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sergiom30 de Noviembre de 2013
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Facultad de Ciencia Histórico Sociales y Educación
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"TALLER DE AUTOESTIMA II CON LOS ALUMNOS DE LA I.E. JOSÉ QUIÑONEZ GONZALES". CHICLAYO.
ASESORA: Cyntia Michelle Coronado Chávez
ALUMNOS:
ESPECIALIDAD: LENGUA Y LITERATURA
CICLO: X
PRESENTACIÓN
El modo como nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, el amor, el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida. Nuestras respuestas ante diversos acontecimientos que dependen de quiénes y qué pensamos que somos.
Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir, capaz y valioso. Tener una autoestima baja es sentirse inepto para la vida; desacertado, no con respecto a esto o aquello, sino desacertado como persona. Tener autoestima término medio es fluctuar entre sentirse apto e inepto, acertado y desacertado como persona, y manifestar estas incoherencias en la conducta –actuar a veces con sensatez, a veces tontamente-, reforzando, con ello, la inseguridad.
"La autoestima es lo que te impulsa a lograr tus más altos objetivos y lo que te sostiene en los momentos difíciles. Si aumentas el amor por ti mismo, tu vida cambiará por completo" Francisco J. Ángel
Podemos comprender así pues que la autoestima es de gran importancia para nuestro desarrollo y crecimiento como seres humano, juega un papel importante en nuestra formación como personas, el valorarnos en algunas ocasiones de manera positiva o negativamente repercute en la realización de nuestras actividades de la vida cotidiana, de nuestras relaciones con nuestra familia, amigos, en la escuela en nuestro rendimiento académico, con los compañeros en fin en todos los aspectos de nuestra vida.
Siendo así se plantea este taller de autoestima en el aula de 1ª “A” de la I.E. José Quiñones Gonzales” con una población de 18 estudiantes, lograr que desarrollen de manera óptima su autoestima.
Por último decir también de que como en esta Institución educativa, en otras instituciones existe también este problema de que los alumnos muestran una baja autoestima y con lo cual su aprendizaje significativo se verá afectado; por ello nuestro interés por lograr que en los alumnos haya una autoestima positiva y saludable que contribuya a su proceso educativo.
JUSTIFICACIÓN
En la I.E. José Quiñones Gonzales los alumnos muestran deficiencias en su autoestima tenemos pues que:
Los estudiantes oscilan entre las edades de 12 – 13 años; es por ello que en algunos momentos su conducta se muestra inquieta debido a la etapa de actitudes infantiles en la que todavía se encuentran manifestándolos a través de sus distracciones, comportamientos lúdicos en algún momento de la sesión de aprendizaje. Sin embargo a pesar de su conducta infantil y todavía un poco inmadura como toda persona de su edad, el alumno muestra empeño, dinamismo, voluntad para aprender significativamente algo nuevo cada día en clase, que lo ayude a ser una mejor persona para su familia y su comunidad.
Teniendo en cuenta los problemas que se presentan en la autoestima de los estudiantes, se realizara este taller que servirá para lograr en ellos una autoestima positiva y saludable que contribuya a su proceso educativo.
En este taller experimentamos los 6 pilares de la autoestima, revisamos cómo estamos cada uno de nosotros y qué necesitamos para mejorar.
La forma que trabajaremos será vivencial, lúdica y participativa.
Es por eso que el objetivo que se pretendemos lograr con la realización del taller de autoestima, es promover que los alumnos de 1er grado de educación secundaria logren un autoconocimiento, para que así reconozcan elementos o cualidades que optimizaran su desarrollo individual, familiar y social, implicados en el rendimiento escolar.
MARCO TEÓRICO
1. Breve reseña histórica
La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus comienzos.
El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a William James, a finales del siglo XIX, quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un «Yo-conocedor» y un «Yo-conocido». Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en mayor o menor grado, nace la autoestima.
Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio introspectivo de los procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo por el estudio objetivo mediante métodos experimentales de los comportamientos observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser humano como un animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó durante bastante tiempo el estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.
A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista, la autoestima volvió a cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización personal y en el tratamiento de los trastornos psíquicos. Se empezó a contemplar la satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la introducción de nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas tienden a sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas mismas desafíos.
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la aceptación y autoaceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.
Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo. El ser humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre sus comportamientos; se evalúa y los evalúa. Consecuentemente, siente emociones relacionadas consigo mismo. Todo ello evoca en él tendencias conductuales dirigidas hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo y de su carácter, y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima. Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la percepción evaluativa de uno mismo. En sus propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la interpretación peculiar de su medio, cuyo foco es el sí mismo».
Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman et al. (1989), López y Schnitzler (1983), Rosemberg y Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos básicos, como que la autoestima es relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante para el ajuste emocional, cognitivo y práctico de la persona. Agrupando las aportaciones de los autores citados, se obtendría una definición conjunta como la siguiente:
La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se expresa en el individuo a través de un proceso psicológico complejo que involucra a la percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que éste tiene de sí mismo. En este proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción que éste tiene con los demás y con el ambiente.
2. Cómo evoluciona la autoestima a lo largo del tiempo
Al igual que el autoconcepto, la autoestima se desarrolla gradualmente y durante toda la vida. Se inicia en la infancia y atraviesa diversas etapas cada vez más complejas. En cada etapa se siente y se percibe la realidad que nos rodea de distinta manera, dando como resultado un sentimiento de valía, o bien todo lo contrario, la incapacidad para afrontar cualquier situación. Así pues, se puede afirmar que las experiencias positivas y las buenas relaciones ayudan y favorecen una autoestima positiva, mientras que las negativas y problemáticas la disminuyen.
3. Las tres etapas en el desarrollo de la autoestima
Se suele distinguir tres etapas en el desarrollo de la autoestima:
Etapa del sí mismo primitivo (abarca desde el nacimiento hasta los 2 años)
Desde que nace, el niño se relaciona interactivamente con sus padres, especialmente con su madre.
A partir de esas relaciones va desarrollándose el proceso de percepción de sí mismo como una realidad diferente de los demás, haciéndose cada día un poco más autoconsciente.
Alrededor de los doce meses llega al reconocimiento visual de si mismo frente a un espejo.
Alrededor de los 18 meses comienza a referirse a sí mismo, pero en tercera persona.
Etapa de si mismo exterior (abarca desde los 2 hasta los 12 años, aproximadamente)
A los 2 años, el niño ya puede dar información de sí mismo. Poco a poco va agregando elementos y precisión a su visión de sí mismo. Comienza a evaluarse en un sentido positivo y negativo.
Esta etapa es crucial desde el punto de vista de la imagen personal, porque es la más abierta a la entrada de información. Las experiencias
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