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Análisis Psiquiátrico De Don Quijote


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  1.600 Palabras (7 Páginas)  •  472 Visitas

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"El Quijote es una novela psicopatológica protagonizada por un enfermo mental". Así de categórico se muestra el psiquiatra Francisco Alonso Fernández cuando se refiere a una de las obras literarias más geniales de todos los tiempos y en torno a la cual gira su libro El Quijote y su laberinto vital, de inminente publicación. A buen seguro, la obra de este catedrático complutense y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina abrirá la puerta a la polémica entre quienes defienden la perspectiva puramente literaria y simbólica de la locura del hidalgo castellano y quienes, como él mismo, creen firmemente que Cervantes hizo el esfuerzo consciente de describir de forma realista el comportamiento de alguien con una enfermedad psiquiátrica muy concreta.

La idea es atrevida, cuesta rendirse a ella. Desde nuestra perspectiva de ciudadanos del siglo XXI, resulta difícil aceptar que el personaje literario más conocido de toda la Historia de la literatura estuviera tan trastornado como asegura este psiquiatra. Cuatro siglos de glorificación cervantina nos han llevado a pensar en Don Quijote como un héroe idealista, libre hasta la médula y dotado de una imaginación prodigiosa, y no como en un enfermo mental al que cualquier profesional de la psiquiatría podría hoy en día diagnosticar, tratar e incluso curar.

Sin embargo, según el doctor Alonso Fernández, Cervantes era plenamente consciente de lo que estaba describiendo cuando emprendió la aventura de escribir su obra maestra. "Había conocido a muchos enfermos mentales en el manicomio de Sevilla y además, él mismo debió ayudar en ocasiones a su padre, que era un cirujano barbero. También es posible que se inspirara en un personaje real que vivía en Argamasilla de Alba y que se llamaba Domingo Pacheco. Lo cierto es que todos los psiquiatras que tenemos cierta experiencia hemos visto a enfermos mentales muy parecidos al hidalgo Alonso Quijano (y digo Alonso Quijano porque Don Quijote es un usurpador, puesto que le birló el estrellato y el protagonismo a Alonso Quijano, y hasta la gloria a Cervantes)", asegura Alonso.

Con nombre y apellido. Una vez aceptada la idea de que Don Alonso Quijano padecía una enfermedad mental, llega el momento de preguntarse cuál. ¿Neurosis? ¿Esquizofrenia? ¿Ideas obsesivas en torno al tema de la necesidad de administrar justicia y ayudar a los pobres y a los débiles? El trastorno bipolar —lo que antes se llamaba trastorno maníaco-depresivo— es la opción por la que se inclina Francisco Alonso Fernández.

Este mal —que padece el 2% de los españoles, unas 800.000 personas, según la Asociación de Bipolares de Cataluña— consiste en cambios muy notables en el estado de ánimo que hacen que una persona se sienta extremadamente feliz y con el paso de los días sufra de depresión. Es decir, oscila entre dos polos opuestos: la manía o el sentimiento exagerado de bienestar y la depresión.

Según Alonso, el delirio de grandeza que sufre el hidalgo manchego —creer que es el mejor caballero andante del mundo— le conduce a una metamorfosis que transforma su personalidad. El hidalgo Alonso Quijano se convierte en el caballero Don Quijote y cambia de rasgos psíquicos, sociales e incluso físicos, porque el protagonista se siente más fuerte, más poderoso, más noble y más importante a raíz de la misma. Por otra parte, el Don Quijote que acaba de nacer sufre delirios que no sólo le transforman a él, sino también al mundo que lo rodea. El ventero se convierte en alcaide de un castillo, los molinos en gigantes, la bacía de barbero en un yelmo finísimo...

"Entonces surge un cuadro hipomaníaco dominado por el delirio", explica Alonso. Pero, además, añade, "estos cuadros generalmente van asociados a fases depresivas. Es entonces cuando podemos hablar de trastorno bipolar. Los rasgos depresivos y melancólicos de Don Quijote se ven, por ejemplo, cuando va a hacer penitencia a Sierra Morena o durante la ensoñación que experimenta en la cueva de Montesinos. En el primer caso, canta y da volteretas, pero también llora, reza compulsivamente, tiene muchos sentimientos de culpa y se somete a mortificaciones físicas. En la cueva de Montesinos la situación no puede ser más tétrica: hay cortejos de muertos que desfilan y aparece un difunto desprovisto de corazón. Sin embargo, Don Quijote sufre un sorprendente cambio en su conducta cuando sale de allí. Le han dicho que él es el único capaz de deshacer el encantamiento que hay en la cueva, pero al abandonarla se olvida de todo y no se propone volver a ese lugar. ¿Qué ocurre? Pues que cuando sale fuera del mundo depresivo de la cueva de Montesinos se siente apático, descorazonado y confuso. En resumen, se encuentra mucho más cerca de la depresión que de la hipomanía. Esa alternancia es típica del trastorno bipolar", afirma Alonso.

El tópico de que los libros de caballerías fueron la causa

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