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Epistemologia

scartan19 de Noviembre de 2013

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PSICOLOGIA E HISTORIA DE LA PSICOLOGIA

• Psicología o ¿psicologías?

Un problema fundamental hoy día cuando uno se aproxima a cualquier Ciencia, es el de la división “del saber” y “del trabajo”, con el consiguiente aislamiento y abandono a los recursos propios, que produce, en el mejor de los casos, un destacable empobrecimiento y provincialismo y cultural. El problema se agudiza, como si la Psicología fuera cada vez menos un conjunto en cierta medida disjunto de conocimientos científico-técnicos. Parece como si el paso de la “pequeña” a la “gran” Ciencia psicológica hubiera desembocado en el triunfo de lo concreto sobre lo general, de los específico sobre lo global, hubiera dirigido al científico exclusivamente hacia aquello que le es propio, con absoluto desprecio del resto, le hubiera empujado a conformarse con una visión lo más actual posible de su ámbito de especialización en detrimento de la necesaria visión de conjunto.

“Si bien no cabe duda de que hoy existe una tendencia a la unificación, sin embargo no deja de ser cierto que dicha unificación es un programa de cara al futuro, más que una realidad y que en múltiples sectores de nuestro dominio de estudio todavía se encuentra un amplio surtido de interpretaciones”, y la razón de esto está en “la diversidad de modelos posibles, ya que la vida mental tiene su origen en la vida orgánica, se desarrolla en la vida social y se manifiesta por medio de estructuras múltiples; de ahí que exista una gran diversidad de modelos según dominen los ensayos reduccionistas de carácter organicista, fiscalista, sociológico, los intentos de alcanzar la especificidad psicológica en las transformaciones del instinto en dialéctica con el yo, en las manifestaciones del comportamiento, o en el desarrollo en general, el todo bajo formas más o menos concretas u orientadas hacia modelos abstractos.” (Piaget, 1973).

Esta brutal súper especialización lleva a perder el contacto con el núcleo básico del conocimiento existente, no se puede llegar a dominar el área del propio trabajo, ha obligado, a los científicos a escindirse en departamentos y áreas de conocimiento, sociedades, revistas, sistemas de promoción, congresos más y más específicos, que se ocupan de un limitado dominio, ignorando el resto.

La situación de la Ciencia psicológica conlleva un grave peligro, el de su posible enajenamiento, que olvide el conjunto nuclear de cuestiones que dan sentido y justificación a su existencia, un sujeto complejo epistemológicamente, con una indisoluble dimensión histórico-social, que impide un tratamiento del mismo idéntico al que las Ciencias radicalmente positivas realizan con el suyo.

“La Psicología es hoy una Ciencia pletórica, frustrante y desunida. Es, desde luego y en primer lugar, pletórica. Los psicólogos y las investigaciones y prácticas psicológicas crecen sin cesar y aceleradamente (...) La Psicología es también frustrante. Suele acontecer, aunque no siempre, que, cuanto más precisa es una investigación, tanto más limitados y triviales son sus resultados, y a la inversa, cuanto más importante es el asunto, más dudosa y polémica es la teoría, la técnica o la interpretación de los resultados (...) la mayor frustración proviene de que la Psicología se muestra como una Ciencia dividida en una multiplicidad de áreas y enfoques inconexos y, lo que es peor, en una diversidad dispar de escuelas que discrepan o se oponen en sus modos de concebir el objeto de su Ciencia, el tipo de cuestiones que formulan, los fenómenos a que atienden y las maneras de intervenir en el estudio y solución de los problemas prácticos” (Yela, 1989, 71-72).

La Psicología continúa hoy moviéndose, a lo largo de un continuo que tiene en un extremo las Ciencias del espíritu, y en el otro a las Ciencias de la naturaleza, pasando por adscripciones a las Ciencias sociales, culturales, históricas o humanísticas, de la salud o el comportamiento. La Psicología actual muestra dimensiones de orientación ideográfica, clínica, cultural y humanística, también de tipo nomotético, experimental, cuantitativo y naturalista, ambas perspectivas en la mayor parte de la investigación y la teorización.

Todo ese pluralismo es frecuentemente vivido por un número creciente de psicólogos como “falta de unidad”. Una situación que, desde hace años, viene siendo denunciada por Koch (1959, 1974, 1981): hay que terminar por reconocer “la falta de cohesión de la Psicología”, y reemplazar ‘Psicología’ por otra “expresión como la de estudios psicológicos” (Koch, 1992, 93). Incluye un amplio rango de estudios sobre la actividad humana y la experiencia. Con métodos flexibles, con diferentes esquemas conceptuales o paradigmas, aborda el conocimiento de los acontecimientos psicológicos, que son para Koch hechos sometidos a determinación múltiple, de sentido ambiguo, polimorfos, contextualizados en una circunstancia o encajados de varios modos complejos y vagamente limitados, lábiles en extremo (Koch, 1981).

