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Fuiste Primavera En Este Invierno


Enviado por   •  12 de Octubre de 2013  •  1.382 Palabras (6 Páginas)  •  461 Visitas

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“Fuiste primavera en este invierno.”

Señorita;

Debe usted siempre tener claro

que su papel en este mundo no es otro

si no ser feliz y hacer lo

que la hace sonreír, no más, no menos.

Por eso este escrito es para invitarla

a que siga haciendo eso que le gusta,

porque su sonrisa tiene un poder colosal,

que tal vez usted ya descubrió.

Déjeme decirle que de nadie seré,

solo de usted, hasta que mis huesos

se vuelvan cenizas y mi corazón deje de latir.

-Besos.

Este escrito fue realizado por Gabriel dirigido a su amada, Salomé.

Gabriel vivía en un mundo deprimente y de absoluta soledad, era un hombre algo triste que le disgustaban muchas cosas de su aburrida y monótona vida.

Él había intentado buscar la felicidad con muchas personas, pero jamás encontró algo verdadero, cada vez que estaba con alguna mujer se sentía bien momentáneamente, pero al cabo de un tiempo no sentía eso mágico que quería experimentar, cada vez se decepcionaba más y perdía toda esperanza de poder encontrar la verdadera felicidad.

Una tarde decidió ir al parque central a hacer algo fuera de lo común, Gabriel conocería a la persona que transformaría su vida por completo, por supuesto no se hacía la idea de que esto sucedería.

Fue entonces que este hombre muy aburrido se dirigió al parque sin ningún motivo. Se situó en una banca, un tanto alejado de los demás, Sentado debajo de un árbol caían las hojas, la tranquilidad del lugar lo impacientaba cuantiosamente. Observaba el lago traslúcido por el cual hermosas parejas de cisnes lo deprimían más y más.

Poco después al parque entro un grupo de personas entre ellas Gabriel divisó una hermosa mujer sonriendo, en ese instante todo su interior se estremeció, él estaba atónito, no sabía lo que sentía, su alma había vuelto a respirar y una sincera sonrisa se dibujaba en su rostro. Fue entonces que él experimento eso mágico que quería sentir, pero en su timidez y pesimismo no se atrevió a dirigirse a ella.

Sin embargo el querer que nació en sus ojos y se creó en sus labios, se estableció en su corazón y floreció en su alma lo estímulo a acercarse.

Se dirigió de manera muy tímida, su corazón latía con la intensidad de mil soles, y con voz baja temblorosamente susurró:

- Hola, ¿Puedo confesarle algo?

- Hola, sí. Dijo ella.

- Su sonrisa es la más hermosa que he visto en todo el mundo.

- ¿Puedo confesar algo más?

- Por supuesto. Contesto ella, un poco confundida.

- Esta sonrisa solo existe cuando usted está.

Salomé es una mujer de grandes sentimientos, es alegre y muy pocas veces se siente triste, valora mucho el esfuerzo de alguna persona. Le da demasiada importancia a los que quiere, se preocupa por ellas y le gusta ayudarlas. Ama leer y escribir, ella redacto un breve texto, es más es su favorito:

- “Me gustan las miradas, sobre todo si son profundas, sobre todo si riman con la mía, sobre todo si es la tuya.”

Una tarde Gabriel se topó con Salomé en la calle, él le pidió de manera muy amable y tímida que si quería ir a tomar una taza de café al día siguiente, le prometió que sería una linda tarde, Salomé accedió a la petición de manera muy agradecida.

Por lo tanto al día siguiente ambos se preparaban muy emocionadamente y esperaban con muchas ansias el momento para encontrarse.

En la tarde se reunieron y fueron a beber un buen café. Conversaron y se lo pasaron muy bien, rieron mucho, fue como si hubieran subido juntos al cielo por unos instantes.

De repente Gabriel le dijo:

- Tengo un verbo para usted:

“Querer”, le enseñare a conjugarlo. Quiero que me quiera como yo la quiero, y quiero que nuestro querer nunca muera. Quiero que quiera quererme y quiero quererla como usted me quiera.

Ella se sonrojo mucho y con esa

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