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Curriculum


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  3.412 Palabras (14 Páginas)  •  223 Visitas

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Curriculum y transversalidad:

Una reflexión desde la práctica

Abraham Magendzo K. (Chile)

http://www.magisterio.com.co/web/index.php?option=com_content&view=article&id=435:investigacion&catid=45:revista-no-16&Itemid=63

A manera de presentación

Los especialistas en curriculum tenemos siempre la tendencia de comenzar nuestros trabajos intentando definir qué es el curriculum. Esto no es, a mi parecer, un inicio trivial, especulativo o simplemente académico. Por el contrario, hoy con los cambios profundos a nivel social y del conocimiento se hace muy necesario precisar la complejidad de los elementos que intervienen en las decisiones curriculares. De esta manera, el curriculum se hace más pertinente y por sobre todo más inteligible, en especial para los docentes que son en definitiva quienes lo implementan.

Por su parte, la transversalidad es un enfoque dirigido al mejoramiento de la calidad educativa, y se refiere básicamente a una nueva manera de ver la realidad y vivir las relaciones sociales desde una visión holística o de totalidad, aportando a la superación de la fragmentación de las áreas de conocimiento, a la aprehensión de valores y formación de actitudes, a la expresión de sentimientos, maneras de entender el mundo y a las relaciones sociales en un contexto específico. De esta manera, se hace posible introducir las preocupaciones de la sociedad, tanto en el diseño curricular como en las prácticas educativas. Desde esta visión se busca aportar a la formación integral de las personas en los dominios cognoscitivo, procedimental y actitudinal; es decir, en los ámbitos del saber, saber hacer y del ser, a través de los procesos educativos; de manera tal, que los sujetos sean capaces de responder de manera crítica a los desafíos históricos, sociales y culturales de la sociedad en la que se encuentran inmersos.

El hacer curricular

1. La primera pregunta que surge es qué estamos entendiendo por curriculum y por el acto de hacer curriculum. Por supuesto que reafirmo lo que dijera hace ya un tiempo, que el curriculum es el resultado de un proceso de selección y organización de la cultura para su enseñabilidad y su aprendizaje (Magendzo, 1986). Es importante reiterar que este proceso no sólo tiene lugar en las esferas societales, para usar un término acuñado por John Goodlad, sino que también en el nivel local, institucional y de aula (Goodlad, 1966). Se selecciona y se organiza la cultura al definir las políticas educacionales, al identificar los grandes fines de la educación, al determinar los marcos curriculares mínimos del sistema, al elaborar los programas de estudio, al redactar y estructurar los textos escolares, al seleccionar las páginas computacionales, al desarrollar los instrumentos de evaluación, entre otros.

1.

Debemos recordar que cuando estamos haciendo referencia al curriculum, estamos definiendo el conocimiento al que se espera los estudiantes accedan y aprendan de acuerdo con determinados procedimientos. El currículo escolar, entonces, representa el conocimiento que se ha codificado de una cierta forma. Esto es lo que Michael Apple ha denominado elconocimiento oficial (Apple 1997).

1.

Elaborar curriculum es una tarea bastante más compleja hoy de lo que lo fue en el pasado. En el presente intervienen, como nunca antes, una diversidad de actores sociales que antes estaban marginados de este proceso. Además de los especialistas y profesores, participan empresarios, trabajadores, padres y madres de familia, apoderados, miembros de la comunidad, estudiantes, etc. Cada uno aporta desde sus muy personales visiones de mundo y desde la concepción que tienen del rol que le cabe a la educación en la sociedad. En muchas ocasiones estas visiones son discrepantes y a veces antagónicas ya que están en juego intereses distintos. Esto significa que para elaborar un curriculum consensuado necesariamente hay que “negociar saberes”. Por lo tanto, hacer curriculum hoy, es buscar consensos en las diferencias, tarea que como todos sabemos no es del todo simple.

1.