Royce hablaba del carácter “multi” (multiconceptual, multiparadigmático, multiestratificado) de la Psicología, de la teoría psicológica, hasta el punto de que algunos incluso consideran que la presunta unidad de la Psicología podría ser un subterfugio o una presunción que poco o nada tiene que ver con la realidad.

“Después de un centenar de años de exuberante crecimiento, la Psicología ha logrado una condición tan fragmentada y tan ramificada que hace imposible que dos personas cualesquiera lleguen a ponerse de acuerdo respecto de su ‘arquitectura’. Incluso si una arquitectura pudiera llegar a ser fidedignamente percibida, sería muy dudoso que todas sus subestructuras pudiesen ser consignadas en cualquier estudio único que tuviese una oportunidad de ser completo antes del comienzo del tercer siglo de la Psicología Cambiando la imagen, la Psicología contemporánea es totalmente similar a un desordenado rompecabezas que carece de ‘figura oculta’” (Koch y Leary, 1985, 2).

Esta situación de fragmentación y superespecialización, , fruto de la compleja dialéctica entre su diversidad y su pretensión de unidad o entre tendencias centrífugas que empujan hacia una radical diversidad, y tendencias centrípetas que empujan hacia la unificación, ha vuelto a situar en primer plano el antiguo debate de ¿Psicología o Psicologías?

La “Psicología no es Psicología clínica; no es Psicología fisiológica; no es Psicología social, ni comparativa, ni del desarrollo, ni Psicología experimental humana. Es algo más (...).” (Hebb, 1974).

Nosotros, y muchos más, compartimos el desideratum de que la unidad de la Ciencia psicológica no sólo es deseable, sino también posible.

El intento de fundamentar este deseo se ha apoyado en tres enfoques diferentes.

1.- Pragmático: diluiría el problema reduce la Psicología a lo que hacen los titulados en Psicología. Se trata de un enfoque descriptivo aporta mucha información

2.- Sistemático. una teoría previa permita situar las diferentes propuestas psicológicas dentro de una red compleja, varios planos, niveles de complejidad o dimensiones de análisis de los problemas las divisiones del trabajo psicológico y una pluralidad de enfoques metodológicos, resulta necesario definir tanto la variedad interna de áreas de especialización y sus relaciones, como las posibilidades de relación con otras disciplinas

3.- Histórico. Con métodos formalmente históricos lleva a la Psicología actual (como conocimiento, organización del conocimiento y aplicación competente del conocimiento a problemas y áreas –profesiónAunque ha habido intentos desde las tres ópticas, nos parecen las más rigurosas las dos últimos, por cierto en muchas ocasiones vinculadas estrechamente entre sí.

Watson (1965, 1967, 1971, 1975, 1978, 1980) partía de unos principios de sistematización, sobre todo frente al contenido y los métodos de estudiar los problemas psicológicos, que denominaba prescripciones y definía como “actitudes tomadas por las personas hacia el contenido y los métodos de estudiar los problemas psicológicos, que aunque cambian en una especificable variedad de formas manifiestan similitudes a lo largo de extensos períodos de tiempo” (Watson, 1979).

Pretendía identificar mediante tales dimensiones los presupuestos básicos respecto a los cuales los principales teóricos de la Psicología habrían coincidido o diferido a lo largo del tiempo y definían el núcleo duro de la disciplina como Ciencia en cualquier espacio y tiempo histórico.

En una línea similar, pero intentando ser más objetivo, apareció el modelo dimensional-factorial de Coan (1968, 1979), que trató de determinar tanto en su dimensión sincrónica como diacrónica, las “tendencias básicas subyacentes en la teoría psicológica”, utilizando para ello la factorización de una serie de datos cuantitativos. Con el propósito de determinar la fuerza, duración e interacción de las principales dimensiones teóricas presentes en la Psicología.

Herman (1979) enfatizaba que si hubiera que buscar la unidad subyacente a la Psicología, tanto longitudinal como transversalmente, habría que hacerlo respecto del método y no con referencia al objeto de estudio.

Yela afirmaba que para que la unidad de la Ciencia psicológica se dé hay que aceptar una definición de la Psicología que la haga ocuparse de “fenómenos como

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