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Sombras del abandono


Enviado por   •  3 de Julio de 2018  •  Síntesis  •  2.312 Palabras (10 Páginas)  •  93 Visitas

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Sombras del abandono

Muchos de nosotros podemos llevar una vida normal: los problemas, las emociones, el trabajo, el estudio entre otras cosas son normales entre la mayoría de nosotros. Aun así, algunas personas pueden tener malas experiencias que los hacen pensar que la vida es una pesadilla.

Un ejemplo de esas personas es Bruce, el protagonista de esta historia. Lo vamos a conocer como Bruce debido a que es poco de lo que recuerda después de tantos traumas. Sus vivencias diarias son demasiado increíbles para todos: solo quien lo ha vivido puede de verdad entender la situación de estas personas.

Por ahora nos vamos a centrar en el pasado de Bruce, nada más que eso es a como lo vamos a poder conocer, ya que sus traumas ni siquiera lo dejan contar su historia. Nació en un pueblo afectado por la segunda guerra mundial: un pueblo usado para experimentos militares y donde se almacenaban materiales radioactivos. Para cuando este pueblo fue atacado, los suministros eran grandes, pero había que evacuar a las familias de dicho ataque. Debieron evacuar a los sobrevivientes, pero Bruce era muy pequeño para saber lo que pasaba: con 5 años es muy difícil que sus padres lo hubieran entrenado y prevenido de esta situación. Por desgracia, sus padres no lograron ser evacuados antes del ataque enemigo, por lo que él fue testigo de una masacre, no solo la muerte de sus padres, sino de sus vecinos y mascotas.

Los enemigos fueron “bondadosos” con él y con los demás niños: los dejaron vivir, pero en abandono. Bruce solo corría sin rumbo, hasta el punto de perderse en su propio pueblo. Estaba tan asustado, que cuando los militares que quedaron vivos regresaron a buscar sobrevivientes, él no fue capaz de poder gritar: “¡Ayuda!”.

Si ya ver la muerte de los padres era un trauma, peor sería tener que vivir solo en un pueblo abandonado: Sin amigos, sin diversión, sin nadie para hablar. Sus únicas compañías serían roedores, insectos y unas bodegas con grandes cantidades de comida que no durarían más de 2 o 3 años hasta descomponerse. ¿Qué podría pensar un niño de 5 años ante todo esto?, ¿Cómo va a comer después de que esa comida se descomponga?, ¿Cómo va a hacer para cuidarse solo si apenas habla su idioma? Esas son dudas que él no se hacía pero que cualquiera pensaría ante una situación como esta.

Mientras Bruce tuvo comida, lo hacía, pero esto no saciaría su necesidad de hablar, jugar, y sobre todo la falta de amor y atención: unos roedores y animales carroñeros no haría más que intentar comerlo si él se descuidara un momento.

Nada interesante se puede contar de que un niño coma, beba y haga sus necesidades por 2 años, pero cuando entra su etapa de supervivencia, sus historias serán muchas, y sus problemas aún más.

Cuando la comida empezó a descomponerse, lo único que tendría comestible serían los enlatados, que no le iban a saber bien, pero tendría que comérselos. El recuerdo de los cadáveres de sus padres seguía intacto y le venía a la cabeza cada que intentaba dormir, ya que el silencio lo ponía nervioso y escuchar a las ratas buscando comida lo ponía en un estado de ánimo peor. Y es que, ¿a quién le iba a gustar estar rodeado de animales asquerosos y que podrían hasta intentar comerlo? Recordemos que es apenas un niño de 8 años, que con costo y podía abrir las carnes y vegetales enlatados, y que casi siempre que abría una lata se hacía una herida. Parece tonto que haya abierto latas por 2 años y que aún no sepa hacerlo, pero él las abría de una forma muy particular: sino las tiraba contra una pared, les dejaba caer una pesada piedra. Debía comerse las cosas, aunque estuvieran sucias o rancias. No tenía otra opción.

Lo peor en realidad de esta situación era en realidad lo siguiente: recordemos que cuando ocurrió la masacre los únicos sobrevivientes fueron algunos bebés y Bruce, ya que él era uno de los niños más grandes que no mataron los militares enemigos. Los niños que tuvieran unos cuantos años más fueron evacuados, pero la familia de Bruce no y esto explica por qué solo el sobrevivió. A lo que nos lleva todo esto es que algunos cadáveres quedaron dispersos por el pueblo, lo que traumaba más al pobre niño.

Lo único que se le ocurría a Bruce para evitar ver los cadáveres, era no pasar por ahí, ya que le aterrorizaba la idea de al menos tocarlo o ver su calavera y los grandes hoyos donde iban los ojos.

Si las provisiones que había en el pueblo eran para que la gente viviera una buena temporada, Bruce podría alimentarse de por vida con eso si tan solo la comida no estuviera ya descompuesta, a punto de tener gusanos. El tiempo para el pequeño pasaba lento, y pasaba horas de su día llorando; pero hubo un punto en el que alcanzó cierta madurez y desarrolló por decirlo así, un “instinto de supervivencia”. Aprendió por si solo a pescar, claro, pescar una pequeña sardina fue su inicio, debía comerlas crudas y vivas aún.

Bruce se estaba haciendo salvaje: comía lo que encontraba y no enfermaba; su estómago era muy fuerte y ya había perdido asco a los animales crudos y los cadáveres, por lo que pasaba y los miraba como si nada. Lo único que le aterrorizaba era ir a su antigua casa, y ver los restos de sus padres abandonado y con moho, por lo que vivía lo más apartado que podía de ese lugar de grotescos recuerdos.

Los años pasaron, pero sus recuerdos no, cuando recién entró a la adolescencia, trastornos de tantos recuerdos comenzaron a llegar: sus pesadillas eran cada que dormía, veía sombras moverse, escuchaba voces. Ya estaba falto de tantas cosas: Atención, amor y comida sana.

La idea de dormir le aterraba, el silencio lo mortificaba, recordar la última vez que vio a sus padres lo hacía sentir que lloraba, pero de tanto haber llorado sus lágrimas eran solo algo del pasado. Su estado físico era malo: sus ojeras eran grandes, ya que sólo dormía cuando ya no podía seguir despierto. Además, olía mal ya que no se bañaba bien y su ropa estaba tan solo mojada por agua y jabón. Bruce estaba delgado, sus pies y manos maltratados de tanto buscar comida.

A los 15 años aprendió a usar los fósforos, ya podía calentar algo. Por dicha y desgracia a la vez, le prendió fuego por accidente a los árboles, pero entonces recordó como su padre encendía la fogata para las noches de fin de año.

Suena increíble cómo entre tantos traumas y sufrimientos, Bruce pudo tener un lindo recuerdo y que le sería muy útil. Pero parece aún más increíble que un ser humano haya sobrevivido tantos años en un pueblo abandonado, comiendo carne cruda y los vegetales que la tierra le daba, sin olvidar mencionar su aseo personal que era mínimo. Peor aún, era que él siguiera vivo después de vivir trastornos diarios, pesadillas e ilusiones. Cualquiera, hasta él, preferiría morir antes que vivir ese maltrato físico y mental. Bruce seguía siendo demasiado inocente como para pensar en matarse: el pasó toda su infancia sola, sin nadie que le ayudara a comprender la naturaleza en la que vivía, y menos a sobrevivir en ella. Por eso él hacía lo que estaba a su alcance.

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