Si pudiéramos caracterizar nuestra época debiéramos decir que el proceso de producción y difusión del conocimiento está en el centro de los desafíos. Se deben considerar dos planos; el plano interno, esto es el de la ciudadanía; y el plano externo, que abarca la globalización y la competitividad internacional (Drucker, P. 1987). En esta perspectiva, si el curriculum desea ser pertinente, necesariamente debe buscar un equilibrio adecuado entre la dimensión ético-valorica y los comportamientos propios de la moderna democracia y ciudadanía. Se exige del curriculum que tenga en consideración tanto la generación de capacidades y destrezas indispensables para el crecimiento basado en el progreso técnico compatible con el crecimiento económico, como con la equidad social y la democratización política.

1.

En esta perspectiva, Michael Young (1999) identifica algunos rasgos centrales que distinguen a un Curriculum del pasado de unCurriculum del futuro. El primero implica un concepto de conocimiento y aprendizaje “para sí mismo“ (for its own sake); está preocupado preferentemente por transmitir el conocimiento existente; valoriza más el conocimiento de las materias que aquel referido a las relaciones entre materias; y asume una jerarquía que establece fronteras entre el conocimiento escolar y el de la vida cotidiana, creando de esta forma el problema de la transferencia del conocimiento escolar a contextos no escolares. Por el contrario, el Curriculum del futuro manifiesta un concepto transformativo del conocimiento, donde radica su poder y sentido, ya que intenta mostrar a los estudiantes que ellos pueden actuar sobre el mundo. Se focaliza en la creación de nuevos conocimientos, así como en la transformación del existente y hace hincapié en la interdependencia de las áreas del conocimiento y en la relevancia del conocimiento escolar en los problemas del diario vivir.

1. Podríamos sumar a la mirada del “Curriculum del futuro” la definición que Flores (1993) tiene sobre la flexibilidad auténtica o verdadera para diferenciarla de los extremos de la rigidez y la hiperflexibilidad, cada una de las cuales encarnan agentes sociales y espacios sociales diferentes. Según este autor, la rigidez encuentra su mayor auge en el espacio cartesiano y se entroniza en la idea del control en la vida intelectual y social. Su estilo expresa las características de este espacio social, fundado en la jerarquización, la disciplina y la predictibilidad; donde los agentes sociales más apreciados eran los de la conocida tríada: burócrata-experto-planificador. La hiperflexibilidad, por otra parte, corresponde a la tríada mercenario-especialista en know-how-nómada-electrónico, tres personajes que expresan las características de una heterarquía radical (niveles de poder heterogéneos), siendo el conocimiento dominio de artefactos útiles y ámbito de acción donde cualquier cosa es posible. La flexibilidad auténtica ubica a un actor social que no está presente en ninguno de los modelos anteriores y la tríada que la caracteriza es la de emprendedor-democrático-solidario. Este personaje, creador de futuro, es designado con el nombre de “agente transformador”, una persona que está en contacto con una sensibilidad histórica de los espacios sociales y sus prácticas, que es donde surge la identidad de las personas y las cosas. El agente transformador sabe que en el mundo de la hora presente hay flujo y movimiento y que es posible aprovechar ese flujo para desplazar poderes y proponer productos, servicios y nuevas ofertas. No le preocupa no saber (lo cual paralizaría, por ejemplo, al burócrata y al experto). El agente transformador se conduce con prudencia y sabe cómo contactar y fundar redes de gente que le aporten las capacidades necesarias para llevar a buen fin un proyecto: trabaja en equipo, los moviliza y los forma. Tiene una sensibilidad atenta a las situaciones de ruptura y las aprovecha como posibilidades de atracción a los demás por el futuro que sabe proponer un futuro destinado a hacer la vida más significativa tanto para él como para los otros. Se nutre espontáneamente en la vida comunitaria. Considera la innovación como un fenómeno asociado al trabajo y no como un rayo que desciende de las elites. Se auto impone el compromiso de aunar voluntades y sabe aceptar la disidencia y el conflicto con espíritu positivo, reconoce en ellos la variedad de la vida humana, componentes indispensables para llegar a una resonancia y no a la unificación hegemónica.

