Ética Y Corrupción
GabaCabrera2 de Marzo de 2014
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Significado de ética
La ética se define como una disciplina filosófica cuyo propósito es reflexionar sobre la moral que el hombre desarrolla en la sociedad. Se dedica al estudio de los actos humanos, los valores (ética axiológica) y las reglas de comportamiento (ética normativa), que contribuyen al bien común o bien de todos; por consiguiente entraña una idea del bien y del mal.
El origen de la palabra ética proviene del latín “ethos” que significa “costumbre” por consiguiente su significado etimológico se define como teoría de las costumbres.
Significado de corrupción
Corrupción es lo contrario de ética ya que implica la negación de esta.
La palabra corrupción proviene etimológicamente de dos voces: Co y romper. Es lo que rompe o descompone lo bueno. Es el conjunto de antivalores y costumbres que depravan, alteran, degeneran o envilecen al ser humano obstaculizando el desarrollo económico y social.
Relación entre ética y corrupción
Ética y Corrupción constituyen dos polos opuestos de la conducta humana ya que la corrupción se da por la falta de ética.
Los valores éticos, como los antivalores de la corrupción, son rasgos de carácter, o modos de ser que se manifiestan en el hogar, en el trabajo y en la vida social; se aprenden en los primeros años de la vida, tomando principalmente como modelo el ejemplo personal de los padres.
La ética, se ha convertido en una demanda común de nuestras sociedades; esto a partir de la expansión de la corrupción en la población.
Para que la humanidad pueda tener mejores condiciones de vida es necesario poner en práctica los actos y valores enunciados por la ética mediante la aplicación de la moral
Reisman (1981) traza una distinción que resulta fundamental para comprender las diferencias que existen entre los sistemas éticos. Dice el autor: en cualquier proceso social el observador puede distinguir un sistema mítico que expresa claramente todas las reglas y prohibiciones y un código práctico que dice a los ‘operadores’ cuándo, cómo y por quién pueden hacerse ciertas cosas prohibidas por las reglas.
Siguiendo este razonamiento vemos que existen dos sistemas normativos: uno que se supone que se aplica y que las elites alaban de la boca para afuera (normas míticas) y otro muy distinto que es el que se aplica en la realidad (código práctico). Los ciudadanos, funcionarios públicos o no, que actúan amparados por el código práctico saben que están violando las normas míticas y, por lo tanto, deben actuar discretamente. Así, quienes actúan de acuerdo a las normas míticas se encuadran dentro de la ética principista (o de la intención) mientras quienes orientan su conducta en función de los códigos prácticos adoptan la ética utilitarista (o de la responsabilidad). Por ello es muy peligroso para la sociedad que, desde posiciones de poder, se proponga transformar las normas míticas en reglas prácticas.
La corrupción se da principalmente por la busca de poder (económico, político o social). Si se estimula el éxito a cualquier costo, la corrupción se hace presente casi inevitablemente.
Cuando un pueblo jerarquiza al desarrollo económico por sobre otros intereses, acude a cualquier medio para lograrlo perdiendo credibilidad frente a aquellos otros países que podrían contribuir con su capital a su desarrollo. En una sociedad donde todo el mundo se preocupa excesivamente por el bienestar económico inmediato, nadie piensa en el conjunto ni en el largo plazo, de esta manera se obtiene como resultado lo que nadie desea: el fracaso económico de la sociedad como un todo.
La personas que conformamos la sociedad en la actualidad podemos llamarnos corruptas, no porque todos roben sino porque mostramos una imagen de autores, cómplices, encubridores o, lo que es peor aún, indiferentes.
Para
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