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Análisis E Investigación Del Libro "Martín Fierro" De José Hernández


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  10.160 Palabras (41 Páginas)  •  436 Visitas

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José Hernández: Vida y obra – Contexto histórico

Nace nuestro poeta el 10 de noviembre de 1834, en la chacra (granja o alquería, derivado de una voz quechua) de Pedriel, a medio centenar de kilómetros de la capital argentina. Su padre se llamaba Pedro Pascual Rafael Hernández, procedente de una familia de rancio abolengo federal. Su abuelo paterno, José Gregorio Hernández Plata, había arribado al país en 1779 y, junto con Alzaga, fueron los dos únicos miembros del Cabildo que se opusieron a que el Virreinato del Río de la Plata quedara al mando de Santiago de Liniers, el vencedor de los ingleses en 1806, por ser este de origen francés.

La madre era doña Isabel de José Cipriano Pueyrredón y Dogán, perteneciente a una empecinada familia de "unitarios"; él y sus hermanos (excepto uno que era canónigo) lucharon como jabatos junto a Juan Martín Pueyrredón (tío abuelo de José Hernández), brigadier general y director supremo de las "Provincias Unidas" entre los años 1816 a 1819.

El abuelo de nuestro escritor, hermano de Juan Martín, había ayudado a constituir el cuerpo de Húsares del rey o de Húsares de Pueyrredón, reclutando entre la mejor juventud de Buenos Aires hasta completar cien plazas y muy útil para frenar la codicia inglesa, que había puesto los ojos una y otra vez en las ricas Provincias del Plata.

¿Tendría éxito el casamiento de un "federal" con una "unitaria"? De nada sirvió que el abuelo paterno de José Hernández intentara oponerse al enlace. La boda siguió adelante y, como la novia era menor, fue necesario solicitar la venia judicial.

José Hernández fue bautizado ocho meses y medio más tarde de su venida al mundo, concretamente el 27 de julio de 1835 en la parroquia de la catedral del Norte, actual Iglesia de la Merced. Y al parecer tras imponerle los nombres de José y Rafael, las aguas bautismales fueron bálsamo para las tirantes relaciones entre ambas familias. Ese mismo año, Juan Manuel de Rosas (1793-1877), tras una sangrienta expedición al "desierto del sur", arrebatando a los indios 100.000 km2 de tierras, fue proclamado en Buenos Aires gobernador y capitán general. Por espacio de dieciséis años, la dictadura de Rosas se enseñoreó de Argentina gracias a su tristemente famosa policía: la "Mazorca". En su haber positivo se halla la abolición de la esclavitud mucho antes de que lo hicieran otros Estados americanos. Por eso llegó a ser casi venerado por los negros. Un año antes de haber conseguido las más altas magistraturas de la nación, los ingleses se habían apoderado del frío pero estratégico archipiélago de las Malvinas, auténticamente argentino por mucho que lo enmascararan argumentando su descubrimiento por los británicos y su transformación en las islas Falkland: de nada serviría la protesta rosista.

Mientras los padres del pequeño José Rafael se encargaban de la administración de las estancias (auténticos maxi-latifundios de explotación industrial-ganadera a base de peonaje y en donde el absentismo de los dueños era proverbial), su tía doña Victoria Pueyrredón de Pueyrredón, "mamá Totó", le enseñaría las primeras letras antes de entrar en la escuela.

Como los Pueyrredón se hallaban unidos a la causa unitaria, casi todos se vieron obligados a emigrar por miedo a la "Mazorca". En 1839-840 la furia de Rosas se hizo más patente, fracasada la conspiración de maza. Para evitar caer en manos de la "Mazorca", "Mamá" Totó y su marido, con el pequeño José Rafael, huyeron en su coche de caballos (llamado "volanta") y dejaron al futuro poeta en casa de su abuelo paterno en Barracas, no lejos del Riachuelo, en donde permaneció hasta los nueve años.

José Hernández inició allí su vida escolar, llena de sobresaltos por las tensiones políticas. Cuando tenía once años cayo gravemente enfermo, al parecer por una infección pulmonar. Los especialistas prescribieron la interrupción de los estudios y su marcha inmediata al campo. Aprovechando las inspecciones realizadas por su padre como mayordomo de Rosas, marchó con él a las estancias del sur y pronto, como por encanto, recuperó la salud.

En aquel viaje, en el que se infiltró hasta lo más recóndito de su espíritu todo cuanto encerraba la Pampa, le acompañó su hermano Rafael. En 1843 perdieron a su madre y nueve años más tarde ambos quedaron totalmente huérfanos al morir, alcanzado por un rayo, el padre. Entonces se alistaron en el ejército, pues su orgullo les impedía pedir ayuda a sus familiares. Así de la gran escuela del campo pasaban a la siempre contradictoria experiencia de la milicia.

En 1852, el general Justo José de Urquiza (1801-1871) levantó la federación de las Provincias Argentinas y su famoso Ejercito Grande derrotó a Rosas en la batalla de Caseros. Poco después Urquiza era nombrado presidente de la Confederación Argentina para el período de 1854-1860, pero como Urquiza había promulgado una Constitución federal, algunas provincias, como Buenos Aires, donde gobernaba Mitre, continuaron la lucha y Urquiza tuvo que elegir por el momento como capital de su gobierno a Paraná.

Hilario Lagos, lugarteniente de Urquiza, tras sitiar Buenos Aires, se enfrentó con una leva de milicianos, gauchos e indios dirigida por Faustino Velasco y el la que iba José Hernández. Los "rosistas" fueron descalabrados y Faustino Velasco perdió la vida.

José Hernández no se desalentó y, bajo la bandera del general Hornos, partió poco después al encuentro de las tropas licenciadas del general Lagos, que fueron vencidas en la batalla de tala el 8 de noviembre de 1854.

En 1858, en unas de las elecciones tenidas por fraudulentas, Valentín Alsina resultó elegido gobernador de Buenos Aires. Paralelamente surgió el partido federal reformista, que proyectaba la reconciliación porteña con Urquiza a través del periódico "La Reforma Pacífica", dirigido por Nicolás Antonio Calvo; fue entonces cuando José Hernández dijo adiós a las armas de fuego para luchar con unas armas menos comprometidas: la pluma y la prensa.

Nuestro poeta pasó entonces a Paraná y publicó el folleto Las dos políticas, siguiendo la doctrina de Alberdi, que en mayor o menor grado Urquiza había hecho suyas. En Paraná, sede por entonces del Congreso Nacional, encontró un ejemplo de tenedor libre en la casa de Ramón Puig, que después sería yerno del general López Jordán. Al mismo tiempo pudo colaborar en El Nacional Argentino. Vagabundeará por la ciudad y en especial el mercado, recogiendo los chistes y dichos gauchescos de los carniceros,

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