1. En la literatura curricular existe en la actualidad una marcada tendencia –como producto de la complejidad de demandas sociales, culturales, morales y productivas que se le hacen al curriculum– de dimensionarlo como algo más que una colección de disciplinas y de contenidos. Se exige precisar, además, las habilidades, actitudes, competencias y patrones de comportamientos que deben ser aprendidos, los valores implícitos y explícitos que se incorporan a la educación, las formas de enseñar y aprender, los aprendizajes esperados, niveles de logro que se desea alcanzar (estándares), etc.

La transversalidad

1.

La transversalidad ha sido incorporada en casi todas las reformas curriculares de distintos países. En algunos en calidad de temas-contenidos; en otros, como habilidades, actitudes y/o valores transversales.

1.

La transversalidad se plantea como ligada a una educación cuyo propósito central es la formación para la vida, atendiendo a dimensiones personales, sociales valóricas y cognitivas.

1.

La transversalidad adquiere particular valor y fuerza precisamente para el propósito de alcanzar un equilibrio entre una educación que prepare para la productividad y el empleo, pero que incluya en ella una fuerte formación valórica, tanto personal como social. Efectivamente, la transversalidad apunta a la formación de personas con autonomía moral e intelectual, capaces de comprometerse con su propio desarrollo y el de la sociedad, cualidades centrales para una inserción social responsable y activa, tanto en las esferas productivas como ciudadanas.

1.

Los temas transversales incluyen tópicos que hacen referencia, preferentemente, a contenidos emergentes e integradores. Constituyen nuevos ámbitos curriculares que vienen a enriquecer la experiencia de los estudiantes. Cumplen con el cometido educacional de abrir el curriculum y la escuela a los grandes problemas sociales, éticos, económicos, tecnológicos y culturales que la sociedad nacional e internacional está confrontando en la actualidad. Plantean, también, situaciones y problemas que los estudiantes confrontan en sus vidas cotidianas como resultado de los procesos de modernización, globalización, cambios culturales y conflictos sociales… Así, por ejemplo, son temas transversales:

1.

Los derechos humanos

El medio ambiente y el desarrollo sustentable

La paz

El género

La multiculturalidad

La vialidad

La tolerancia y la no-discriminación

La sexualidad

La tecnología

Los medios de comunicación

El consumo

La ciudadanía y la democracia

La diversidad

1.

Cada país, a partir de su propia experiencia y diseño curricular, ha ido adoptando la transversalidad desde distintas modalidades o estrategias. En esta variedad, no podemos establecer que unas sean mejores que otras. Todas ellas parten de un principio fundamental, el cual es el de definir un conjunto de aprendizajes que no se inscriben en una sola disciplina y que responden a las necesidades de formación que la sociedad demanda a la educación en la actualidad. Es decir, a través de la transversalidad, la educación avanza desde la superación del paradigma tradicional enciclopedista, hacia un paradigma formativo integrador y holístico. “El curriculum –con una visión de futuro– inscribe temas, contenidos, habilidades y valores que se relacionan con la cultura democrática, la multiculturalidad, la ética y la postmodernidad, en definitiva, con un curriculum crítico.” (Magendzo, 2001)?.

Relación curriculum y transversalidad

1.

La transversalidad se hace cargo con plenitud de la mirada de un “Curriculum de futuro”. Es así como la transversalidad se inserta en la línea de formar al estudiante como una persona que, en el plano intelectual, es capaz de transformar y crear nuevos conocimientos, a través de la investigación y el procesamiento de información, de la capacidad de resolver problemas de manera reflexiva y metódica, con una disposición crítica y autocrítica, ligándose especialmente con los problemas del diario vivir.

1.

La transversalidad se operacionaliza y encuentra expresión tanto en el curriculum explícito e implícito, es decir es asumida por el curriculum en su conjunto. En efecto, se puede afirmar que no hay asignatura que pueda desligarse de la transversalidad, ni otra que se los apropie excluyendo a las demás. Su desarrollo es responsabilidad compartida de todas ellas.

1.

Las disciplinas de estudio se enriquecen al incorporar contenidos, habilidades, actitudes y valores transversales. Por sobre todo, a través de la transversalidad, las distintas disciplinas se aproximan y refuerzan mutuamente en torno a propósitos comunes, rompiendo así la fragmentación y segmentación del conocimiento.

