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Asistencia En Paciente Terminal


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  1.540 Palabras (7 Páginas)  •  768 Visitas

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Introducción

Conforme la humanidad fue avanzando en su desarrollo e interacción social, aparecieron los temores a todo aquello considerad sobrenatural y lo deificaron. Se atemorizan de lo incógnito y tratan de protegerse de espíritus que los asedian y buscan dioses que los protejan. La muerte humana, más bien, su propia muere, fue considerada mágica y angustiosa para la mayor parte de los pueblos primitivos. De aquí su afán por evitarla y cuando se relacionó a la muerte como consecuencia de una enfermedad, surgió la necesidad de eliminar; esto es, curar los padecimientos.

A principios del siglo XX, dos guerras mundiales con pocos años de diferencia retrasan el avance de la medicina social del derecho a la salud, de la medicina comunitaria en lugar de unitaria; pero los cambios ya gestados toman nuevo auge después de las conflagraciones, con nuevos recursos terapéuticos y tecnológicos. Perdura la práctica particular o privada y surge la medicina socializada, queda el médico tradicional familiar, pero los avances científicos y tecnológicos propician la necesidad de especialización y se perfila la división en niveles de atención médica y la regionalización adecuada de recursos para la salud.

La relación médico-paciente hasta la actualidad se había considerado como una relación paternalista y absolutista, donde el médico conduce al paciente por el camino que él considera conveniente. La democracia, los derechos humanos, civiles y políticos y la propia autonomía del individuo enfermo, hacen de esta relación una interacción verdadera, donde el paciente tiene plena conciencia de su calidad de agente autónomo, libre y responsable. Bajo estos principios, se establecen criterios diferentes, pluralistas en cuanto a opiniones culturales, sociales, políticas, morales, éticas y médicas a respetar y lógicamente la relación médico-paciente puede ser mucho más conflictiva, toda vez que se establece una relación de autonomía y libertad ente el médico, el enfermo y la sociedad.

Dentro de la relación médico-paciente la toma de decisión debe tener como base la bioética: el respeto a la individualidad y al valor del paciente como ser humano y el considerar su participación en decisiones fundamentales para futura salud y vida.

La relación médico-paciente deberá cuidarse como en la práctica privada; siempre y cuando, la clientela depende de la aceptación del médico más que por asignación obligatoria a enfermos.

El médico debe recordar siempre la obligación de preservar la vida humana. El médico debe a sus pacientes todos los recursos de su ciencia y toda su lealtad. Cuando un examen o tratamiento sobrepase su capacidad, el médico debe llamar a otro médico calificado en la materia. El médico debe, aun después de la muerte de un paciente, preservar absoluto secreto de todo lo que se le haya confiado. El médico debe proporcionar atención médica en casi de urgencia como deber humanitario que este seguro de que otros médicos pueden y quieren brindar tal atención.

Las responsabilidades del médico para el paciente son:

a. curar y aliviar en la medida humana limitacines a los enfermos que lo soliciten, cualquiera que sea su condición social, raza, religión o ideología política.

b. Enseñar y divulgar los conocimientos de su profesión a los alumnos, pacientes, familiares y otras personas que lo escuchen y puedan beneficiarse de esta actividad.

c. Contribuir a aumentar los conocimientos que le permitan mejorar la calidad de la atención médica que presta a sus pacientes y el contenido de la docencia que realiza entre sus alumnos, enfermos y otras personas.

Descripción del tema.

Se describirá a continuación como debe ser la relación entre médico-paciente cuando este se encuentra en fase terminal.

En caso de muerte inminente o paciente desahuciado, por enfermedad aguda o crónica, pero mortal, la obligación ética del médico es informar al paciente su real estado de salud y la muerte como consecuencia inmediata; siempre y cuando se encuentre en condiciones físicas y psíquicas y realizarlo de acuerdo a su capacidad de comprensión, razonamiento, independencia, cultura, religión, edad, etc.

Esta comunicación debe realizarse con tacto y comedimiento, puesto que “borra de un plumazo” toda esperanza de vida; sin embargo, el paciente debe saber su futuro para prepararse legal, económica, familiar y moralmente su tiene religión. No es fácil para el enfermo y familiares aceptar este pronóstico, que causa depresión y disgusto. Es de recomendarse comunicarlo primero a los familiares, puesto que en ocasiones (incluso puede llegar a ser comprensible), éstos no desean que el paciente tome conciencia de su muerte y la comunicación directa al enfermo puede deteriorar gravemente la relación médico-familiares del paciente. El médico tiene la obligación de informar el estado real con humanitarismo y así, nunca será desviación ética su comunicación. Otras veces los familiares solicitan al médico sea el portador de tan fatales noticias.

El paciente desahuciado, que irremisiblemente va a morir, debe ser tratado con el mayor humanitarismo que se le pueda ofrecer, con máximo cariño en el proceder médico y de todo el personal o familiares que lo cuiden, porque merece toda nuestra irrestricta conmiseración.

Ante un paciente grave, casi agónico, la actitud del médico dependerá en mucho de la edad del enfermo, diagnóstico, pronóstico, disponibilidad de recursos, expectativas del doliente o sus familiares, presión social, etc., para pedir una de las dos siguientes conductas terapéuticas: aplicación de medidas “ordinarias” o “extraordinarias”.

Se consideran “medidas terapéuticas ordinarias”:

a. Rehidratación

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