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Alcohol Y Fagocitosis


Enviado por   •  22 de Mayo de 2014  •  6.116 Palabras (25 Páginas)  •  644 Visitas

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“Efectos que tiene el etanol sobre la fagocitosis”

AUTORES

Avendaño Estévez José Arturo, Hernández Basurto Monseratt, Martínez Silva Ariana Guadalupe, Ornelas Casimiro Jenny Silvia, Rodríguez Domínguez Abigail, Sandoval Delfino Alicia.

Es necesario darle el orden del protocolo, la introducción es buena pero hay que enfocarse más a fagocitosis.

INTRODUCCIÓN

En los años 50 la OMS definió el alcoholismo como el daño orgánico o psíquico derivado del consumo de etanol. En 1952 y 1953 Jellinek considera el alcoholismo una enfermedad si cumple las siguientes características: adaptación del metabolismo celular al alcohol, adquisición de una tolerancia tisular progresiva, presentación de síntomas de abstinencia y falta de control o incapacidad de abstención; en definitiva, define el alcoholismo como todo uso o abuso de alcohol o consumo en cantidad suficiente para producir problemas familiares, laborales, legales o físicos.

El consumo crónico de alcohol es un factor de riesgo de infección por varios mecanismos:

a) El alcohol disminuye el reflejo de la tos y altera la coordinación orofaríngea. Esto explica la mayor frecuencia de infecciones del tracto respiratorio de causa aspirativa en la intoxicación etílica aguda. Además, la exposición al frío, la mala higiene oral, el tabaco y la malnutrición predisponen a las infecciones respiratorias. La malnutrición asociada al consumo crónico de alcohol, por si misma, altera la función leucocitaria y la inmunidad, e induce insuficiencia de los músculos ventilatorios, lo que predispone a una mayor frecuencia de infecciones y atelectasias pulmonares.

b) El alcohol suprime la respuesta inmune (tanto la inmunidad innata como adquirida), lo que predispone a un mayor riesgo de infecciones.

Estudios han descrito los efectos inhibitorios del alcohol en la función de los neutrófilos, incluyendo un descenso en la expresión de moléculas de adhesión, daño en la marginación de los neutrófilos y retraso en la migración al sitio de infección. Existen varios estudios que relacionan el consumo excesivo de alcohol con el riesgo de adquirir una neumonía de la comunidad (NAC). (1)

Se ha observado que la intoxicación por etanol suprime la producción de citocinas después de una infección por S. pneumoniae, lo que se asocia con un retraso en la migración de los neutrófilos y un incremento de la mortalidad. (2)

Los alcohólicos también tienen un mayor riesgo de infecciones del SNC, como meningitis por neumococo y Listeria (3) y un mayor riesgo de endocarditis por Bartonella spp (4).

El sistema inmunitario protege al organismo de infecciones mediante un sistema de capas o barreras de defensa sucesiva, cada una más específica que la anterior. El primer nivel lo forman las barreras físicas que evitan que los agentes patógenos como las bacterias y los virus, penetren en el organismo. Si un agente patógeno traspasa estas primeras barreras, el sistema inmunitario innato provee una respuesta inmediata, pero no específica. Los sistemas inmunológicos innatos se encuentran en todas las plantas y animales. Sin embargo, si los agentes patógenos evaden la respuesta innata, los vertebrados poseen una tercera capa de protección, que es el sistema inmunitario adaptativo. Aquí el sistema inmunitario adapta su respuesta durante la infección para mejorar el reconocimiento del agente patógeno. La información sobre esta respuesta mejorada se conserva aún después de que el agente patógeno es eliminado, bajo la forma de memoria inmunológica, y permite que el sistema inmune adaptativo desencadene ataques más rápidos y más intensos, si en el futuro el sistema inmune detecta de nuevo el mismo patógeno. Tanto la inmunidad innata como la adaptativa dependen de la habilidad del sistema inmunitario para distinguir entre las moléculas propias y las que no lo son. En inmunología, las moléculas propias son aquellos componentes de un organismo que el sistema inmunitario distingue de las substancias extrañas. Al contrario, las moléculas que no son parte del organismo, son reconocidas como moléculas extrañas. Un tipo de moléculas extrañas son los llamados antígenos que son sustancias que se enlazan a receptores inmunes específicos y desencadenan una respuesta inmune.

1. Barreras superficiales.

Estas barreras pertenecen al sistema inmunitario innato. Son defensas que tienen la función de eliminar una gran cantidad de infecciones. Por lo que existe un gran número de éstas que protegen de las infecciones, incluyendo barreras mecánicas, químicas y biológicas. En los pulmones, la tos y los estornudos expulsan mecánicamente a los elementos patógenos y otros organismos del tracto respiratorio.

2. Inmunidad innata

El sistema inmune innato es el sistema dominante de protección. Las defensas de este sistema no son específicas, por lo que estos sistemas reconocen y responden a los patógenos de una forma genérica.

2.1. Barreras humorales y químicas.

La inflamación es una de las primeras respuestas del sistema inmune a una infección. . A finales de la década de los noventa se identificó a los receptores tipo toll como uno de los principales inductores de genes que producen la inflamación, siendo 10 los conocidos en los humanos (5), estos son proteínas transmembrana que reconocen un grupo de moléculas específicas, en este caso la TLR4 reconoce lipopolisacaridos, que al ser reconocidos por los receptores conduce a la rápida producción de eicosanoides y citocinas, que son liberadas por células heridas o infectadas. Los eicosanoides incluyen a las prostaglandinas, que producen fiebre y dilatación de los vasos sanguíneos asociados con la inflamación, y a los leucotrenos que atraen ciertos leucocitos. En las citocinas se incluyen las interleucinas que son responsables de comunicación entre leucocitos, las quimiocinas, que promueven la quimiotaxis, y los interferones que tienen efectos antivirales, como la supresión de la síntesis de proteínas en la célula huésped.

Las Interleucinas (IL).

Producidas casi en su totalidad por las células presentadoras de antígenos (macrófagos activados, células dendítricas, monocitos y linfocitos B) aunque también pueden ser producidas por células hísticas (fibroblastos, células epiteliales, endoteliales, etc.). Su acción principal tiene lugar en las primeras fases de la

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