1.

La transversalidad aporta principalmente una mirada crítica que permite interrogar a los contenidos programáticos del curriculum. Se trata de identificar en dichos contenidos, a través del ejercicio de la pregunta y la problematización, sus aportes al desarrollo de las dimensiones afectiva, intelectual, ético-valórica y de convivencia social y democrática.

1.

La transversalidad forma parte integral de los contenidos y actividades de los programas de estudio, se integra a ellos, es parte de ellos. Se trata de que los estudiantes alcancen los contenidos/habilidades/actitudes y valores transversales a medida que se desarrollan las unidades del Programa, no en forma separada de ellas. No es preciso “salirse del programa” para integrar aprendizajes valóricos, afectivos, intelectuales y de convivencia; la necesidad de avanzar en el programa deja de ser una excusa para evadir estas dimensiones del desarrollo de los estudiantes. Las metodologías de enseñanza/aprendizaje con que se abordan los contenidos y objetivos programáticos son claves para integrar la transversalidad.

1. La transversalidad, también, tiene presencia en el curriculum implícito, en el currículum oculto de la escuela. Pasa a formar parte central de la “cultura de la escuela”. La cultura escolar hace referencia a los mensajes valóricos, sociales e intelectuales que se entregan y que los alumnos y alumnas reciben desde el clima organizacional, en las formas de gestionar los procesos administrativos y curriculares, en los estilos de relación interpersonal, en las normas de convivencia y en los espacios de participación del estudiantado. En la cotidianeidad de la escuela, en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en las diversas interacciones que se suceden día a día en las aulas y en todas las manifestaciones de la vida escolar, son vividos intensamente valores como la libertad y la autonomía, la generosidad y la solidaridad, el respeto por los actos justos, la verdad, los derechos humanos y el bien común.

1.

Abordar el curriculum oculto en la cultura escolar resulta perentorio, por cuanto en ella los estudiantes están recibiendo mensajes y construyendo saberes afectivos, intelectuales, valóricos y sociales que, de no ser evidenciados, analizados y conceptualizados, pueden resultar contradictorios con los propósitos de la transversalidad, invalidando desde la cultura escolar, algunos objetivos que se intencionan desde las disciplinas de estudio.

Dificultades y obstáculos de la transversalidad en el curriculum

Parece necesario relevar algunas de las dificultades, que en mi opinión, la transversalidad ha enfrentado en su incorporación al curriculum:

1.

Mirada fragmentada de la escuela: Ha sido característica histórica de la escuela la fragmentación del conocimiento, la parcelación de los espacios y de los tiempos, la separación de las disciplinas de estudio en asignaturas aisladas unas de las otras, la desvinculación entre la escuela, la comunidad y el mundo cotidiano de suerte que se han levantado barreras que las mantienen incomunicadas. Por su lado, la transversalidad por definición tiene un carácter comprensivo y general, y por lo tanto requiere de una mirada más holística, integral y sistémica de la cultura escolar y de su curriculum.

1.

Cultura escolar homogenizadora, autoritaria y discriminadora: No es exagerado sostener que a la escuela se ha constituido sobre la base de un discurso y una práctica homogenizante, disciplinadora y seleccionadora que ha tendido a desconocer la diversidad, a exacerbar los mecanismos autoritarios que tienden a desarrollar conductas de obediencia y sometimiento. De igual forma, la escuela se ha encargado de reproducir –a través de procesos de selección, marginación y calificación– comportamientos que refuerzan actitudes discriminatorias e intolerantes. La transversalidad se sustenta en una concepción educativa que pretende producir un cambio profundo al respecto, intentando fortalecer la diversidad y la heterogeneidad, la autonomía, la creatividad y la autoafirmación de los estudiantes.

1.

