VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN CHILE

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La Violencia Contra la Mujer en Chile

Hernán Zúñiga Abraham

Mag. Gerencia y Políticas Públicas

INTRODUCCION

Uno de los principales problemas que han enfrentado los expertos para el estudio de la violencia o para considerarla como un tema de salud pública, ha sido la falta de una definición clara, toda vez que hay un crisol de formas en que esta se manifiesta plasmado a la vez por miríada de culturas, costumbres, normas sociales, valores y códigos morales existentes en los distintos países del mundo, en donde varían las definiciones de comportamientos aceptables, o de lo que constituye un daño.

Es por esta gran variedad de miradas de que en la mayoría de las veces se prefiere hablar de las violencias y no de la violencia en singular, surgiendo definiciones particulares para cada tipo de violencia a estudiar. Por tanto, la violencia puede definirse de muchas maneras, de acuerdo al propósito que se quiera profundizar.

En este contexto, la OMS, en su portal corporativo, define la violencia como:

(…) el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte^[1].

Asimismo, en el Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, la OMS se refiere a la violencia como

El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones^[2].

Como sea, la violencia constituye un componente inexorable de la condición humana, un fenómeno que está muy difundido en la sociedad y ha calado hondo en esta, afectando a todos sin distinción de género, edad, o raza, causando muertes y daños colaterales: cuando muere una persona por causas violentas, muchas otras resultan heridas y sufren una diversidad de problemas físicos, sexuales, y psíquicos que comprometen el bienestar de los individuos, de las familias y de las comunidades.

Es por esta razón que en 1996, la 49.a Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución WHA49.25, en la que se declara que la violencia es un problema de salud pública fundamental y creciente en todo el mundo, resaltando las graves consecuencias de la violencia, tanto a corto como a largo plazo, para los individuos, las familias, las comunidades y los países^[3].  

En este sentido, con el ánimo de ir desagregando los distintos tipos de violencia y buscar un tratamiento especial y focalizado, ha surgido en las últimas décadas la violencia contra la mujer, considerándose en muchos países con un problema público.

Sin embargo, esto no es un fenómeno de los tiempos modernos. A lo largo de la historia de la humanidad las mujeres han tenido que soportar discriminación y trato desigual, negándoseles sus derechos más básicos, como derecho a educación, derecho a decidir sobre su propio cuerpo y sexualidad, derecho a voto, a propiedad, a trabajar, a administrar sus bienes, etc. Esto frecuentemente ha venido de la mano por una cultura androcéntrica, en donde se han   concepciones y estereotipos asociados al rol femenino en una sociedad.

Sin ir más lejos, en la historia de nuestro país podemos dilucidar un camino de servicio y humillación que han tenido que cargar las mujeres, lo cual podemos encontrar por ejemplo en los relatos sobre las mujeres indígenas luego de la conquista en Chile, en donde muchas veces tuvo que cumplir tareas como manceba, sirvienta o esclava.

Es por esto que el Estado de Chile ha intentado avanzar en esta materia, mejorando la legislación, implementando políticas, principalmente a través del Ministerio de la Mujer y equidad de Género, y colaborando también con actores claves de la sociedad civil, junto con formar parte de acuerdos y convenciones internacionales. No obstante ello, nuestro país aún mantiene una gran deuda, lo cual presiona al Estado ha seguir invirtiendo esfuerzos y recursos humanos, intelectuales y económicos en pro de ir avanzando a una equidad de género integral y erradicación de la violencia contra la mujer.

El siguiente ensayo intenta exponer algunas ideas generales relativas al concepto de la violencia contra la mujer, entendiendo que este es un flagelo que subyace al concepto general de violencia y que se trata de un flagelo que se ha constituido en Chile como un problema público, toda vez que atenta contra los derechos humanos.    

El ensayo parte entregando una reseña y explicación general sobre qué se entiende por problema público y políticas públicas, recogiendo definiciones y conceptos de diversos autores.  Luego se intenta entregar una sinopsis en cuanto a la violencia contra la mujer como problema público, tratando de dilucidad de qué manera el Estado de Chile se ha ido haciendo cargo de este fenómeno.

Luego se presenta la Violencia Intrafamiliar y la Violencia contra la Mujer como conceptos, aportando definiciones tanto de nuestra legislación como de convenios internacional. Se sigue con un recuento  histórico de los esfuerzos legislativos y de participación internacional que ha hecho Chile en la materia, continuando con una breve visión histórica y  estadística respecto de la violencia contra la mujer en Chile.

Finalmente, se detalla de qué manera el Estado de Chile ha ido implementando diversas políticas públicas, principalmente a través del Ministerio de la Mujer y equidad de Género, para terminar con un análisis de la efectividad de tales políticas, poniendo de relieve opiniones de actores claves.

PROBLEMA PÚBLICO vs. POLÍTICAS PÚBLICAS

¿Qué características debe tener un problema para considerarlo como problema público y qué condiciones deben darse para que amerite la  intervención del Estado o de política pública?

Cuando una situación o contexto afecta negativamente a un gran número de personas, se le considera un problema público, en donde debe intervenir el Estado a través de una política pública. Los problemas que pueden surgir a nivel colectivo pueden ser de mucha índole, como alteración al medio ambiente, armonía o bienestar de una comunidad, violencia, etc.

No obstante, no todos los problemas que surjan pueden ameritar la intervención del Estado, sino que deben darse ciertas condiciones para ello.

Según Gary Becker (1995), un problema es reconocido como problema social cuando muestra carencias objetivas en la sociedad y; cuando los actores con poder califican a esa situación como problema público^[4].

Para determinar las carencias objetivas en la población, sus características y alcance, hay que levantar evidencia mediante estudios e informes que den cuenta  que en la sociedad, o en una comunidad en particular ha surgido una situación que afecta negativamente el bienestar y la armonía, las posibilidades de desarrollo o progreso, la convivencia social, el medioambiente o la existencia misma de la comunidad.  

Por otra parte, para enfrentar un problema público, es preciso la participación de todos los actores de poder, esto es, las personas y la política pública, quienes validarán las carencias objetivas de la población como un problema público. Esto significa que, de acuerdo a Mauricio Olavarría Gambi (2007), una situación recibirá la denominación de problema público cuando un determinado grupo, con influencia y capacidad de movilizar actores de poder, considera que la situación actual no es aceptable y que es necesaria una intervención de política pública para remediarla^[5].

¿Qué son las políticas públicas?

Para dar desarrollo a esta pregunta, podemos indicar que las políticas públicas tienen que ver con las acciones, decisiones y omisiones por parte de los distintos actores involucrados en los asuntos públicos o, dicho de otra forma, se refiere a lo que los gobiernos hacen, y dejan de hacer, para hacer frente a los problemas sociales, cuyos principales destinatarios son los ciudadanos y que pueden afectar, positiva o negativamente, intereses contrapuestos.

Como suele suceder en las ciencias sociales no existe una única definición de políticas públicas, aunque la mayoría concuerda o tiene en común definir las políticas públicas como las acciones (o inacciones) del Estado para solucionar ciertos problemas públicos^[6]. Dentro de la variedad de definiciones, podemos encontrar distintos enfoques, en donde los autores subrayan énfasis a la hora de definir el concepto de política pública. Así, por ejemplo, hay autores que se refieren a la finalidad de la decisión, otros enfocan su atención en la decisión misma que hace surgir una política pública, otros aluden al poder, etc.

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