El ritmo y el dinamismo de la sociedad
CevaneTutorial16 de Junio de 2014
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INTRODUCCIÓN
El ritmo y el dinamismo de la sociedad imprimen a los grupos humanos nuevos perfiles biológicos y conductuales. Los cambios observados en la trayectoria humana permiten constatar: el envejecimiento poblacional, el crecimiento de las poblaciones de las ciudades, los fenómenos migratorios entre los pueblos, las mudanzas en los patrones epidemiológicos, el fenómeno de la globalización, que agiliza el intercambio de las informaciones sobre salud a nivel mundial etc. Estos y muchos otros fenómenos más cambiaron las demandas y fomentaron la reformulación de las prácticas de salud. Hecho que conlleva la necesidad de asistir a las poblaciones de un modo cada vez más rápido, actuar en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades, todo ello, apuntando hacia una asistencia en salud más efectiva.
Tal contexto, de acuerdo con Lorenzo et. al. (2002), apunta hacia un incremento en la asistencia sanitaria mientras la gran circulación de informaciones sobre salud-enfermedad-cuidado hará con que los pacientes estén cada vez más informados sobre sus quejas y actúen menos como pacientes y más como agentes de su propio proceso de diagnóstico y cuidados. Este fenómeno, de acuerdo con los referidos autores, implicará formas muy distintas a lo que se practica en la actualidad y no resultará extraño hablar de cuidados primarios de salud impartidos por teléfono, vía Internet, a través de orientaciones en salas de Chat, por voz y cámara web (FORTIM, 2004; FORTIM; CONSENTINO, 2007) y además, realizados en grupos (MARTÍNEZ, 2003).
A nivel mundial, constatamos el surgimiento de nuevos modelos de asistencia mediados por la comprensión de una salud comunitaria construida y asistida de modo interdisciplinario. Bajo esta perspectiva surgieron nuevas profesiones para actuar en salud, como por ejemplo, en Brasil, el agente comunitário, A la vez, se han exigido de las profesiones ya consolidadas otras configuraciones teóricas y prácticas para atender al nuevo criterio de salud demandado. La actuación de psicólogos en salud pública y la inauguración de su asistencia a nivel primario representan un intento de responder a esa nueva demanda profesional.
La mirada hacia los psicólogos actuantes en salud pública señala el carácter novedoso de sus actividades en este campo y pone de manifiesto los escenarios de diversificación de su asistencia en los varios niveles de atención en salud. Cabe subrayar que la prevención de enfermedades es, de entre todas las novedades de acción psicológica, la menos desarrollada y conocida. Esto porque históricamente la psicología ha nacido clínica cuyo carácter curativo desborda el preventivo. Actualmente, el contexto de salud pública exige que la prevención avance hacia niveles optimizados.
El énfasis sobre la prevención indica por un lado una pluralidad de acciones, y por otro, la dificultad en adecuar cada acción a su nivel de pertenencia.
Esa coyuntura deberá tener en psicología de la salud su soporte epistemológico y práctico.
Las aportaciones de la psicología de la salud a la salud pública son todavía complejas. Su concepto presenta una historia muy corta y de acuerdo con Lovelle (2003), su desarrollo aún se encuentra en periodo embrionario. Por esta razón, y considerando que el presente trabajo no tiene la intención de discutir su concepto, utilizaremos aquí la definición de la American Psychological Association (APA), como estándar para el desarrollo de este trabajo.
La psicología de la salud es la suma de las contribuciones educacionales, científicas y profesionales de la disciplina psicológica a la promoción y el mantenimiento de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades, la identificación de la etiología y el diagnostico de los factores asociados a la salud, la enfermedad u otras disfunciones asociadas, así como al análisis y ayuda al sistema de salud y formación de la política sanitaria (apud LOVELLE, 2003).
Las contribuciones de la psicología de la salud deberán aportar a las intervenciones del psicólogo en la sanidad pública, el fundamento epistemológico y práctico para sus acciones en los tres niveles de salud. A nivel primario (Atención Primaria de Salud (APS)), las intervenciones deben volcarse en la salud general de los individuos dentro de sus colectivos sociales, priorizándose la asistencia de promoción de la de salud y de prevención de enfermedades. A nivel secundario (Atención Secundaria de Salud (ASS)), se brindan las intervenciones especializadas, cuyo objetivo principal es la salud mental. Ahí es donde actúan los psicólogos clínicos. El nivel terciario (Atención Terciaria de Salud (ATS)) enmarca las actuaciones en los hospitales y las investigaciones epidemiológicas.
