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Teorías Del Desconcierto


Enviado por   •  10 de Octubre de 2014  •  1.484 Palabras (6 Páginas)  •  364 Visitas

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¿Tiene futuro el futuro? Una pregunta que acompaña como la interrogante a través del escrito teorías del desconcierto, al finalizar cada capítulo tienes la posibilidad de acercarte más a la reflexión de dónde vives, en que tiempo e inclusive en que dimensión.

El tiempo, una variable necesaria para el estudio de la física cuántica. Pero esta vez no solo se aborda desde una perspectiva diferente, como una variable frágil, cambia y se mueve, también como un punto de relación con la fuerza de la vida y de la eternidad, es decir un tiempo infinito según los griegos.

Esta variable, indiscutiblemente necesaria para poder asumirse en el tiempo y espacio, hizo que un hombre pasara a la historia por el interés en este concepto denominado tiempo. Albert Einstein pudo aportar que no existía un tiempo ni espacio absoluto, dejando en claro que la percepción del tiempo es diferente para cada hombre en la tierra con lo que se puede llegar a entender por qué en hoy día en nuestra sociedad se tiene la impresión de que todo el tiempo avanza más deprisa.

Los avances tecnológicos y científicos han superado la capacidad de asimilación de los seres humanos, llegando como una fuerte tsunami que golpea la costa y como todo tsunami, con un peligro, el peligro de que si se sigue avanzando a un ritmo tan vertiginoso se podría llegar a un punto prácticamente infinito. Ilya Prigogine, premio Nobel de Química en 1977, observo de igual forma que se está desplazando de un mundo de certezas a un mundo de probabilidades.

Es esta una prueba de que nadie domina el futuro. El desconcierto y la perplejidad constituyen el argumento de muchos análisis sociales en el siglo XXI con el fin último de tan deseada premonición del futuro.

Después de la Segunda Guerra Mundial todo el mundo pensó que se entraba en una nueva era. Con la victoria de una verdadera democracia, esa forma de gobierno en la que muchos esperan encontrar ese mundo feliz.

Desafortunadamente los acontecimientos que vendrían a continuación, el ataque del 11 de Septiembre de 2001 en los Estados Unidos de América como un ejemplo del escrito de Santiago Ramentol mostrarían que aún falta una posible última batalla que luchar.

Es aquí cuando el texto cita a un estadounidense de nombre Francis Fukuyama lanzando una nueva premisa, el fin de la historia. Nace un nuevo orden pero no de paz, uno convertido en desconcierto.

Se ha entrado en un laberinto de complejidad en aspectos políticos, sociales, económicos, científicos, etc. Las desigualdades que surgieron y seguirán surgiendo no solo afectarán al tercer mundo, también a los mismos países ricos. Todo esto siempre alrededor del tan hablado tiempo, ahora mezclándose la aceleración del tiempo con la complejidad como compañías inevitables.

Ya no se habla de complejidad como un problema de índole filosófico ahora juega un papel de problema en materia matemática, fisca, biológica e histórica.

Es importante descifrar el futuro, este del que se habló desde la primera línea, en busca de solución a todos estos paradigmas, pero este representa un gran reto para la inteligencia humana pues implica el interpretar algo oscuro y enigmático, más allá de la realidad, como si se intentase capturar el viento con la palma de tu mano.

Para Norman Mailer, “la democracia nace de muchas batallas humanas, individuales y sutiles, que se libran a lo largo de décadas e incluso siglos […] suponer que alegremente que podemos exportar la democracia a cualquier país que queramos puede servir, paradójicamente, para instigar más el fascismo […]la democracia es un estado de gracia que sólo alcanzan los países que poseen gran cantidad de individuos dispuestos no sólo a gozar de la libertad, sino a trabajar duramente para mantenerla”.

He aquí la premisa de Fukuyama ahora pasando a un juicio, esta democracia como el final de la historia, abriendo un gran debate para el siglo XXI.

Teorías del desconcierto nos habla ahora de Francis Fukuyama como un pensador en busca de la dirección de la historia de la humanidad, la libertad definitiva, la felicidad eterna, la perfección absoluta.

Este autor creía en el progreso, como un proceso ascendente y positivo que permitía pasar de un estado inferior a uno superior.

Pero ahora nueva interrogante era quienes conformaban a este nuevo orden superior, dado esto entra en la escena Kennedy, un pensador británico que buscaba las conexiones que permitieran predecir la potencia y capacidad de supervivencia de las naciones del futuro.

Pero ¿cómo buscaba estas conexiones?, estudió las

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