EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO VIKTOR FRANKL

EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO

VIKTOR FRANKL

Uno de los más monumentales eventos que han marcado la historia mundial, moldeándonos como humanidad y cambiando la vida de generaciones enteras de personas, es la Segunda Guerra Mundial.

Uno de los objetivos en la guerra fue el intento de exterminio de la raza Judía por parte de los nazis, eran liderados y comandados por el general Hitler, quien ordeno construir grandes números de campos de concentración y máquinas de exterminio por el país, localizados en zonas completamente controladas por Alemanes, Viktor Frankl fue un prisionero, y por su origen y logros académicos y de sociedad fue trasladado a diversos campos para trabajar en labores varios y elevadamente peligrosas, además de hacerlo en condiciones precarias.

Algunos de esas labores le permitieron a Viktor desarrollar la escuela de Logoterapia, por medio de un ensayo de su biografía llamado “El Hombre en Busca del Sentido”

El libro menciona aspectos muy importantes en la psicología y como resultados de procesos cerebrales que no únicamente ocurren cuando una persona es prisionera de un campo de concentración. Si bien, Viktor puede ejemplificar aspectos de manera grafica y extrema, al leer el libro te das cuenta de que no todos buscan el sentido de su vida, incluso si no tienen problemas o están involucrado en algo como el autor, simplemente no buscan sentido a nada.

Depende de cada persona el como se persiben pensamientos, emociones, sentimientos, acciones, sensaciones, solo nosotros percibimos nuestro alrededor y damos un significado a todo lo que ocurre.

Un ejemplo de la apatía que el autor menciona al principio del relato de la vida dentro del campo de concentración es un prisionero recién llegado al campo, volteaba la cabeza a la hora de ver como un agente de la SS maltrataba a un recluso.

Sin embargo, con el tiempo, los prisioneros se fueron adaptando a estos sucesos y su sensibilidad ante los mismos se iba perdiendo, al punto que eran capaces de ver cómo azotaban a un hombre sin voltear la cara; al punto que podían ver cómo le amputaban las extremidades a alguien que le había dado gangrena a causa de las bajas temperaturas y condiciones precarias en las que trabajaban;  y, más impactante aun,  al punto que estos presos estuvieron cautivos durante más de tres años, soñando día con día con el momento en que se levantaría la bandera blanca de la libertad, y el día que por fin ese sucede, no sintieron alegría. El cerebro fue capaz de crear una coraza inhibiendo cualquier señal de sensibilidad.

Frankl explica que la mente tiene como posibilidad dar un giro completo a la percepción que una persona tiene de las circunstancias, lo cual influye directamente en su comportamiento, por ejemplo, narra varios sucesos. Uno de ellos puede ser el momento en que uno de los compañeros del autor, convaleciente por el tifus, tuvo un sueño que serían liberados en determinada fecha.

Eso le dio un aliento, algo porqué luchar a este individuo. Sin embargo, conforme se acercaba esa fecha y no se miraban señales que la guerra iba a terminar, el hombre empezó a decaer en su salud, hasta que una noche empezó a delirar y falleció. El hombre siempre estuvo enfermo de tifus, la enfermedad siempre estuvo latente desde el momento que empezó a padecerla hasta el último día. Lo que cambió su desempeño fue la idea que él tenía en su mente en que la guerra acabaría pronto.

Otro ejemplo fue la manera en que Frankl confrontaba día a día su cautividad, mientras todos se preguntaban cuando terminaría la guerra, Frankl se preguntaba si ¿ese sufrimiento importaría?, si ¿tendría algún sentido?, que ¿cuál era? La búsqueda de ese sentido del sufrimiento lo impulsaba a seguir luchando. Si no le hubiese encontrado el sentido, su mente hubiera causado la pérdida de la voluntad. Claramente, estaba inspirado en la frase de Nietzsche: “quien tiene un porque para vivir puede soportar casi cualquier como”.

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