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Taller De Virtudes Y Valores


Enviado por   •  2 de Abril de 2013  •  2.096 Palabras (9 Páginas)  •  1.362 Visitas

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TALLER DE VIRTUDES

Introducción

Esta propuesta está inspirada y basada, además de mis experiencias personales como miembro de la Federación de Familias para la Paz y la Unificación Mundial, en la lectura del libro: “Las Virtudes Familiares” y recomiendo el libro a todos los padres de familia y educadores. También he extraído y adaptado material de Internet, más precisamente del portal católico http://www.encuentra.com/ aplicando dicha información a la idea-propuesta-proyecto de desarrollar y enseñar los valores y las virtudes.

Expongo aquí algunas reflexiones acerca de las virtudes.

Las virtudes ¿Qué son, porqué y cómo practicarlas?

Las virtudes son los atributos de Dios depositados como semillas (valores) en nuestras mentes originales, destinados a crecer y dar frutos sustanciales durante nuestras vidas. Son los dones que Dios nos dio para que las desarrollemos al máximo de nuestras posibilidades.

Para alguien que no cree en Dios, podemos decir que las virtudes son las cualidades que todos los seres humanos podemos desarrollar para que vivamos en un mundo de Paz.

Al reconocer y desarrollar las virtudes podemos mejorarnos a nosotros mismos, mejorar un ambiente hostil, la sociedad que nos rodea y estaremos contribuyendo a la paz mundial.

En los textos sagrados de todas las religiones principales del mundo encontramos innumerables virtudes que están incrustadas como piedras preciosas, tesoros sin los cuales la religión carecería de sentido, contenido y valor.

Existe una interconexión mágica entre las virtudes reconocidas como universales, tales como la bondad, el amor, la alegría, etc. que al ponerlas en práctica producen un efecto sinérgico, es decir que el resultado de la interacción entre dos o más virtudes es mayor que la simple suma de tales virtudes. El crecimiento de una facilita el crecimiento de la otra. El crecimiento de dos o más virtudes permite la disminución, expulsión y/o eliminación de uno o más defectos. Siempre gana en todo sentido aquel que se enfoca en desarrollar las virtudes.

Si tuviéramos que hablar de religiones desde el punto de vista de las virtudes, podemos decir que la mejor religión es la que contiene y desarrolla el mayor número de virtudes. Cuando hablamos de virtudes la cantidad sí cuenta. Si bien un defecto entre muchas virtudes puede parecerse a un pelo en la sopa o una mosca en la leche, existiendo la posibilidad de arruinar el todo, debido al efecto sinérgico de las virtudes es más probable que el defecto sea vencido por la unión de las fuerzas de las virtudes.

A la luz del Principio Divino, las virtudes son el conjunto de atributos que hacen a nuestra naturaleza original, mientras que los defectos o pecados son el conjunto de factores que conforman nuestra naturaleza caída.

El Reino de los Cielos no es nada más ni nada menos que el lugar o ambiente en donde se experimentan el fruto de las virtudes universales y absolutas.

Los grandes hombres y mujeres de la historia, patriotas y santos son aquellos que manifestaron las virtudes universales.

Para practicar las virtudes se necesita una auto-observación, un conocimiento de las virtudes y de los defectos, el reconocimiento de cuáles falta desarrollar en cada uno y una actitud de predisposición para aplicar frecuente y constantemente la cuota de virtud hasta su máximo desarrollo posible.

Virtudes absolutas y relativas, virtudes complementarias, relatividad de las virtudes.

Si la humanidad no hubiera dado un traspié desde sus comienzos (La Caída) todas las virtudes habrían sido absolutas. Sin embargo por la Caída todos los atributos humanos se pueden clasificar como buenos o malos, verdaderos o falsos. Es por ello que una virtud puede ser absoluta, si está alineada con la Voluntad de Dios o con el propósito cósmico de la Creación o relativa, si está conectada con otro propósito diferente u opuesto. Por ejemplo el amor es una virtud, pero si el amor es predominantemente hacia uno mismo, pasa a ser una virtud relativamente buena (sólo referida al individuo) y hasta puede convertirse en un defecto (egoísmo). Lo mismo con la perseverancia, si se persevera en un plan de acción egoísta, la perseverancia se convierte en un defecto y por el contrario si se persevera en un plan de acción altruista, la perseverancia pasa a ser una virtud propiamente dicha. En este último ejemplo podemos ver dos virtudes complementarias, la perseverancia y el altruismo. Ambas persiguen una meta en común y se ayudan mutuamente para existir como tales.

