El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl

Primera fase

En esta primera fase, Viktor Frankl cuenta cómo era el internamiento de las personas en el campo de concentración. 1500 personas fueron transportadas en un tren durante varios días.

Los vagones estaban tan llenos de gente que solo la parte superior de las ventanas estaba despejada, dejando entrar la luz gris del amanecer.

Todos pensaron que los estaban llevando a una fábrica de municiones como trabajo forzado. Hasta que llegaron a “Auschwitz”. este nombre evocaba las mayores atrocidades: cámaras de gas, hornos crematorios, exterminio...

Cuando abrieron las puertas del automóvil, fueron recibidos relativamente bien por otros ocupantes con trajes a rayas, cabezas rapadas y que parecían estar bien alimentados. Lo que le dio la esperanza de ser liberada en algún momento.

Unas 1.500 personas fueron puestas en un cuartel para un máximo de 200, a la espera de ser trasladadas a campamentos más pequeños.

Hambrientos, temblando de frío, ni siquiera tenían espacio para agacharse, y mucho menos para acostarse.

En cuatro días lo único que comieron fue un trozo de pan que pesaba unos 150 gramos.

Posteriormente se hizo una primera selección, enviándose unos prisioneros a la izquierda y otros a la derecha. El 90% de las personas fueron enviadas a la izquierda, quienes luego se dieron cuenta de que este grupo fue directo al crematorio.

Luego llegó el momento de la desinfección donde le quitaron todas sus pertenencias, Viktor Frankl perdió su manuscrito en el que guardaba gran parte de la investigación de su vida. Les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de jabón.

Después de eso, solo mantuvieron su existencia desnuda. No tenían ninguna conexión material con sus vidas anteriores.

Algunas de las primeras reacciones de seguimiento fueron algo de humor, no tenían nada que perder e incluso bromearon. Aunque la otra reacción que tuvieron fue de curiosidad por lo que sucedería a continuación.

Existía una amenaza de muerte donde en cualquier momento uno de los internos decidiría ir a la cerca eléctrica y suicidarse.

Un colega de Frankl le dijo que siempre se viera joven y fuerte porque los que no lo eran eran candidatos perfectos para ser enviados a las cámaras de gas.

Durante la fase de shock inicial, el prisionero de Auschwitz no tenía miedo a la muerte. Después de los primeros días, incluso las cámaras de gas perdieron su horror por él; eventualmente lo salvaron de suicidarse.

Segunda fase

En este resumen de la búsqueda de sentido del libro, Viktor Frankl describe en el segundo capítulo cómo los presos pasan de un “shock” a un hábito que se convierte en “una especie de muerte emocional” y la apatía (que ha sido calificada de autodefensa). .

Aquí es donde entra en juego la nostalgia extrema cuando comparas la sombría calidad de vida que podrían tener en ese momento.

Incluso los momentos en los que ciertos detalles podían verse como desviaciones ya se convertían en “parte del paisaje”. En otras palabras, todos los esfuerzos tenían que ver con la supervivencia.

Ciertas necesidades normales que el hombre debe satisfacer han sido cortadas literalmente, como lo ha sido la parte sexual; Ya casi no importaba.

Los sentimientos ya se habían evaporado en la monotonía diaria.

El sueño era una de las cosas a las que se le daba gran importancia porque era la única que podía aislarla de la dura realidad.

Las palizas y el abuso físico se esperaban en detalle o sin razón.

Por ejemplo, no gustar a un kapo (prisioneros que gozaban de ciertos privilegios y cumplían funciones de vigilancia) suponía trabajo extra y palizas extra, además de un conjunto de insultos ya incluidos.

Sin embargo, no todos eran despiadados, incluso podían tener cierta afinidad con los demás reclusos como era el caso de Viktor Frankl, y eso significaba que podían tener ciertas "ventajas".

Una de esas ventajas para Frankl fue poder adelantarse mucho a la hora del almuerzo, lo que le permitió tener los guisantes en la espalda.

En el caso de estos últimos, se puede decir que el hambre era un aspecto importante, ya que todos padecían desnutrición.

Lo interesante fue observar como aún se hablaba de banquetes y comidas como las que antes se podían tener, al menos un poco más que una sopa aguada y un pedacito de pan.

En ese entonces, la gente buscaba temas ajenos a la realidad y trataba de alguna manera de darle sentido a la vida.

A pesar de las órdenes rutinarias y las reticencias de todos, se aferraron al amor; Viktor Frankl se concentró en el recuerdo de su esposa, aún sin saber si estaba viva o muerta, su esencia se quedó con él:

“El amor va más allá de la persona física del amado y encuentra su sentido más profundo en el ser espiritual del amado otro, en su yo íntimo”.

Viktor Frankl también dijo que era buen humor, era un arte, pues borra, aunque sea por un momento todo lo malo, y sobre todo, se convierte en un arma para la supervivencia.

...