadamente 4000 millones de dólares en 15 años, lo que significaba que cada islandés se vería en la obligación de pagar unos 130 dólares mensuales durante ese tiempo.

Entonces el presidente del estado islandés, Ólafur Ragnar Grímsson, llamó a referéndum para consultar al pueblo qué acciones tomar frente a la crisis y la responsabilidad de aquella deuda. Con un indiscutible 93% los islandeses votaron en contra de tener que cargar con una deuda contraída por la banca privada.

La comunidad internacional puso el grito en el cielo. No sólo aumento la presión sobre Islandia, sino que Inglaterra y Holanda amenazaron con tomar terribles represalias para aislar económicamente al país del resto del mundo, a lo que el presidente declaró: “Nos dijeron que si nos negábamos a cumplir las condiciones de la comunidad internacional nos convertirían en la Cuba del norte, pero si hubiésemos aceptado nos hubiésemos convertido en el Haití del Norte”.

Mientras tanto se intensificó la búsqueda de los responsables, de los que se calculaba que serían entre 25 a 30 personas, unos por ineficiencia y otros por especulación y neta corrupción. Interpol dio órdenes de captura a varias de estas personas que salieron del país y se produjeron más detenciones de políticos y banqueros.

La convicción y unidad de un pueblo entero y los resultados del

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