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Vida y obra de San Francisco de Asis


Enviado por   •  9 de Agosto de 2022  •  Tareas  •  1.640 Palabras (7 Páginas)  •  123 Visitas

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Vida y obra de San Francisco de Asís

A sido un Religioso y místico italiano, fundador de la orden franciscana. Casi sin proponérselo lideró San Francisco un desplazamiento de renovación cristiana que, centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad, tuvo un gran eco en medio de las clases reconocidas e hizo de él una veneradísima personalidad en la Edad Media. La sencillez y humildad del pobrecito de Asís, no obstante, acabó trascendiendo su etapa para erigirse en un modelo atemporal, y su figura es valorada, más allá inclusive de las propias creencias, como una de las más altas protestas de la espiritualidad cristiana. Hijo de un rico mercader denominado Pietro di Bernardone, Francisco de Asís era un adolescente mundano de cierto renombre en su localidad. Había ayudado a partir de muchachito a su papá en el negocio de paños y puso de manifiesto sus dotes fundamentales de sabiduría y su afición a la elegancia y a la caballería. En 1202 ha sido encarcelado gracias a su colaboración en un altercado en medio de las metrópolis de Asís y Perugia. Tras este lance, en la soledad del cautiverio y después a lo extenso de la convalecencia de la patología que padeció una vez vuelto a su territorio, sintió hondamente la insatisfacción respecto al tipo de vida que llevaba y se empezó su maduración espiritual. Del lujo a la pobreza Al poco tiempo, en la primavera de 1206, tuvo San Francisco su primera perspectiva. En el diminuto templo de San Damián, medio abandonado y acabado, escuchó frente a una imagen románica de Jesucristo una voz que le hablaba en el silencio de su muda y amorosa contemplación: "Ve, Francisco, repara mi congregación. Ya lo ves: está elaborada una ruina". El adolescente Francisco no vaciló: corrió a su vivienda paterna, tomó unos cuantos rollos de paño del depósito y se dirigió a venderlos a Foligno; después dio el dinero de esta forma obtenido al sacerdote de San Damián para la reposición del templo. Esta acción desencadenó la furia de su papá; si anteriormente había censurado en su hijo cierta tendencia al lujo y a la pompa, Pietro di Bernardone vio ahora en ese donativo una ciega prodigalidad en perjuicio del patrimonio que muchos sudores le costaba. Por esto llevó a su hijo frente a el obispo de Asís con el propósito de que renunciara formalmente a cualquier herencia. La contestación de Francisco ha sido despojarse de sus propias vestiduras y restituirlas a su progenitor, renunciando con ello, por amor a Dios, a cualquier bien terrenal. A los veinticinco años, sin más bienes que su pobreza, dejó su localidad natal y fue a Gubbio, donde laboró abnegadamente en un nosocomio de leprosos; después regresó a Asís y se dedicó a restablecer con sus propios brazos, pidiendo materiales y ayuda a los transeúntes, los templos de San Damián, San Pietro In Merullo y Santa María de los Ángeles en la Porciúncula. A pesar de esta actividad, esos años fueron de soledad y sentencia; únicamente se mostraba frente a el planeta para mendigar con los que tienen poco dinero y compartir su mesa. La llamada a la predicación El 24 de febrero de 1209, en la pequeña congregación de la Porciúncula y a medida que escuchaba la lectura del Evangelio, Francisco escuchó una llamada que le indicaba que saliera al mundo a hacer el bien: el eremita se ha convertido en apóstol y, descalzo y sin más atavío que una túnica ceñida con una cuerda, rápido atrajo a su alrededor a toda una corona de almas activas y devotas. Las primeras (abril de 1209) fueron Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattani, a los que se sumó, tocado su corazón por la gracia, el sacerdote Silvestre; al poco tiempo arribó Egidio. San Francisco de Asís predicaba la pobreza como un costo y proponía un modo de vida sencillo con base en los ideales de los Evangelios. Se debe rememorar que, en aquella etapa, otros conjuntos que propugnaban una vuelta al cristianismo primigenio habían sido declarados heréticos, razón por la que Francisco quiso disponer de la autorización pontificia. Hacia 1210, tras recibir a Francisco y a un conjunto de once compañeros suyos, el papa Inocencio III aprobó oralmente su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono. Con la era, el número de sus adeptos ha sido incrementando y Francisco empezó a conformar una orden religiosa, llamada en la actualidad franciscana o de los franciscanos, en la que rápido se incluiría San Antonio de Padua. Además, con la participación de Santa Clara, fundó la rama femenil de la orden, las Mujeres Pobres, más conocidas como las clarisas. Años más tarde, en 1221, se crearía la orden tercera con el objeto de admitir a quienes no podían renunciar a sus obligaciones