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Riesgos y prevención en la industria minera

andersonjoelaguiDocumentos de Investigación28 de Noviembre de 2015

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RIESGOS Y PREVENCIÓN EN LA INDUSTRIA MINERA

Las condiciones muy especiales en que se desarrolla el trabajo en la minería hacen que los riesgos habituales a toda empresa laboral se vean considerablemente incrementados. Desde muy antiguo se ha reconocido a las faenas mineras como especialmente peligrosas y capaces de producir numerosos accidentes y enfermedades típicas de esta ocupación. Lamentablemente este reconocimiento temprano no ha significado una corrección oportuna. La minería continúa siendo aún una fuente importante de problemas y contribuye con gran cantidad de incapacidades a las estadísticas de higiene industrial.

En la minería se distinguen dos tipos de faenas: labores subterráneas y a tajo abierto. Gran parte de los riesgos son comunes a ambos. Sin embargo, como es fácilmente comprensible, las condiciones especiales en que se desarrollan las labores subterráneas incrementan considerablemente su peligrosidad. En la revisión que se hará a continuación se ha tenido especialmente presente esta forma de trabajo.  Las consideraciones que se hacen pueden aplicarse también, previas las correcciones obvias, a las labores de tajo abierto.

Accidentes del trabajo

Las estadísticas de accidentes muestran que uno de los tipos más habituales se produce debido a la caída de materiales.  En el interior de la galería de una mina se debe estar preparado en todo momento contra el desprendimiento de trozos de rocas que, si caen sobre alguno de los trabajadores, pueden producir un accidente serio y aún la muerte. La fuerza de gravedad está permanentemente trabajando en contra nuestra y debe considerarse como parte integrante de las labores. El uso del casco protector resulta por lo tanto absolutamente indispensable y así se ha reconocido desde hace tiempo. Es igualmente necesario el empleo de otros elementos de protección personal, como zapatos de seguridad, anteojos, guantes, etc.

Entre los otros accidentes habituales se pueden encontrar los correspondientes a las caídas a diferentes niveles; los golpes contra vigas, rocas sobresalientes, barandas, etc., y los producidos por elementos de transporte. Debemos tener presente que gran parte de las labores se desarrollan a menudo en espacios estrechos. Cuando las vetas son de poca dimensión resulta antieconómico desprender gran cantidad de material inerte, lo que obligaría además a mayores gastos por elementos de soporte y revestimiento. Por esto las galerías y socavones de las minas pueden ser a veces muy estrechos, dejando apenas el espacio indispensable para el paso de la maquinaria y los trabajadores, lo que se ve considerablemente empeorado por las pobres condiciones de iluminación.  La luz natural normalmente no existe y las instalaciones eléctricas suelen ser provisorias.  La fuente más habitual de iluminación es la ya clásica lámpara del minero, que por su baja intensidad y mala distribución suele dejar numerosos puntos oscuros.

Los métodos de prevención contra estos accidentes habituales son el empleo de los elementos de protección personal y la buena mantención de escaleras, paredes, compuertas, elementos de transporte, etc. Una buena señalización es muy importante y un reglamento de seguridad, claro y bien conocido por todos, impuesto con energía y combinado con un buen programa de seguridad, es fundamental. La disciplina en las labores mineras es absolutamente indispensable.  Esta, sin embargo, no debe ser nunca del tipo impositivo. Por el contrario debe buscarse la colaboración del personal, la que sólo se obtiene mediante un programa de educación sanitaria bien concebido, que incluya incentivos suficientes para despertar el interés de los trabajadores.

Además de estos accidentes habituales, y los de otros tipos diferentes de los ya enumerados, se suelen presentar accidentes que si son serios en una empresa industrial en la minería adquieren a menudo características catastróficas. Entre ellos podemos señalar:

Incendios

Todo incendio en una labor minera subterránea puede ser gravísimo por las consecuencias que pueden tener la emisión de humo y otros productos de la combustión y la correspondiente disminución del porcentaje de oxígeno en el aire. Los accidentes por quemaduras se suelen circunscribir a unos pocos trabajadores, los más directamente afectados por el incendio. Los gases de la combustión pueden, en cambio, producir una verdadera tragedia, con gran número de muertos. Una vez más el reglamento de seguridad debe contemplar claramente las precauciones necesarias para evitar estos problemas y los trabajadores mineros deben estar bien conscientes de las precauciones que deben tomarse y de las razones para hacerlo.

