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Actividad 1. Estudio de Caso: El Desastre De Mann Gulch


Enviado por   •  22 de Agosto de 2021  •  Ensayos  •  2.100 Palabras (9 Páginas)  •  1.044 Visitas

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TEORIA DE DECISIONES-SABADO-VESPERTINO

Unidad 2. Actividad 1. Estudio de Caso: El Desastre De Mann Gulch.

Contenido de Nota Virtual

La solución de problemas es una habilidad indispensable en casi todos los aspectos de nuestra vida. En particular, el trabajo de un directivo implica resolver problemas. Los directivos eficaces son capaces de resolver problemas tanto de forma analítica como creativa. Diversas investigaciones destacan una relación positiva entre la solución creativa de problemas y las organizaciones de éxito.

Lea y analice el Recurso 1. Desarrollo De Habilidades Directivas y el Recurso 2. Video 1. Solución Analítica y Creativa De Problemas.

Puedes utilizar otras referencias bibliográficas también para realizar la siguiente actividad.

Actividad A Realizar:

• Desarrolle el Caso: El desastre de Mann Gulch. Ubicado en la pág. 210-212 del Recurso 1.

• Haga un Informe con los resultados obtenidos.

El desastre de Mann Gulch

El libro ganador de premios de Norman McLean, Young Man and Fire, cuenta la historia de Mann Gulch, más de 40 años después de uno de los mayores desastres causado por incendios, en la historia del servicio forestal estadounidense. El análisis de esta historia, realizado por el profesor Karl Weick, destaca los defectos en la solución de problemas que causaron la muertede 13 jóvenes.

El desastre de Mann Gulch (Montana) es la historia de una carrera (p. 244). Los bomberos de la carrera (excluyendo al supervisor “Wag”, Wagner Dodge, y al guardia forestal Jim Harris) tenían entre 17 y 28 años de edad y eran solteros; siete de ellos estudiaban ciencias forestales (p. 27), y 12 habían hecho el servicio militar (p. 220). Conformaban un grupo muy selecto (p. 27) y a menudo se describían a sí mismos como aventureros profesionales (p. 26).

A las 4:00 p.m. del 4 de agosto de 1949 se registró una tormenta eléctrica sobre el área de Mann Gulch, y se cree que un pequeño fuego se inició en un árbol seco. Al día siguiente, el 5 de agosto de 1949, la temperatura era de 97° Fahrenheit y el índice de riesgo de incendio era de 74 de un máximo posible de 100 (p. 42), lo cual implicaba un “potencial explosivo” (p. 79). Cuando un guardia forestal detectó el fuego, se envió a los bomberos para extinguirlo. Dieciséis de ellos volaron desde Missoula, Montana, a las 2:30 p.m. en un transporte C-47. Las condiciones del viento de ese día eran turbulentas, y uno de los bomberos se enfermó en el avión, no pudo saltar, regresó a la base y renunció al cuerpo de bomberos tan pronto como aterrizó (“sus represiones lo tomaron desprevenido”, p. 51). A las 4:10 p.m. los bomberos y su carga bajaron en el lado sur de Mann Gulch,

desde una altura de 2,000 pies en vez de la altura acostumbrada de 1,200 pies, a causa de la turbulencia (p. 48). El paracaídas que llevaba su radio no abrió, y el radio quedó pulverizado al tocar tierra. El grupo se reunió con el guardia forestal Jim Harrison, quien había estado luchando solo contra el fuego durante cuatro horas (p. 62), reunió sus provisiones y se dispuso a cenar. Alrededor de las 5:10 p.m. (p. 57) comenzaron a caminar a lo largo del costado sur de la barranca, para rodear el fuego (p. 62). Sin embargo, Dodge y Harrison, quienes ya habían explorado la zona, se mostraron preocupados de que el espeso bosque, que estaba cerca al lugar donde habían aterrizado, se convirtiera en una “trampa mortal” (p. 64).

Aconsejaron al segundo al mando, William Hellman, que llevara al grupo al costado norte del barranco, y que los dirigiera hacia el río, junto a la montaña. Mientras Hellman hacía esto, Dodge y Harrison comieron algo con rapidez. Dodge se reunió con el grupo a las 5:40 p.m. y se colocó a la cabeza de la fila mientras se dirigían hacia el río. Podía ver cómo las llamas se movían de un lado al otro en la pendiente del sur mientras miraba a su izquierda (p. 69).

En este momento, el lector encuentra la frase más atemorizante de todo el libro: “¿Entonces Dodge lo vio?” (p. 70). Lo que vio fue que el fuego había cruzado la barranca justo 200 yardas adelante y que iba hacia ellos (p. 70). Dodge hizo que el grupo diera la vuelta y subiera la colina en diagonal, hacia la cima de un risco (p. 175). Pronto estaban caminando entre maleza de dos pies y medio de alto, acercándose con rapidez a las llamas de 30 pies de altura que se dirigían rápidamente hacia ellos a una velocidad de 610 pies por minuto (p. 274).

 Dodge les gritó que soltaran sus herramientas y, para sorpresa de todos, encendió fuego frente a ellos y les ordenó que se acostaran en el área que había quemado. Nadie lo hizo, sino que corrieron hacia el risco. Dos de ellos, Sallee y Rumsey, se metieron a una hendidura en una zona que no estaba quemada. Hellman subió a la colina, se quemó de manera terrible y murió al mediodía siguiente. Dodge sobrevivió al acostarse sobre las cenizas de su fuego de escape y otro individuo, Joseph Sylvia, sobrevivió durante un rato y luego murió. Las manecillas del reloj de Harrison se fundieron a las 5:56 p.m. (p. 90), que es la hora oficial a la que murieron 13 personas.

Cuando el fuego se extinguió, Dodge encontró a Sallee y Rumsey, y este último se quedó a cuidar a Hellman mientras Sallee y Dodge fueron por ayuda. Entraron a la estación forestal de Meriwether a las 8:50 p.m. (p. 113), y los equipos de rescate salieron de inmediato para recoger a los muertos y a los moribundos. A los muertos se les encontró dentro de un área de 100 por 300 yardas (p. 111). Se requirieron 450 hombres y cinco días más para controlar el fuego en la zona de 4,500 acres en Mann Gulch (pp. 24, 33).

En el momento en que el grupo de bomberos aterrizó en el incendio, se le había clasificado como un incendio clase C, es decir, que tenía un alcance de entre 10 y 99 acres. Cuando los bomberos aterrizaron en Mann Gulch, esperaban encontrarse con lo que denominaban un incendio tipo 10:00, es decir, un incendio que podría quedar rodeado y aislado por completo hacia las 10 de la mañana del siguiente día. Los tripulantes de la aeronave que transportó a los bomberos “creían que el grupo controlaría el incendio hacia las 10:00 a.m. del día siguiente” (p. 43). La gente entendió esta imagen cuando ya era demasiado tarde, y por ello, lo que vieron no tenía ningún sentido:

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