parientes. Hacia 1215, la hermandad franciscana se había ya extendido por Italia, Francia y España; aquel mismo año el Concilio de Letrán reconoció canónicamente la orden, llamada entonces de los Hermanos Menores. Por aquellos años trató San Francisco de llevar la evangelización más allá de las tierras cristianas, sin embargo distintas situaciones frustraron sus viajes a Siria y Marruecos; al final, entre 1219 y 1220, probablemente tras un encuentro con Santo Domingo de Guzmán, predicó en Siria y Egipto; aunque no consiguió su conversión, el sultán Al-Kamil quedó tan impresionado que le permitió ir a los Santos Sitios. Últimos años A su regreso, a súplica del papa Honorio III, compiló por escrito la regla franciscana, de la que escribió 2 variantes (una en 1221 y otra más esquemática en 1223, aprobada aquel mismo año por el papa) y otorgó la dirección de la sociedad a Pedro Cattani. La dirección de la orden franciscana no tardó en pasar a los miembros más prácticos, como el cardenal Ugolino (el futuro papa Gregorio IX) y el hermano Elías, y San Francisco ha podido dedicarse por completo a la vida contemplativa. A lo largo de este aislamiento, San Francisco de Asís recibió los estigmas (las heridas de Cristo en su propio cuerpo); según declaración del mismo santo, ello ocurrió en septiembre de 1224, tras un largo lapso de ayuno y frase, en un peñasco al lado de los ríos Tíber y Arno. Aquejado de ceguera y fuertes males, pasó sus 2 últimos años en Asís, rodeado del enardecimiento de sus seguidores. Sus sufrimientos no perjudicaron su profundo amor a Dios y a la Construcción: claramente entonces, hacia 1225, compuso el sorprendente poema Cántico de las criaturas o Cántico del hermano sol, que influyó en buena parte de la poesía ascética y mística de España siguiente (Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz). San Francisco de Asís murió el 3 de octubre de 1226. En 1228, apenas 2 años más tarde, ha sido canonizado por el papa Gregorio IX, que colocó la primera roca de el templo de Asís dedicada al santo. La celebración de San Francisco de Asís se festeja el 4 de octubre. Obras de San Francisco de Asís Privadas de datos cronológicos, las obras de San Francisco de Asís documentan, no la vida del santo, sino el espíritu y el ideal franciscanos. Parte importante de dichos escritos se ha perdido, entre ellos muchas epístolas y la primera de las 3 normas de la orden franciscana (compuesta en 1209 o 1210), que recibió la aceptación oral de Inocencio III. Sí que se preserva la llamada Regla I (en realidad segunda), compuesta en 1221 con la participación, por lo cual se refiere a los textos bíblicos, de Fray Cesario de Spira. Esta regla (llamada no sellada ya que no ha sido aprobada con el sello papal) consta de veintitrés capítulos, de los cuales el último es una plegaria de acción de gracias y de petición al Mr., y concentra las reglas, amonestaciones y exhortaciones que San Francisco dirigía a sus cofrades, las más veces en situación de los capítulos de la orden. La Regla II, realmente tercera (y llamada sellada, pues recibió la aceptación pontificia el 29 de noviembre de 1223), consta de solamente doce capítulos y no es más que una repetición más concisa y ordenada de la antecedente, en relación a la cual no muestra (como ciertos estudiosos han preciado afirmar) noticias fundamentales. Es la que continúa en vigor en la orden franciscana. En el Testamento, escrito en vísperas de su muerte e impuesto como parte miembro de la regla, San Francisco lega a sus compañeros de orden, como el más grande tesoro espiritual, a madonna Pobreza. En la primera versión completa de las obras de San Francisco de Asís (la de Wadding), fueron diecisiete las epístolas reputadas auténticas, empero su número se observó bastante disminuido en las ediciones críticas posteriores. La exhortación a la penitencia y a la ventaja, el valor de la pobreza y del amor a Dios y los preceptos de la orden son ciertos de los temas comunes de su epistolario. Se conservan asimismo unas escasas poesías religiosas en latín. Otras obras destacadas son las Admonitiones, que tienen dentro instrucciones de San Francisco para la recta interpretación de la regla, y De religiosa habitatione in eremo, dirigida a los frailes deseosos de llevar una vida eremítica. Las Admonitiones presentan sus ideas morales en advertencias prácticas dadas a sus hermanos, fruto de un constante estudio de nuestra vida interior. Establecida en los evangelios y las Epístolas de San Pablo, esta moral se encuentra centrada por completo en el primer precepto, el del amor a Dios por sí mismo y como exclusivo bien, del que todos los otros proceden y que se ubica por arriba de cada una de las cosas: quien ama al Mr. así lo tiene ya interiormente en el tamaño en que comprende que, sin Él, el motivo de nuestra vida se hundiría en las tinieblas y la nada.

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