Sociedad y educación - Voces

MIGUEL ORTEGA CASTILLO

77364940R

MAES Procesos Sanitarios – 2021/2022

TAREA SOBRE LECTURA

¿Es importante dar voz a quiénes no tienen voz?

Paul V. Kroskrity, en su obra Ideologías Lingüísticas: práctica y teoría, explica que “la identidad social se crea con el lenguaje que usamos para denominar a las personas” explica Kroskrity. Esta idea me resulta muy familiar con la popular afirmación de “lo que no se nombra, no existe”, que, aunque generalmente se emplea en términos de lenguaje inclusivo, podría ser perfectamente atribuible a pensamientos, sensaciones o inquietudes que las personas expresan. Una voz no escuchada emite un mensaje que nunca llega a su destino y que, por ende, se pierde en el camino.

En un mundo donde la diversidad es la norma, por lógica, no debieran caber normas que no la tuvieran en cuenta. Pienso en voces socialmente concebidas como disonantes y reparo en muchas de ellas: las de inmigrantes, familias pobres y sin recursos, alcohólicos y drogodependientes, individuos con alteraciones físicas o genéticas como el síndrome de Down, personas sin hogar…. En el fondo, proteger todas las voces supone garantizar una protección social adecuada y digna para todas las personas, es decir, unos derechos fundamentales. Por ejemplo, establecer políticas que asegurasen que las personas sin hogar tuvieran un techo sería una buena prueba de ello. Tener voz significa poder participar en la vida social, no solo para integrar y ser partícipe de un sistema que se presume democrático, sino también, por ejemplo, para ser capaz de reclamar y luchar por los derechos que nos corresponden, para que los servicios de salud se preocupen por nuestra salud, o que los cuerpos de seguridad velen por nuestra protección.

Algunos no tienen nada que decir, pero aún así tienen su voz, y esto solo significa poder ser oído y respondido. Cada persona tiene su voz con sus propias circunstancias, tan reales como las de cualquier otra. Solo esto ayudará a que lleguemos a buen puerto.

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