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Apuntes Para La Historia De La Antropología física Forence

arturoscalante3 de Octubre de 2013

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Apuntes para la historia de la antropología

física forense en México

Notes for the History of Forensic Physical Anthropology in Mexico

Zaid Lagunas Rodríguez

Doctor en antropología.

Investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Centro INAH, Puebla, México.

zaidlagunas@yahoo.com.mx

Ana María Isabel Reyes Vázquez

Antropología Física.

Docente, Instituto de Ciencias Forenses y Periciales del Estado de Puebla, Puebla, México.

amireva@yahoo.com.mx

Resumen

El objetivo del presente trabajo es dar a conocer la trayectoria de la antropología física forense en México. El

trabajo se realizó mediante la consulta de diversas fuentes escritas; ello nos permitió saber que dicha actividad

se inició con las investigaciones de los médicos Francisco Martínez Baca y Manuel Vergara, en la ex penitenciaría

de Puebla, México, e Ignacio Fernández Ortigoza, en la ex penitenciaría de Belem, de la ciudad de México, a fines

del siglo XIX y primeros años del XX, cuyos estudios se enmarcan en lo que se dio en llamar la “antropología

criminal”. Ya en pleno siglo XX se tienen los trabajos de Vargas y Alva, y Luján, y el desarrollado por Arturo

Romano Pacheco en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, a partir de 1975, fecha que se

puede considerar como el final de la caduca antropología criminal y el comienzo de la moderna antropología

física forense. Se dan a conocer las contribuciones de los antropólogos físicos mexicanos y los estudiantes de

antropología física de la Escuela Nacional de Antropología e Historia a la antropología física forense. Sus aportes

han coadyuvado en la resolución de casos, sin descuidar la enseñanza y divulgación.

Palabras clave: antropología criminal, antropología física forense, criminología, investigadores, México (fuente:

Tesauro de la política criminal latinoamericana - ILANUD).

Abstract

This work is aimed at making known forensic physical anthropology in Mexico. This work was carried out

through the consultation of various written sources, which allowed us to know that such activity began with the

investigations of m.d. Francisco Martínez Baca and m.d. Manuel Vergara, at the former Puebla jail in Mexico City,

and m.d. Ignacio Fernández Ortigoza, at the former Belem jail in Mexico City, at the end of the xix century and at

the beginning of the XX century, whose studies are based on the so-called “criminal anthropology”. Already in

the xx century, we have the works of Vargas, Alva and Luján, and the one of Arturo Romano Pacheco carried out

at the Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal from 1975, a date that can be considered as the end

of old-fashioned criminal anthropology and the beginning of modern forensic physical anthropology. This work

also presents the contributions of Mexican physical anthropologists and students of physical anthropology at the

Escuela Nacional de Antropología e Historia to forensic physical anthropology. Their works have not only helped

to solve cases but have also contributed to the teaching and divulging of this subject.

Key words: criminal anthropology, forensic physical anthropology, criminology, researchers, Mexico (Source:

Thesaurus of Latin American Criminal Policy – ILANUD)

Criminalidad Revista

P o l i c í a N a c i o n a l · D I J I N

6 2 Volumen 51 • Número 2 • Diciembre 2009

Introducción

Los conocimientos generados por los antropólogos

físicos tienen aplicación en diversos campos de la

actividad humana. Por ejemplo, se habla de una antropología

aplicada al deporte, al trabajo, a diversos

problemas de salud, al diseño industrial y desde luego

a la criminología, cuya presencia en la sociedad

moderna cobra cada día mayor relevancia. Se evidencia

así la proyección práctica en el ámbito social

del conocimiento generado y la trascendencia de

una disciplina que trabaja en beneficio de la humanidad

(Lagunas, 2006a, p. 211).

En México, la imagen del antropólogo físico forense

no es tan conocida como la del médico forense. Es

posible asegurar que una buena parte de la población

no sabe que existe la antropología física; si acaso

lo sabe, no la conciben dentro del campo legal,

menos aún que exista la especialidad en antropología

física forense1 o que el antropólogo físico pueda

realizar alguna actividad dentro de ese campo (Lagunas,

2006a, p. 213).

