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Taxonomía de la Conservación Industrial


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2014  •  3.678 Palabras (15 Páginas)  •  726 Visitas

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El libro de médico de cuerpos y almas trata de un joven médico de nombre Lucano hijo de Iris y Eneas, La Infancia de Lucano Junto a sus padres, fue muy singular iris una mujer muy hermosa y Eneas quien durante muchos años fue el esclavo de Diodoro, un hombre ambicioso, pero finalmente lo dejó libre pues era su favorito.

El hombre era totalmente inculto, analfabeto pero durante la enseñanza de su hijo aprendió mucho más de lo que podría haber aprendido durante su vida. Eneas fue comprado a un conocido por el padre de Diodoro Cirino, un hombre de buena moral. El hombre a quien fue comprado era cruel con sus esclavos.

El padre de Diodoro Cirino era temido, incluso por el César, sólo un hombre en Roma tenía la valentía para despreciarle: el tribuno Prisco, padre de Diodoro, querido por el pueblo. La esposa de Diodoro era llamada Aurelia. Rubria padecía una enfermedad incurable pero Diodoro la quería muchísimo, tanto que promete sacrificar un gallo a Esculpió. Ellos habían honrado a los dioses durante sus vidas y ellos no le quitarían a esta pequeña de sus manos.

Una ocasión en que Diodoro salió al patio una oscuridad se extendía entre los árboles. Oyó un sonido y volvió sobre sus pasos.vio a un niño que tenía la cabeza inclinada sobre la taza de la fuente y no se había percatado de la presencia de Diodoro.

Diodoro se acercó al niño y con una voz tierna le preguntó que si era él Lucano. Añadió que estaba preocupado por su pequeña amiga y que rezaría por ella. Él le pediría al dios desconocido que la aliviara y le regresara la salud que tanto añoraba.

Cierto día en compañía de Keptah, el médico del Procónsul romano Diodoro Cirino (quien por cierto estaba casado con una mujer de nombre Aurelia pero enamorado de Iris) observó una estrella muy brillante y hermosa (misma que se supone seguían los reyes de oriente por el nacimiento de Jesús), quedó fascinado con esa visión pero siendo un niño habían otras cosas que le interesaban: Rubria (hija de Diodoro y Aurelia) amiga y compañera de juegos de Lucano, es también el amor infantil de Lucano y de alguna manera se hace de hierbas medicinales para ayudar a aliviar los dolores de Rubria y las entrega a Diodoro, cuando Keptah reconoce las hierbas sabe que son en verdad lo que necesita para aliviar un poco a Rubria pero no para sanarla, porque inevitablemente morirá, a raíz de esto conduce a Lucano a estudiar para ser médico y le permite tomar lecciones con su hija primero, luego con Keptah, quien era el médico de Rubria, frotaba los miembros de la pequeña con las hierbas dadas por Lucano que, supuestamente era el mejor alivio para el dolor y para todos los malestares presentes en la enfermedad de Rubria. Tenía una farmacia en la que tenía sus pociones y ungüentos, y guardaba cuerpos disecados y órganos de animales, insectos, extrañas hierbas, capullos y substancias inorgánicas.

Keptah examinaba la orina y las secreciones corporales de la joven enferma y le daba medicamentos para que pudiera dormir, después de muchos años Rubria iba decayendo, y a la edad de 14 años murió, cuando Lucano es apenas un adolecente y Diodoro lleva sus cenizas a Roma para enterrarlas en un cementerio familiar.

Después de perder a una persona muy querida, Lucano poco a poco descubre las señales de aprendizaje, de esta forma al mismo tiempo que aprende científicamente en medicina y en naturaleza humana, así Lucano va creciendo espiritualmente; entonces se declara enemigo de Dios, los dioses griegos incluido el Dios desconocido, los dioses romanos y también el de los hebreos, pues según su opinión afligían dolor a los humanos por mero capricho, y decide hacerse médico aun más para ayudar a aquellos a quienes Dios aflige.

Kepta se acerca a Lucano y le dice que va a ser su maestro y sería posteriormente enviado a Alejandría para que completara los estudios en el campo de la medicina. Fueron a visitar al pretor de Antioquía y tan pronto como regresaron Diodoro le hizo mención de su libertad pero aclarando que no estaba obligado a darle una gran cantidad de dinero en oro hasta que cumpliera cuarenta y cinco años. Él debía cumplir la promesa anteriormente a su padre. Keptah estaba feliz.

Lucano le mostró su agradecimiento y le dijo que iría con él a donde fuera que váyase y que su vida estaría a su servicio por el resto de su vida.

Lucano aprendió una valiosa lección de Keptah, quien gozando de inmensa sabiduría comparte con Lucano sus más profundos sentimientos y afirma que no hay mejor manera de acercarse a Dios que deseando lo menos posible, ideal que compartía con uno de los sabios más grandes que el mundo haya conocido, Sócrates. Afirma que todo se trata de verlo desde un punto de vista personal. Lo que algunos ven bien, otros lo ven mal, comentó Keptah.

Aurelia la madre de Rubria esposa de Diodoro que estaba embarazada, a la cual le detectaron endematosis alrededor del vientre, el rostro y las ingles y la única oportunidad que tenían para salvar a esa mujer era un rápido nacimiento ya que ella no era compatible con el feto, esa mujer era, que ella al tener convulsiones le daban sedantes y le hacían sangrías; al estar dormida le tomaban el pulso y escuchaban los latidos de su corazón al poner el oído en su pecho, al despertar le daba a beber una poción el cual Keptah vertió un dorado líquido viscoso y brillante en una pequeña copa.

Al dar a luz Aurelia, surgió un continuo chorro de agua mezclado con sangre y la habitación se llenó de olor.

Keptah introdujo sus dedos al cuerpo de Aurelia y ella gimió; presionó con ambas manos la parte alta del vientre y rítmicamente ayudó a los músculos en sus intentos de separar al niño de su madre.

Y las convulsiones que eran causadas por la enfermedad impedían que el niño saliera, y el médico Keptah tuvo que tomar la decisión de engrandar el canal con un cuchillo para que el bebé pudiera nacer pero que al hacer eso la señora podría morir a causa de una hemorragia. La cabeza del niño no podía ser alcanzada con fórceps ya que por ser prematuro aún no había descendido de la boca del vientre y también por la convulsiones del cuerpo de la madre; además el niño no estaba en condiciones aptas ya que la cabeza estaba en la parte de arriba, pero aun así pudieron sacar al bebé, quién había nacido casi muerto; Lucano forzó los labios infantiles, los abrió e introduje un dedo en la garganta. Extrajo un coagulo de sangre y moco, tomo una manta caliente y envolvió al niño, volvió abrir la boca del bebé, lo alzó hacia su rostro y forzó profundas aspiraciones a su garganta y pulmones; sus dedos presionaban el pecho del niño con suavidad y firmeza contrayéndolo y dilatándolo, sosteniendo al pequeñito contra su corazón con la mano izquierda y respirando

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