Algunos Efectos De Los Rayos Ultravioletas Sobre El Aparato Visual
wilsonbueno9 de Octubre de 2014
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ALGUNOS EFECTOS DE LOS RAYOS ULTRAVIOLETAS SOBRE EL APARATO VISUAL.
SOME EFECTS OF THE ULTRA VIOLET RAYS IN THE VISUAL SYSTEM.
RESUMEN
Se realizó una exhaustiva revisión bibliográfica, con el objetivo de demostrar cómo los rayos ultravioletas influyen negativamente sobre el aparato visual y exponer cuáles son las estructuras oculares mayormente afectadas. Demostrando que los cambios climáticos actuales nos afectan y por lo tanto debemos estar preparados para adaptarnos para disminuir los daños a nuestro organismo. Para concluir reconocimos que con el adelgazamiento de la capa de ozono se han reportado daños en múltiples órganos entre ellos el aparato de la visión ocasionando daños titulares produciendo diversas lesiones llegando incluso hasta la ceguera; entre otras encontramos: pterigium, queratitis, quemaduras, catarata y maculopatía solar.
Palabras claves: Sistema visual, radiaciones ultravioletas (UV), capa de ozono, fototoxicidad, cambios climáticos.
ABSTRACT
A bibliographic revision was made, with the main objective of demonstrated who ultra violet rays influence negatively in the visual system and to expose the ocular structures that are more affected by them. Demostrating that actual climatic changes affect as and so we have to be prepare for adaptated to demanage the damages to our organism. We conclude recognizing that with the slimming of ozone layer multiple organs damages, such as visual system, causing tissue damages developing several lesions including blindness; some of them are: Pterigium, queratitis, burns, cataract and solar maculopathy.
Key words: Visual system, ultra violets radiations, ozone layer and phototoxicity, climatic changes.
INTRODUCCIÓN
Con los cambios del clima y la disminución de la capa de ozono, que ya son hechos de la vida, tenemos que enfrentar un futuro de calor, huracanes y daños de la luz. Ya está absolutamente claro que tendremos que pagar en la moneda que más nos cuesta: "nuestra salud".
A veces tenemos la sensación de que el ambiente se está deteriorando ante nuestros ojos. Actualmente con los informes de los cambios climáticos, la disminución del ozono, la reducción de la biodiversidad y los cambios generalizados de la Tierra, como es la reforestación, tenemos que convencernos de que estamos pasando de la etapa de las teorías a la etapa de cambios reales, que no podemos desconocer (1). El proceso ya ha comenzado, pero ¿Cuán preparados estamos para adaptarnos?
Los cambios globales son tan grandes y tan extensos, que es imposible que no nos afecten. La disminución del ozono y los cambios climáticos son los que, obviamente, van a tener un mayor impacto en nuestra salud. Por lo menos se conoce bien el impacto de la fuerte radiación solar sobre la piel, lo que nos permite imaginarnos los escenarios futuros con bastante certeza. Pero los impactos indirectos, como por ejemplo el que se podría producir en una variedad de enfermedades infecciosas, es algo mucho más complejo y difícil de evaluar.
La merma del ozono en las capas altas de la atmósfera ha sido el cambio ambiental más estudiado. (1,2)
La capa de ozono (trioxígeno u O3), formada por la acción de la luz solar sobre el oxigeno molecular (O2) en la estratosfera, se ha estado adelgazando por la exposición a químicos que se usan en la industria. Además de los polos, la disminución global del ozono en los últimos veinte años se ha estimado alrededor del 4% por cada década. Aunque parezca que una cifra baja es muy serio, porque la capa de ozono nos protege de la sobre exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol, y es precisamente este último el motivo de esta revisión que tiene como objetivos: demostrar como influyen negativamente los rayos ultravioletas sobre el aparato visual y exponer las estructuras oculares mayormente afectadas por las mismas (2,3).
DESARROLLO
El espectro UV se divide en tres bandas. UV-C (200 a 280 nanómetros) es la más energética y dañina, seguida por la UV-B (280 a 320 nanómetros) y la UV-A (320 a 400 nanómetros). En la atmósfera, el oxígeno absorbe las radiaciones UV a una longitud de onda bajo 242 nanómetros, mientras que el ozono lo hace principalmente entre 200 y 290 nanómetros.