Las virtudes y una analogía

Se pueden comparar a las virtudes con las diversas formas de energía que existen en el universo (energía calórica, energía eléctrica, energía magnética, etc.) cada una de las virtudes puede tener su frecuencia y longitud de onda, intensidad, etc. Lo mismo que el amor universal y verdadero, el cual puede a su vez subdividirse en amor conyugal, amor paternal, amor, filial, amor fraternal, etc. En pocas palabras profundizar en el tema de las virtudes es una hermosa aventura humana que nos dirige inexorablemente hacia el Ideal del Ser Humano.

"La virtud en sí misma es como el arco iris y su gama de colores son las virtudes"

“Las virtudes son como las flores de un jardín, como las estrellas del cielo, como los colores del arco iris.”

Las virtudes y los líderes.

Está demás decir que un buen líder ya sea religioso, o político es alguien que practica y desarrolla las virtudes humanas, mientras que un mal político es alguien que carece de virtudes o peor aún, que está lleno de defectos. Esto independientemente de si su sistema político o ideología sea buena o mala. Las virtudes mismas hacen que un sistema se convierta en un sistema bueno y la carencia de virtudes hacen de cualquier sistema un desastre.

Virtudes, talentos, valores y cualidades.

Pueden ser todos sinónimos, pero no debemos olvidarnos de que todo depende del contexto, debido al relativismo que reina en este mundo en que vivimos.

Una persona puede ser muy talentosa pero si usa sus talentos para satisfacer solamente sus propios deseos egoístas, sus talentos dejan de ser virtudes (ejemplo, la inteligencia o la valentía).

En cuanto a los valores, pueden diferenciarse de las virtudes porque estos son como la semilla, con el potencial germinativo, en cambio la virtud es la planta entera con sus raíces, brotes, ramas, flores y frutos.

Además las virtudes tienden a lo absoluto y universal mientras que los valores pueden cambiar e identificarse de acuerdo a las diferentes culturas o creencias.

Finalmente las cualidades de una persona se pueden diferenciar de las virtudes porque unas hacen a la personalidad individual independientemente de los resultados, mientras que las virtudes se relacionan directamente con el efecto que produce sobre los demás. Por ejemplo la cualidad de la rapidez, de la efectividad, la buena dicción dependerán una vez más si se la usa o no y si se las aplica para beneficio personal o para el bien de los demás. En este último caso la cualidad y la virtud se hacen sinónimos.

Es necesaria ante todo la virtud del discernimiento por medio de la observancia para reconocer una virtud y para practicarla.

Usar el lenguaje de las virtudes

El lenguaje tiene una gran influencia para potenciar o desalentar. Se fortalece la autoestima cuando se reemplaza un lenguaje encaminado a abochornar e inspirar culpabilidad por el mutuo reconocimiento de las virtudes que exhibimos o por el llamado a las virtudes necesarias. Si se llena el hogar, la escuela o el trabajo con palabras tales como holgazán, estúpido y malo, ésa es la conducta que se obtendrá; pero si se usan palabras tales como valor, solidaridad y flexibilidad, se están potenciando esas conductas, ya sea en un niño, un empleado o un amigo.

El lenguaje de las virtudes puede ayudar a cambiar la cultura familiar, realzando los valores familiares fuertes. Las virtudes en sí proporcionan un sencillo lenguaje de espiritualidad, de maestría y significado, que los padres pueden utilizar para reconocer en sus hijos el esfuerzo y el crecimiento. En vez de rotular al niño como bueno o malo, como chico estupendo o problemático, las virtudes mismas se convierten en el patrón por el cual los niños pueden evaluar sus actos.

En un hogar donde se emplea el lenguaje de las virtudes, por ejemplo, un niño puede pensar: “Hoy tuve dificultades con la paciencia, pero fui solidario poniendo la mesa”. Las virtudes podrían convertirse en las palabras más usadas en las interacciones familiares.