Este desconocimiento se debió en parte a que el antropólogo

físico se había mantenido aislado en los

laboratorios de museos y otros centros de investigación,

enfrascado en sus pesquisas, lo que le impedía

incursionar en el campo forense; por otra parte, las

instituciones encargadas de administrar justicia no se

interesaban por su trabajo, aun cuando lo conocieran.

Afortunadamente, este panorama cambió con

el paso del tiempo. En la actualidad, algunos antropólogos

físicos imparten cursos al respecto, otros

1 No usamos el término antropología forense, porque consideramos

que es más amplio, involucra a la antropología en general, cuyas

distintas especialidades (antropología física, antropología social,

arqueología, lingüística antropológica, etnología y etnohistoria)

pueden intervenir en determinados momentos en los aspectos

forenses o criminalísticos.

trabajan tanto en la Procuraduría General de la República

como en las Procuradurías Generales de Justicia

de algunos estados y en la del Distrito Federal, o

como profesionales independientes.

A continuación nos ocuparemos de reseñar, de

manera sucinta, el devenir histórico de la antropología

física forense en México, las contribuciones al campo

de la antropología física forense de los antropólogos

físicos mexicanos, y las de los estudiantes de

antropología física a través de las tesis presentadas a

la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Algunos datos históri cos

Los iniciadores (1890-1910)2

En México, la antropología física forense (también

la medicina forense) tuvo su origen en los trabajos

realizados por los médicos Francisco Martínez Baca y

Manuel Vergara en la antigua penitenciaría de la ciudad

de Puebla. En dicho lugar, ambos investigadores

efectuaron sus actividades científicas a finales del

siglo XIX y principios del XX, imbuidos en el pensamiento

positivista predominante durante el gobierno

del presidente don Porfirio Díaz (Claro & Rodríguez,

1999; Cruz Barrera, 1995; Lagunas, 1994; Rodríguez

& Serrano, 1988; Serrano & Rodríguez ,1988).

Sus aportaciones más importantes fueron en el campo

de lo que se dio en llamar antropología criminal,

en la cual privaba un planteamiento antropológico

característico de la época: el lugar del hombre en

la naturaleza y su actividad física sujeta a leyes estrictas,

con el propósito de identificar las particula-

2 La división que se hace es un tanto arbitraria, aunque se toma

como base la publicación de los primeros trabajos y los últimos que

aparecen en cada periodo.

Apuntes para la historia de la antropología física forense en México

Zaid Lagunas Rodríguez - Ana María Isabel Reyes Vázquez

ISSN 1794-3108 63

ridades del hombre criminal, en asociación con sus

antecedentes raciales, sexo, procedencia geográfica

y medio social en el que habían nacido y desarrollado.

Todo ello con el objetivo de prevenir el delito

más que castigarlo. Recibieron la influencia de los

conceptos predominantes de la antropología europea

de esa época, difundidos por criminólogos de la

talla de Lombroso, Benedict, Ferny, con antecedentes

en Gall y Lavater (Claro & Rodríguez, 1999; Cruz

Barrera, 1995).

En el laboratorio que fundaron se sirvieron de instrumentos,

algunos ideados y construidos por ellos, con

el objeto de valorar métricamente a los individuos, y

de observaciones morfoscópicas para caracterizar su

morfología, con lo que pensaban estimar el grado

de atavismo (conservación de rasgos considerados

primitivos) en los criminales. Se registraban también

datos de identificación general, su biografía, antecedentes

familiares, en especial lo referido a delitos,

estados patológicos o afecciones del sistema nervioso

y neuropatías. El estudio psicológico pretendía

evaluar el desarrollo de su inteligencia y memoria,

sus sentimientos, afecciones y pasiones dominantes;

el estado de su voluntad se catalogaba como valor

civil, personal, brutal, razonable, etcétera; su capacidad

de previsión o imprevisión; su educación, caló

o lenguaje usado; si el individuo tenía tatuajes o no;

si sabía leer y escribir; si su escritura era firme o “jeroglífica”

(Martínez Baca & Vergara, 1892). Así se

expresaba Saldaña, quien hizo el prólogo del libro de

...

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