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Arqueología y Naturaleza


Enviado por   •  14 de Febrero de 2022  •  Monografías  •  1.083 Palabras (5 Páginas)  •  39 Visitas

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Arqueología y Naturaleza

Entrega 2

El autor Alejandro Haber sostiene que para entender la idea de la llama como animal doméstico hay que entender la relación con las llamas y acerca de las llamas, pero los conceptos lingüísticos quechua aymaras respecto a la domesticación, son diferentes que los indoeuropeos. El término que se utiliza andinamente para describir dichas relaciones de domesticación, es uywaña, que significa, ser dueño de animales, pero no con la consonancia de dominación y control, sino de cuidado y crianza, respeto y amor, es el mismo término utilizado para describir las relaciones entre padres e hijos y entre la gente y la tierra, es más un sentido de pertenencia que de posesión, en donde hay un énfasis relativo a lo sagrado y ancestral, este concepto, uywaña, referencia relaciones de retroalimentación horizontal entre lo cultural y natural. El autor expone que estas relaciones recíprocas que presenta el concepto, no solo son vistas respecto a los humanos con las llamas, sino también de los mismos con las vicuñas, solamente que en diferentes niveles ya que estas son concebidas como objetos naturales sin dueños. Haber afirma que esta relación humano – llama se puede comprender como una reciprocidad en la que los humanos son dueños de las llamas y en simultáneo, criaturas del cerro, mientras que la relación de los humanos con la vicuña se comprende como una reciprocidad en la que los humanos y las vicuñas son criaturas del mismo dueño, el cual sería el cerro.

Por su parte, Verónica Lema, estudia la interrelación entre humanos y no humanos, personas y organismos vivos, en la que ambos son agentes y se produce una articulación, lo que ella describe como una “unión dialéctica” que van mutando con el tiempo y los lugares, lo que hace que se generen entidades bioculturales, históricamente contextualizadas, por ende, estos agentes al transformarse mutuamente, transforman su contexto, y las relaciones que se desarrollan son de incorporación. La autora explica que en el mundo andino se emplea este término uywaña, como modelo relacional de referencia, también denominado, crianza mutua, que es utilizado de vez en cuando como sinónimo de domesticación, aunque no siempre la correlación sea la correcta. Según Lema, la domesticidad suele traducirse en las relaciones y prácticas de transformación de la naturaleza y la definición de unidades sociales de apropiación de la misma, citando ella a Haber, expone que se realiza un desplazamiento semántico entre la sujeción de la naturaleza externa, lo que sería la domesticación, a la sujeción de la naturaleza interna, lo cual haría referencia a la dominación, siendo de esta forma, la domesticidad una relación entre humanos y agentes naturales con un carácter dominativo. Teniendo esto en cuenta, uywaña no se conceptualiza como llevar al hogar, sino, entrelazar a los seres humanos y no humanos, en una relación macro en el cosmos, ya que en los Andes, los sujetos están en un constante diálogo e intercambio entre estos sujetos y dicho cosmos, por lo que existe una constante negociación. Según Lemas, esta relación, hace que las plantas, los suelos, el clima, los animales, el espacio físico, esté cargado de una agentividad, que se entrelaza con el parentesco.

Según Lema, la crianza mutua que se desarrolla en los Andes, está caracterizada por una domesticidad dinámica e interactiva, en la que hay negociaciones y complicidades más que dominación y sujeción, lo que permite “relaciones homogéneas”. Esta crianza, primordial modo de interacción, la unidad doméstica, también definida como ayllu, nos permite entender los términos andinos de salvaje y domesticado, como términos fluctuantes, no estáticos. De esta manera, sostiene la autora, dichos espacios bioculturales, son permeables y variados, lo que desarrolla prácticas dinámicas entre los humanos y no humanos. Ella menciona el ejemplo “Estos ámbitos de crianza se superponen entre sí y se delimitan mutuamente: las acequias delimitan los rastrojos o potreros, a su vez malezas y plantas silvestres prosperan en los bordes de caminos y acequias objetivando su presencia; las acequias nacen en canales en cuya delimitación intervienen árboles sembrados allí al igual que en los espacios residenciales, estos últimos son anexos a espacios de crianza como jardines y quintas y en estas pueden prosperar especies malezoides que, tan solo por el hecho de estar allí, se consideran domésticas (aunque no domesticadas). Las prácticas de crianza se constituyen en tramas no discursivas que se deslizan sobre la urdimbre de significaciones múltiples del espacio, siendo personas y plantas las lanzaderas del desplazamiento semántico y de la praxis.” De esta manera, se desdibujan los espacios que concebimos por automático como naturales o construidos, creándose en cambio, espacios bioculturales; se desarrolla así una red de crianza mutua donde tanto unos agentes como los otros, se ven transformados por su participación, siendo de esta manera, criadores y criados, sin necesariamente, involucrar la esfera doméstica. Haber menciona al autor Andrés Sherratt, explicando lo social quedaría prioritario por encima de lo biológico, de esta manera la diferencia entre sociedad y naturaleza, cultura y biología, se relacionan de una manera simbiótica e inseparable, como una misma relación homeostática. Lema sostiene que teniendo en cuenta este pacto y negociación de reciprocidades que se realizan entre humanos y no humanos respecto a la crianza, domesticar sería incorporar al ayllu, ligar a los seres humanos y a los no humanos en esta dimensión de la vida social, en la que incluye la chacra, los animales de pastoreo, el cerro, ríos, en donde sus agentes se crían mutuamente, al igual que la casa se cría mutuamente con la familia. Todos crían chacra, sostiene Lema, y todos son criados por la chacra que crían. Por su parte, Haber, explica que en la visión quechua aymara, no existe una limpia separación del dominio cultural y natural, uywaña se trata de “relaciones anidadas de inclusión mutua de las diversas relaciones”, de esta forma, aunque la vicuña no sea considerada animal con dueño, si es tenida como que el cerro es dueño de la misma, así, el cerro es el principal dueño de la gente, y es considerado un agente con el cual se espera que los seres humanos sí, uywaña, y generen dicha relación retroalimentativa.

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