Uso de Explosivos

Esta es una operación inherente a las labores mineras y que es una fuente importante de accidentes graves. Mientras en su uso normal los explosivos son relativamente seguros, cualquier error puede tener consecuencias fatales.  Por este motivo la operación con estos materiales sólo debe encomendarse a trabajadores de mucha experiencia, con buen entrenamiento en la forma de utilizarlos, y que deben estar bien preparados para resolver las situaciones anormales que pueden presentarse. Se destaca especialmente la capacidad de reconocer que todas las cargas colocadas han estallado y el conocimiento de la forma de proceder cuando alguna no lo ha hecho. Esto puede ser especialmente peligroso cuando se emplean mechas combustibles como materiales de detonación. No es raro que una pequeña falla en su fabricación ocasione la presencia de un trozo que arde más lentamente, haciendo que una de las cargas se retrase algunos minutos, y a veces hasta una hora o más. La impaciencia en hacer una revisión temprana, o la falta de experiencia con estos materiales, ha significado en muchos casos la muerte de los trabajadores que se han acercado antes de tiempo a estas cargas retardadas.

 Derrumbes

Toda galería subterránea está propensa a derrumbes por el gran peso del material que soporta. Son indispensables los estudios permanentes de la calidad de la roca, que determinan la cantidad y calidad de los elementos de refuerzo necesarios para asegurar que las galerías serán capaces de sostenerse indefinidamente.

Explosiones

 Algunos tipos de faenas mineras permiten el escape de materiales que pueden ser explosivos. Es bien conocido el problema que en la minería del carbón representa el metano, principal integrante del llamado gas grisú.  Si en alguna de las galerías llega a producirse una mezcla explosiva con el aire, lo que ocurre cuando las concentraciones son del orden del 2% de material combustible aproximadamente, cualquiera chispa o aumento de temperatura producirá una explosión catastrófica. En estos casos el empleo de lámparas de seguridad y otros elementos de detección y protección es absolutamente indispensable.

Los cuatro tipos de accidentes graves recién indicados exigen que todo departamento de seguridad de una empresa minera esté bien preparado para labores de rescate. No sólo se debe contar con los elementos de protección necesarios para estos casos, y los que se estimen convenientes para el transporte de heridos, primeros auxilios inmediatos, operaciones de resucitación, etc., sino que es además indispensable disponer de grupos de trabajadores bien entrenados en estas operaciones. Todo rescate representa una emergencia y como es de comprender no puede ser ésta la ocasión en que se esté enseñando a los trabajadores qué es lo que se debe hacer. Grupos de rescate sin entrenamiento a menudo agravan la situación y aumentan el número de lesionados y de casos fatales al verse ellos mismos afectados por intervenciones, bien intencionadas, pero desarrolladas sin un conocimiento adecuado de la forma más conveniente de proceder.

Enfermedades ocupacionales

Las labores mineras han constituido desde su comienzo, y siguen constituyéndolo hasta hoy, una de las principales fuentes de enfermedades ocupacionales, en forma desproporcionada al número de trabajadores que emplean. Estas enfermedades tienen como causa la presencia de polvos y gases que pueden alcanzar fácilmente concentraciones elevadas debido a las condiciones de ventilación a menudo deficientes en los cuales se producen. Revisaremos brevemente algunas de las causas más importantes:

Polvos neumoconióqenos

 El silicio y el oxígeno forman en conjunto más del 75% en peso del material de que está constituido el mundo en el cual vivimos. La combinación de ambos, el óxido de silicio, o sílice, es uno de los compuestos más abundantes y, en sus formas cristalizadas - cuarzo, cristobalita o tridimita - es un componente normal de casi todas las rocas. Es igualmente frecuente la presencia de silicatos, que si bien son menos activos pueden representar también riesgos de neumoconiosis. La silicosis es la enfermedad típica de los mineros.  Toda faena debería realizarse en forma tal que previniese la aparición de pulmones silicóticos y de otras neumoconiosis.  Lamentablemente, y aunque los métodos de prevención son bien conocidos, éstos no siempre se emplean ni se les da la importancia debida.

Las operaciones de perforación, explosión, arrastre y transporte de materiales producen inevitablemente una gran cantidad de polvo que puede permanecer por mucho tiempo en suspensión.  Resulta necesario un análisis frecuente de su concentración y el empleo de métodos de perforación húmeda, pulverizaciones de agua destinadas a controlar el polvo humedeciéndolo, y otras medidas similares. Por sobre todo es indispensable la instalación y mantención de un sistema de ventilación adecuado que asegure una renovación conveniente del aire y que permita captar el polvo y diluirlo hasta concentraciones por debajo de los límites permisibles. Esto es, lamentablemente, costoso y la transitoriedad de las faenas mineras, especialmente en los frentes de trabajo, hace más difícil su aplicación.  Toda empresa, sin embargo, debe considerar que, por razones sociales y económicas, su capital humano es su herramienta más  importante. El estudio de las condiciones de ventilación y la aplicación de las técnicas necesarias para asegurar que ésta sea eficiente debe considerarse como parte integrante de las labores productivas. Se debe eliminar totalmente la idea de que los mineros son baratos, y por lo tanto gastables.

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