Ante lo expuesto, el presente artículo tiene por objeto presentar y explicar algunas nociones sobre promoción de la salud; subrayar la prevención de enfermedades; enseñar la compatibilidad de las acciones de salud con la propuesta de trabajo del psicólogo en salud pública; y, por último, proponer sin ánimo de exhaustividad, una guía de actividades del psicólogo para sus actuaciones en los tres niveles de asistencia en salud pública. Para darle un carácter más didáctico se vincularán las acciones a su nivel de salud, para así destacar las diversas posibilidades desde dónde y cuándo hacer la prevención.
LA PROMOCIÓN DE LA SALUD GENERAL
Al día de hoy todavía hay confusión entre los conceptos de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. De hecho, esto ocurre porque algunas veces una misma intervención puede valer para los dos casos. Para Godoy (1999, p. 61-62) la promoción de la salud es
[…] el conjunto de actuaciones volcadas a la protección, mantenimiento y mejoría de la salud y a nivel operativo, al conjunto de actuaciones (centradas en el individuo y/o en la comunidad) relacionadas con el diseño, elaboración, aplicación y evaluación de programas y actividades volcadas a la educación, protección, mantenimiento y mejoría de la salud (de los individuos, grupos o comunidades).
Guibert Reyes, Grau Abalo y Prendes Labrada (1999, p. 182), asociando la educación con la promoción de la salud, afirman que promover la salud significa educar, es decir, instaurar en la población un comportamiento que haya demostrado ser realmente efectivo para una salud óptima. Esto requiere formar nuevas conductas, modificar actitudes, fortalecer motivos especiales y fomentar creencias favorables mediante diferentes tipos de relaciones funcionales: formulaciones verbales, campañas, desempeños efectivos, trabajo en grupo, intermediación en centros laborales, intersectorialidad, etc., que propicien la condición de salud, pero que además definan cómo esos comportamientos se han de instaurar.
En el ámbito de este artículo, sus autores, aunque reconozcan la relación dialéctica y la falta de consenso de una existencia jerárquica entre las acciones de promoción de la salud y de prevención de enfermedades, proponen que las acciones de promoción sean anteriores a las acciones preventivas. Deben de pensarse sobre la base del perfil epidemiológico de la comunidad o grupo especifico al cual se desea intervenir. Su principal característica es la de proponer y facilitar las acciones antes de la aparición de las enfermedades. Tiene un carácter muy amplio y responde al compromiso ético de mejorar el potencial de salud socioecológico de las comunidades.
La Prevención de Enfermedades
Después de involucrarse en la promoción de la salud, las intervenciones del psicólogo de la salud se vuelcan hacia la prevención de enfermedades en los diversos niveles de atención sanitaria.
Costa y López (1986), hablando sobre la prevención, argumentan que ésta pretende que se disminuya la incidencia de enfermedades y su prevalencia mediante el acortamiento del período de duración de la enfermedad o la disminución de secuelas y complicaciones.
Matizando las palabras de Costa y López (1986) la disminución de la incidencia de enfermedades se considera prevención primaria; la disminución de la prevalencia, se considera prevención secundaria; y la disminución de secuelas y complicaciones de las enfermedades, prevención terciaria.
Al ser la prevención de enfermedades lo más novedoso en el ámbito de las prácticas psicológicas, nos dedicaremos a aclarar las posibilidades de tales asistencias en los tres niveles de atención sanitaria.
Prevención e Intervención Primarias
El primer nivel de intervención psicológica se hace en los servicios de Atención Primaria de Salud (APS). En Brasil estos servicios se denominan Unidades Básicas de Saúde (Unidades Básicas de Salud) (UBS)”1.Debe realizarse en dos etapas: primero a nivel de prevención primaria y luego a nivel de intervención primaria.
a) Prevención primaria
La prevención primaria debe estar directamente relacionada y condicionada a la promoción de la salud. Sus acciones no van dirigidas a un individuo, sino a los planes de educación para la salud, los cuales podrán aportar contenidos de otras áreas de aplicación de la psicología (psicología del trabajo, psicología social, psicología comunitaria, psicología educacional). Tiene como característica central la actuación en los problemas epidemiológicos de la población beneficiaria e invierte en la construcción de estilos de vida saludables y en evitar comportamientos de riesgo. Busca desarrollar prácticas de prevención que se prolonguen o se utilicen durante toda la vida. Por ende, la prevención primaria deberá hacerse antes de que se encuentre un problema concreto utilizándose como guía de acciones el conocimiento epidemiológico
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