El Hombre En Busca De Sentido

En este documento me permito analizar de manera libre algunos de los puntos en que me detuve a reflexionar sobre el libro El hombre en Busca de Sentido de Víctor Frankl.

A través de un ensayo y desde el punto de vista psiquiátrico, Frankl narra su periodo de reclusión en diferentes campos de concentración alemanes. Afortunadamente se trata de un libro de veloz lectura. Es lo primero que debo y puedo decir.

Para cualquiera que se considere, ya no un “buen lector”, con que sólo sea un lector asiduo que fácilmente logra conectarse con el autor; resulta de complejisima lectura el texto de Frankl.

Desde luego me refiero a que la comeplidad descansa en el trance que describe y a las escenas que narra aunque, con clase y de forma bastante moderada, logra trasladarte a la nieve, ver el cielo gris, los dedos necrosados de sus compañeros y desde luego: su propia existencia desnuda.

Ya había pensando alguna ocasión con respecto a este punto específico: aprendí a respetar a las señoras que desfilan de las bañeras hacia los vestidores sin más que una toalla por turbante en la cabeza.

Concluí que se trata de un indicador inequívoco de la conformidad o comodidad que existía entre su imagen y su persona. Sin embargo, no dejo de pensar que hay algo más, como un cinismo o desprecio hacia el entorno: nadie más existimos ahí para ellas.

Así entiendo las líneas de Frankl al explicar que auténticamente les despojaban de todo quedándoles un yo por ahí… vacío, que o bien se había reconciliado consigo mismo para hacer frente a lo venidero o la apatía y el cinismo eran tales que ya habían perdido toda conexión la propia vida.

La primera parte de su texto no me pareció tan reveladora como escalofriante, hasta el momento en que invoca al amor por primera vez.

Creo que es un primer momento en el que, y me gusta esta metáfora, se ilumina; es cuando auténticamente requiere afianzarse de cualquier especie de amor que hubiese conocido tan joven.

El diálogo que establece con su mujer me parece casi un estado de trance a lo largo de una meditación en la que logra abstraerse del obscurísimo escenario que lo rodea y hasta ternura me provocó.

Tal vez la intención de acercarnos a esta lectura en una materia de liderazgo, descansa en el cruce por diferentes emociones a lo largo del texto hasta la empatía e inclusive la crítica.

Me refiero a que, por ejemplo, me llevó a pensar que sólo la clase de afecto que siento por mi hija sería el que me permitirá una ensoñación lo suficientemente profunda para poder sobrellevar los días que Víctor describe.

Al mismo tiempo sentí que sería imposible siquiera contemplar la idea de sobrellevar nada si ignorase su paradero o si aún se hallaba con vida. La antagonía que representan todos los recursos a los que hace mención me llevan a retomar sus propias líneas en donde claramente disitingue a esa realidad de lo que pudiera ser normal.

Dije inclusive la crítica porque no pude evitar juzgar su prevalencia en el campo cuando tuvo oportundiad de escapar. Sin embargo comprendí perfecto que parte del mensaje final que rescato del libro descansa en esa acción específicamente: la esperanza de Víctor ya no residía en lo que la vida le daría, en ese punto él se brindaba a la vida en solidaridad con sus amigos y pacientes, por así llamarlos.

En ese preciso momento recupera su libertad, porque independientemente de seguir en el campo, como dueño de sus decisiones y saberse poseedor de algo que los demás necesitan.

Entiendo propósito del hombre en la vida, como ente de servicio, que se da a sí mismo a la vida y se realiza con ello.

Entonces ¿es necesario un evento trágico de esta magnitud en la vida para poder despertar a este tipo de conciencia?

En mi opinón, una pérdida de sentido similar se vive actualmente. Sólo frente a

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