De esta forma, el oxigeno y el ozono protegen a las moléculas dentro de los organismo vivos (incluyendo a los humanos) para que no absorban demasiadas radiaciones UV. Ello es una función vital, ya que la transferencia de energía que resulta tiene dramáticos efectos biológicos. Basta señalar que la industria usa UV-C para matar microorganismos en los equipos como también para esterilizar los alimentos. (4,5)
Por fortuna los UV-C son normalmente absorbidos por la capa de ozono y por lo tanto no llegan a la superficie de la Tierra. Por el contrario, los UV-B son poco afectados por la capa de ozono. Pero los que pasan son suficientes para quemar nuestra piel y nuestros ojos.
El color de la piel es un elemento fundamental por el daño que pueda sufrir. La piel oscura es rica en un pigmento llamado "melanina" que actúa como un bloqueador natural del sol al absorber los UV. Es por ello que quienes poseen este tipo de piel tienen una menor incidencia de problemas cutáneos relacionados con la luz solar.
Las personas de piel blanca son menos afortunadas. Las radiaciones UV-B, contribuyen a darle un tono bronceado, pero también causan quemaduras, inflamaciones y otros efectos fotobiológicos. Estos incluyen daños de las moléculas de ADN, y producen mutaciones y alteraciones de las proteínas en sus estructuras y propiedades enzimáticas.
Los UV-A, que producen el bronceo o pequeñas inflamaciones, son menos peligrosos. Sin embargo, por su exposición a ellos durante muchos años, también llegan a serlo. (6)
La piel, aunque sólo tiene 3 milímetros de grosor, está constituida por una estructura compleja, que incluye una capa superficial de células epiteliales y un tejido conectivo de soporte. La mayor parte del daño de los UV se produce en el tejido conectivo, que se arruga. A los 30 años, prácticamente todos tenemos un cierto grado de daño de la piel de la cara.
Nuestros ojos están constantemente absorbiendo luz, y también son altamente vulnerables a los UV, y algunas veces con consecuencias muy serias. Así por ejemplo, las células pigmentadas oculares, que normalmente constituyen elementos de protección para nuestra vista, reduciendo la luz reflectada en el interior del ojo, pueden alterar su función cuando se exponen a una excesiva cantidad de UV. De esto pueden resultar melanomas del ojo, ceguera y la muerte. (1,7)
Todavía más importante, desde una perspectiva de salud mundial, es el efecto de la UV en el lente del ojo, porque las proteínas del lente se reemplazan en forma muy lenta, tienen una gran tendencia a acumular daños. En función del tiempo, la posición especial de ellas, que permite la transparencia del lente, se va perdiendo provocando visión nublada, formando así una "catarata", que es la causa más frecuente de ceguera predecible.
Aún cuando las cataratas se pueden curar por cirugía, muchas personas en los países pobres no tienen acceso a estas tecnologías. La escala de este problema potencial es enorme: la Organización Mundial de la Salud estima que por lo menos tres millones de casos de cataratas anuales son debidos a la exposición de los rayos UV, y algunos sugieren que por cada 10% de reducción del ozono estratosférico, se producen 1.75 millones de nuevos casos de catarata al año. (1,2)
La disminución del ozono, también afecta indirectamente la salud, causando daños más difíciles de cuantificar, pero que pueden ser igualmente serios.
La luz ambiental que incide en la retina humana genera cambios genéticamente programados en los fotorreceptores que la absorben, cambios que hacen posible la visión. Pero no toda la luz que penetra en el ojo es absorbida por otras estructuras oculares, se generan eventos quí¬micos que, acumulados, provocan afectación de las estructuras oculares una vez que son superados los mecanismos de fotoprotección. (1)
A pesar que mucho se conoce de los efectos de grandes cantidades de radiación que inciden en el ojo en cortos perí¬odos, se sabe poco actualmente del efecto de bajos niveles de radiación absorbida a lo largo de años de vida, sin embargo la posibilidad de daño por efecto acumulativo en las estructuras oculares es un tema de gran preocupación hoy en día.
Mecanismos de daño
La energía radiante que llega a la retina puede generar daño por tres vías: termo-acústica, las ondas sónicas dañan los tejidos; daño térmico, cuando la temperatura se eleva en forma significativa, y daño fotoquímico cuando las circunstancias físicas excluyen los otros dos mecanismos. Las tres grandes variables que determinan el tipo de noxa que se va a generar son el poder, la duración de la exposición y la longitud de la onda que incide en el tejido. (2,8)
La cirugía láser que se usa actualmente en tratamientos de fotocoagulación de la retina se basa en el efecto térmico que produce
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