Obviamente, desde el niño más pequeño hasta el abuelo, todos los miembros de la familia pueden beneficiarse con un gentil y sincero análisis de las virtudes. Resulta muy potenciador decidir juntos las virtudes básicas que más aprecie la familia. Todos pueden decidir por ejemplo, que se convertirán en un modelo de paz para el mundo, creando en el hogar una “ zona de paz”, buscando la manera de resolver conflictos que sean una expresión de paz.

La educación de las virtudes

Según el ítem anterior, podemos aplicar el lenguaje de las virtudes para educar e identificar las oportunidades para enseñar. Educar significa “dar a luz” lo que y existe. El papel primero y más importante de los padres es el de mentores de las virtudes inherentes a un niño. Por lo tanto los padres no son dictadores sino maestros; no son amigos ni compañeros sino guías y consejeros. Como educadores, debemos apoyar a nuestros hijos para que crezcan a través de los diversos desafíos de la vida y ayudarlos a convertir en victorias las inevitables pruebas a las que la vida ha de someterlos.

El trabajo primordial de la paternidad es prestar atención; la calidad de esa atención es directamente proporcional al grado de concentración. Prestar atención a los niños es saber qué nuevas capacidades han adquirido de ayer a hoy, y tratarlos con enorme respeto, como seres con un propósito que son. También es ver a nuestro inigualable hijo como el individuo que es. El saludable desarrollo de la identidad se produce cuando padres y cuidadores ven, en verdad, a los niños como personas, y tienen la habilidad de sacar a la superficie lo mejor de ellos.

El elogio inmerecido atribula al niño tanto como una critica. Cuando el reconocimiento se concentra en las virtudes, los niños reciben el reflejo más efectivo que sea posible. Eso les permite verse a sí mismos. Debemos agradecerles y felicitarles el esfuerzo de los niños en expresar una virtud señalándolo, con una mirada, una sonrisa o una palmada suave. No siempre se requieren las palabras. Lo que se comunica es más el espíritu que las palabras. Sin embargo resulta útil reflejar con el lenguaje de las virtudes en el caso en que un niño necesite saber qué aspecto tiene su conducta. “Hoy vi que eras tolerante y que perdonaba a tu amiga por quitarte el camión”; eso, dicho a un niño propenso a reacciones agresivas, le refleja las virtudes que se han visto en él, lo cual las despierta y fortalece. “Noté que hoy estuviste muy firme con tu amiga cuando te quitó el camión”, dicho a un niño propenso a dejar que otros violen sus límites, despierta y fortalece su capacidad de defender sus derechos.

Existen muchas maneras de reconocer una virtud:

“Te respeto por la valentía que demostraste cuando...”

“Quiero agradecerte la valentía de haber...”

“Veo que estás portándote con valentía...”

También existen muchas maneras de corregir utilizando el lenguaje de las virtudes:

“Sé bondadoso por, favor.”

“Ten paciencia, ya vamos a servir el helado”.

“En este momento necesito un poco de consideración. ¿Podrías bajar la voz, por favor?”

Todas las actividades humanas son un campo de entrenamiento para las tantas virtudes existentes. En el hogar, en la escuela, en el trabajo, jugando, haciendo deportes, etc.

Por ello, haciendo uso de la creatividad podemos idear las mil y una maneras de enseñar las virtudes. Por ejemplo, juegos y entretenimientos con virtudes, organizando reuniones familiares y con vecinos una o varias veces a la semana para leer una virtud por vez, contar anécdotas en donde uno haya visto en otros o practicado una virtud, creando un taller de virtudes, un club de virtudes, una escuela de virtudes, etc.

Nadie es dueño de la verdad y en este asunto no me interesa patentar ideas, esto sería muy egoísta de mi parte, lo que sí me interesa más bien es difundir las ideas-propuestas centradas en este tema y quien posea mayores y mejores medios y recursos para difundirlas mejor, pues manos a la obra!, porque a mi parecer la humanidad lo está necesitando urgentemente (consciente o inconscientemente está hambrienta de verdaderas virtudes) en pro de un mundo más unido, pacífico y verdadero.

A continuación presento una lista de 50 virtudes con sus respectivas definiciones, ejemplos de porqué son necesarias practicarlas y cómo podemos practicarlas.

Deseo sinceramente que este proyecto pueda trascender difundiéndose en todos los hogares y establecimientos educativos del mundo, fomentando la educación de las virtudes y la práctica de las mismas en la vida cotidiana.

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