Énfasis en el curriculum disciplinario: Las profundas transformaciones, como fruto de la globalización y del modelo desarrollo de libre mercado imperante, han repercutido directamente en los objetivos que la educación se ha propuesto. Desde comienzos de la década de los 90 del siglo pasado se ha vinculado a la educación con la transformación productiva, con una incorporación deliberada y sistemática del progreso técnico,conducente a elevar la competitividad internacional (CEPAL/UNESCO, 1992). En esta perspectiva, se ha puesto mayor énfasis en los objetivos y contenidos disciplinarios tendientes al desarrollo de habilidades y competencias productivas y sociales que en los objetivos referidos a la formación ciudadana. Se sostiene que el conocimiento científico-tecnoló¬gico, aquel que se ha universalizado, globalizado e internaciona¬lizado es el que otorga el mayor valor agregado a la producción. Pareciera entonces, que el curriculum se ha inclinado a aceptar con mayor fuerza la racionalidad instrumental, economicista que acompaña al objetivo de la competitividad internacional, que la racionalidad axiológica, integrativa y comunicacional que se liga esencialmente con la moderna ciudadanía. La transversalidad está llamada a realizar un aporte que permita articular ambas racionalidades. Tarea que por cierto no es del todo fácil en el contexto de una educación que está siendo evaluada con estándares nacionales e internacionales que preferencia la racionalidad instrumental.

1.

Poca capacidad gestionaria: En general, y pese a los esfuerzos que se han realizado tendiente a modernizar la gestión de las instituciones educativas educacionales, se puede sostener que este proceso se encuentra todavía en sus etapas muy iniciales. Es muy difícil transitar de sistemas de gestión “artesanal” –que ha sido la característica histórica en la que se ha desenvuelto el quehacer de las instituciones– a un modelo de gestión profesional. Ahora bien, la transversalidad, por su naturaleza holística y movilizadora requiere –para su implementación– de una gestión que promueva la autonomía, la participación, el diálogo y la comunicación. En otras palabras, en modelos gestionarios jerárquicos, unipersonales y burocráticos; la transversalidad encuentra serios obstáculos para su implementación.

1.

Falta de disposición, comprensión y preparación y de los docentes: Es incuestionable que la incorporación de la transversalidad a las instituciones educacionales requiere por un lado de docentes dispuestos a reconocer, aceptar y disponerse al cambio y por el otro a comprender cabalmente el sentido de la transversalidad.

Estrategias para superar los obstáculos de la transversalidad en el curriculum

Se pueden levantar algunas hipótesis de trabajos tendientes a superar las dificultades y obstáculos antes mencionados. Entre ellas ubicamos las que siguen:

1.

Mientras se mantenga en las instituciones educacionales los patrones culturales que tienden hacia la fragmentación del conocimiento y la desvinculación entre la escuela y su contexto social, la transversalidad tendrá serias dificultades de ser incorporada en la cultura escolar y en el curriculum. Las estrategias deben tender, consecuentemente, a desarrollar en las instituciones miradas más sistémicas y holísticas respecto a todo su quehacer educacional, a vincular y articular conocimientos de manera transversal y a relacionar el curriculum con los contextos comunitarios y el mundo cotidiano de los estudiantes.

1.

En la medida que se avance en las instituciones educacionales en crear una cultura y una pedagogía aceptadora de la diversidad y la tolerancia, promotora de esquemas de trabajo participativos y horizontales, estimuladora de la autonomía, la creatividad y la autoafirmación de los estudiantes la transversalidad tendrá mayores posibilidades de éxito.

1.

Mientras exista una separación entre los objetivos disciplinarios y los objetivos valóricos, la transversalidad tendrá dificultades de ser implementada. Las estrategias debieran tender a “infundir” la transversalidad en los contenidos-objetivos y actividades de los programas de estudio.

1.

Es de suponer que en la medida que las instituciones educacionales tomen conciencia que hay necesidad de gestionar con una mirada profesional la incorporación de transversalidad se irán superando las limitantes objetivas y subjetivas que dificultan su operacionalización.

1.

La capacitación de los docentes y directivos aparece como una condición necesaria, si bien no suficiente, para que la transversalidad pueda instalarse en el curriculum explícito e implícito y en las prácticas docentes.

Bibliografía

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