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PORQUÉ SOÑAMOS? FASES DEL SUEÑO


Enviado por   •  19 de Junio de 2016  •  Tesis  •  2.954 Palabras (12 Páginas)  •  262 Visitas

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PORQUÉ SOÑAMOS? FASES DEL SUEÑO

Si observásemos atentamente a una persona desde que se acuesta hasta por ejemplo 2 horas después de quedarse dormida, nos daríamos cuenta que en su organismo se producen una serie de cambios. Por ejemplo, es frecuente (aunque no necesario para dormirse) que al inicio del sueño se den contracciones musculares en las extremidades o en todo el cuerpo. Estas contracciones indicarían que la persona acaba de dormirse. Otro tipo de cambio son los movimientos oculares rápidos que se producen aproximadamente al cabo de 90 minutos del inicio del sueño, signo de que la persona está soñando.

Como hemos comentado anteriormente, algunos de estos cambios fisiológicos fueron tomados en cuenta por A. Rechstchaffen y A. Kales para clasificar el sueño en diferentes etapas. Esta clasificación se realiza a partir del registro de los siguientes parámetros electrofisiológicos:

  • Electroencefalograma (EEG): medida de la actividad eléctrica cerebral
  • Electroculograma (EOG): medida de los movimientos oculares
  • Electromiograma submentoniano: medida del tono muscular
  • Respiración: medida del flujo de aire inspirado y cantidad de movimiento muscular torácico-abdominal
  • Oximetría: cantidad de oxígeno en sangre

La distribución estas etapas en el período de sueño no es aleatorio, sino que se ciñe a unas características comunes en la mayoría de individuos sanos, las cuales quedan bien reflejadas en el hipnograma. A continuación comentaremos en detalle cuáles son las principales características de las diferentes fases del sueño.

  • Fase I:  es la fase de sueño ligero, aquella en la que aún percibimos la mayoría de estímulos que suceden a nuestro alrededor (auditivos y tactiles). El sueño en fase I es poco o nada reparador, y coincide con aquellas situaciones en que si habiéndonos quedado dormidos en el sofá alguien nos dijera: Oye, ya está bien, no te duermas, nosotros contestaríamos: si no estaba durmiendo... En la fase I de sueño la actividad cerebral combina el patrón alfa con el theta de baja amplitud. El tono muscular está disminuido en relación a la vigilia y aparecen movimientos oculares lentos.
  •  Fase II: en esta fase se produce un bloqueo de los 'inputs' sensoriales a nivel de tálamo, es decir, nuestro sistema nervioso bloquea las vías de acceso de la información sensorial. Este bloqueo comporta una desconexión del entorno, lo que facilita la conducta de dormir. El sueño de fase II es parcialmente reparador, lo que sugiere que no es suficiente para descansar completamente. En la fase II de sueño, la actividad cerebral es predominantemente theta, aunque aparecen algunas salvas de ondas delta. Son característicos de esta fase los husos de sueño (salvas de 0.5 a 2 segundos de actividad beta de 12 a 14 ciclos por segundo; en inglés, spindles) y los complejos K (ondas bifásicas de gran amplitud). El tono muscular es menor que en fase I, y desaparecen los movimientos oculares.
  • Fase III: el bloqueo sensorial se intensifica en relación a la fase II, lo que indica una mayor profundidad de sueño. Si nos despertamos en esta fase, nos encontramoa confusos y desorientados (en fase IV sucede lo mismo pero aún con mayor intensidad). El sueño de fase III es esencial para que la persona descanse subjetiva y objetivamente. En esta fase, la actividad cerebral es preferentemente delta, aunque con presencia de actividad theta. El tono muscular es aún más reducido que en fase II, y tampoco hay movimientos oculares.
  • Fase IV: es la fase de mayor profundidad del sueño, en la que la actividad cerebral es más lenta (predominio de actividad delta). Al igual que la fase III, es un período esencial para la restauración física y sobretodo psíquica del organismo (déficits de fase III y IV provocan somnolencia diurna). En esta fase, el tono muscular está muy reducido. Aunque no es la fase típica de los sueños, en algunas ocasiones pueden aparecer. Los sueños de fase IV son en forma de imágenes, luces, figuras, y nunca en forma de historia. Por último, comentar que la fase IV es la fase en la que se manifiestan alteraciones tan conocidas como el sonambulismo o los terrores nocturnos
  • Fase MOR: es la fase en que tenemos los sueños típicos, los que se presentan en forma de narración. La actividad eléctrica cerebral de esta fase es rápida, mayoritariamente theta de baja amplitud con ráfagas de actividad beta. El tono muscular es nulo (atonía muscular o parálisis), lo que impide que representemos aquello que soñamos. Las alteraciones más típicas de esta fase son las pesadillas, el sueño MOR sin atonía y la parálisis de sueño.

Las investigaciones sobre el sueño dieron un avance muy importante con el descubrimiento de las fases del sueño.

Nadie podía imaginar que durante la noche tuviéramos un periodo de marcha tan intensa a pesar de estar dormidos. Ese fue un descubrimiento fundamental en la tarea de desentrañar el misterio del sueño. Se denomina fase REM (Rapid Eye Movements) o MOR (Movimiento Ocular Rápido), la cual se caracteriza por una actividad casi tan frenética como la del estado de vigilia.

Descargas eléctricas

Nuestros ojos, cerrados, se mueven con inusitada rapidez y casi todos los órganos de nuestro cuerpo reciben descargas provenientes del tronco cerebral para mantener, incluso durmiendo, operativas sus funciones. Ahora sabemos, por ejemplo, que las erecciones nocturnas o el aumento de temperatura del clítoris durante el sueño no son a causa de las actividades oníricas o de los deseos sexuales reprimidos, como creía el psicoanálisis, sino a consecuencia de la actividad que desarrolla el sistema nervioso durante la fase REM, de la misma manera que aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y el respiratorio.

A lo largo de toda una noche durmiendo, un individuo completa de cuatro a cinco ciclos que duran de 90 a 100 minutos y en los que se suceden varias fases que van del umbral del sueño, caracterizado porque las ondas cerebrales se mantienen en un ritmo alfa, pasando por cuatro fases No REM, en la última de las cuales el sujeto se encuentra con ondas cerebrales delta y profundamente dormido, hasta alcanzar la fase REM en la que se producen el 85 por ciento de los sueños intensos. A medida que envejecemos, disminuyen las cantidades totales de sueño REM y de las fases más profundas de sueño No REM.

¿Qué sucedería si se nos privase de esa marcha nocturna, de la fase REM? Tal vez descansaríamos mejor. Pues no, los doctores Lewin y Glaubman constataron, ya en 1975, que la privación de REM perjudica la rapidez y originalidad de pensamiento creativo, aunque la falta del mismo mejora el pensamiento lógico.

Satisfacer la cuota de fantasía

Pero aún hay más, ya que, como opina Rosalind Cartwright, gracias a los sueños se satisface la cuota de fantasía necesaria para el normal funcionamiento del cerebro; que el sueño REM favorece la creatividad y que durante este proceso se elabora el material emocional que hemos vivido durante la jornada, para después almacenarlo en un reducto profundo del cerebro.

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