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Teoria Del Estado


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  1.917 Palabras (8 Páginas)  •  249 Visitas

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Centro Universitario Siglo XXI

Licenciatura en Derecho

El Contrato Social

Lic. Esmeralda López Hernández

Ensayo

Presenta: Sergio Agustín Téllez Chaves

26/junio/2012

El hombre no puede estar en un estado en el cual hay obstáculos que por sí mismo no puede superar, por lo que necesita unir su fuerza a la de los demás y pactar un contrato social para preservar así su libertad y sus propiedades.

Nos habla de tres estados: el estado de naturaleza, el estado de civilización y el estado del contrato social.

En el estado de naturaleza, el hombre es bueno, feliz, autentico, es un estado en el que el hombre no tiene conciencia ni del bien ni del mal, pero en este estado, como nos dice Rousseau en el texto, aparecen obstáculos que el hombre por sí solo no puede superar, por lo cual necesita unir sus fuerzas a otro, así se llega al segundo estado, estado de civilización (unión), es el estado en el que el hombre vive en una sociedad "moderna", en la cual la relación entre estado y ciudadanos debe ser optima para que se pueda tener una vida armónica y provechosa para todos.

En este estado hay injusticia, opresión y no hay libertad, es un estado inmoral, en el que el hombre se ha vuelto malo, es egoísta y codicioso. Pero este estado, tiene solución, ya que lo malo no proviene del hombre (buen salvaje). La solución está en el pacto social, con el cual se llega al tercer estado, el estado de contrato social. En este estado el hombre renuncia a parte de sus derechos individuales, a cambio de seguridad.

En este estado, aparece el mito del "hombre nuevo", que busca una libertad individual, y las características de una convivencia en la sociedad civil. Aquí el hombre renuncia a la voluntad particular y pierde los derechos del estado de naturaleza. Este pacto social, logra: un cuerpo moral, la justicia social, la libertad ciudadana y la individualidad civil.

Para Rousseau, el hombre necesita formarse pedagógicamente tanto teórica como prácticamente, para poder entrar en una nueva sociedad. Se recurre, pues, a la educación; esta es necesaria por dos razones; - la razón, sin sentimientos ni pasiones es estéril y académica.

Los sentimientos y pasiones, sin razón, forman un caos. Respeta la religión, respeta individualmente la forma de cada uno de seguir su luz interior, se distinguen dos dimensiones:

Del hombre, dimensión particular; cree en Dios y en la inmortalidad del alma.

Del ciudadano; dimensión social, se basa en la sociabilidad y en las leyes del contrato social y tolera las religiones que son tolerantes con los demás.

Rousseau creía que el individuo debía en última instancia asumir su puesto en la sociedad, fruto de esta inquietud es la publicación en 1762 de una exposición sistemática de sus ideas políticas: Du Contrat Social, que era simplemente parte de una obra proyectada, pero no concluida, sobre las instituciones políticas. El Contrato Social es un tratado sobre los derechos políticos, y no un debate sobre los gobiernos existentes, y pretende enfrentarse con el difícil problema de mantener la libertad en una sociedad que sea a la vez justa y humana: “El hombre nació libre y, sin embargo, vive en todas partes encadenado”.

Dicho contrato no se propone un retorno a la naturaleza originaria, pero exige la edificación de un modelo social que no se funde en los instintos y en los impulsos pasionales pero tampoco exclusivamente en la razón aislada y contrapuesta a los sentimientos y a la voz del mundo prerracional. El nuevo modelo debe apoyarse en la voz de la conciencia humana en su integridad y debe estar abierto a la comunidad.

Según Rousseau, el principio que garantice esta transformación social está constituido por la voluntad general, ya que sólo es ésta la que puede dirigir las fuerzas del Estado hacia el bien común. Establece así la voluntad general “como verdadero motor del cuerpo social”, en detrimento de la voluntad particular. La voluntad general se configura mediante un pacto libre entre iguales. No se admite la sumisión a terceras personas. Este pacto entre iguales supone la renuncia de cada uno a sus propios intereses a favor de la colectividad, es decir, los hombres voluntariamente renuncian a un estado de natural inocencia para someterse a las reglas de la sociedad, a cambio de beneficios mayores inherentes al intercambio social. Este consentimiento voluntario se materializa a través de un contrato, “el contrato social” en este caso.

La reestructuración social que propone Rousseau debe tener como efecto la total socialización del hombre, con objeto de impedir que surjan y se consoliden intereses privados. El hombre sólo debe pensar en sí mismo cuando piense en los demás. Nadie debe obedecer a otro, sino todos a las leyes que emanan del Estado, las cuales son expresión de la voluntad general. Esta voluntad general debe estar dirigida por una especie de filósofo-rey, el cual debe solicitar y facilitar los esfuerzos de todos, para que todos quieran el bien común y eviten el mal, que se identifica con los intereses particulares.

Por lo tanto, el hombre, según Rousseau, sólo debe obedecer a aquella conciencia pública representada por el Estado. La voluntad general, encarnada por el Estado y en el Estado, lo es todo. En definitiva, la defensa del bien común conduce a un vaciamiento del individuo, el cual se ve absorbido por el cuerpo social.

La obra tiene cuatro libros pero en realidad es un proyecto inacabado. El autor hace saber al lector la causa que le llevó a no poder completar dicha empresa:

“Este pequeño tratado se ha extraído de una obra más extensa, iniciada sin haber consultado mis fuerzas y abandonada después de un tiempo. De los diversos fragmentos que podían extraerse de ella, este es el más considerable y el que me ha parecido menos

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