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CAPITULO 3 MICROCIRCULACIÓN


Enviado por   •  13 de Marzo de 2018  •  Biografías  •  8.352 Palabras (34 Páginas)  •  155 Visitas

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CAPITULO 3

MICROCIRCULACIÓN

Vanina Kanoore-Edul

La función más importante del aparato circulatorio es ofertar los nutrientes a los tejidos, y remover los productos de desecho de los mismos. Los capilares, que son la mínima expresión del aparato circulatorio, median el tráfico de los nutrientes desde la luz vascular hacia el intersticio, que es el magma que rodea a todas las células del organismo. En su conjunto, los capilares constituyen la red microcirculatoria. Una de las principales funciones de la microcirculación es entonces asegurar un transporte de oxigeno que supla las demandas de cada célula dentro de un órgano.

Dicha red también regula el volumen de los compartimentos corporales, afectando sensiblemente al balance hidrosalino. Los nutrientes son ofertados y removidos mediante su difusión, mientras que el volumen de los compartimentos depende del proceso de filtración, tal como veremos más adelante.

LA RED MICROCIRCULATORIA

Como ya se mencionó, la red microcirculatoria permite la llegada de los nutrientes esenciales a la célula, y al mismo tiempo remueve los productos de deshecho de la misma. Dicha red consiste en una serie de vasos sanguíneos que conectan al sistema arterial con el venoso. Las arteriolas, que son arterias pequeñas con algunas propiedades especiales, forman una trama de vasos de calibre variable que se continúa con arteriolas terminales y que irrigan al lecho capilar. Este lecho constituye la porción central y más pequeña de la microcirculación. La sangre proveniente de los capilares es recolectada por las vénulas, que finalmente convergen y forman grandes venas (fig. 3-1). Tanto las arteriolas terminales como las vénulas poscapilares están involucradas en la regulación de la perfusión capilar. Por lo tanto, la red en su totalidad debe ser considerada como una unidad funcional.

Fig. 3-1. Microcirculación

[pic 1]

El área de superficie de la microcirculación comprende cerca del 95% del área vascular total, que es de aproximadamente 1000 m2. Una fibra de músculo liso rodea al sitio que conecta la metaarteriola con el capilar y constituye el esfínter precapilar. Dicho esfínter puede abrirse o cerrarse de acuerdo a estímulos variables, y por ende juega un rol relevante en el control del flujo sanguíneo capilar.

La estructura de los capilares es funcional al tráfico de agua y nutrientes

La pared capilar está formada por una célula endotelial, rodeada por una membrana basal sobre la que aquella se apoya. El espesor total de la pared es de aproximadamente 0,5 micrones, y el diámetro interno del capilar es de entre 4 y 9 micrones. Dicho diámetro permite el pasaje de glóbulos rojos y otras células, que deben deformarse para atravesarlo. Por eso, tanto la viscosidad de la sangre como la deformabilidad de sus células son factores relevantes en la circulación capilar.

La pared capilar se halla interrumpida en el contacto establecido entre dos células endoteliales adyacentes constituyendo la hendidura intercelular, que conecta la luz capilar con el exterior vascular (fig. 3-2).

Fig. 3-2. Pared capilar y Tipos de Capilares

 [pic 3][pic 2]

  • Figura 3.2 Tipos de Estructura de la pared Capilar
  • A: Capilares con pared continua. B: Capilares con pared Discontinua. C: Capilares con pared fenestrada.

El tamaño de esta hendidura es de aproximadamente 60 angstroms, ligeramente menor que el de una molécula de albúmina. Aunque representa sólo una milésima parte de la superficie capilar, permite el pasaje de agua y otras sustancias disueltas en ella. Una molécula de agua es capaz de entrar y salir de la luz capilar 80 veces antes de atravesar completamente la longitud de ese vaso. Los capilares pueden distinguirse en base a su estructura, siendo algunos continuos, otros fenestrados, y otros discontinuos. Dichas propiedades se correlacionan con la función del órgano que perfunden. Por ejemplo, los capilares del hígado, conocidos como sinusoides, poseen interrupciones que permiten el pasaje libre de agua y albúmina, mientras que los del riñón poseen fenestras que permiten el pasaje de agua, pero impiden el de albúmina.

El modo de transferencia de sustancias desde la luz capilar hacia el intersticio es la difusión

Como se explicó en el capítulo previo, la difusión es un movimiento constante y azaroso que experimentan todas las moléculas disueltas en una solución líquida o gaseosa, y cuya velocidad es proporcional a la temperatura del medio. La transferencia de sustancias liposolubles como el O2, el CO2, o la mayoría de los psicofármacos, se efectúa directamente a través de la membrana de la célula endotelial. Las sustancias no liposolubles tales como el agua, el sodio o la glucosa, pueden difundir a través de la hendidura intercelular antes mencionada o, en el caso de capilares más permeables, lo hacen a través de fenestras u orificios de la pared vascular.

El intersticio es la fracción no intravascular del compartimiento extracelular, siendo el espacio que se encuentra entre los capilares y las células del órgano perfundido. Las sustancias que fluyen desde los capilares hacia dichas células y viceversa deben atravesar este espacio. Figura 3

[pic 4]

El tamaño de las moléculas condiciona su pasaje por la pared capilar

El tamaño de la hendidura intercelular es de 60 ángstroms, 20 veces mayor que la molécula de agua, que es la sustancia más pequeña que utiliza este medio de tráfico transcapilar. La molécula de albúmina es ligeramente más grande que la hendidura, por lo que habitualmente no la atraviesa. Otras moléculas en solución, como el cloruro de sodio -que posee una nube de hidratación que la rodea-, la urea o la glucosa, se encuentran en una situación intermedia, y su nivel de tráfico es inversamente proporcional al tamaño molecular: a mayor tamaño, menor nivel de tráfico.

Como se mencionó, existe una importante variabilidad entre los diferentes órganos en lo que respecta a las propiedades de sus capilares. El capilar glomerular renal es 500 veces más permeable al agua que el muscular, mientras que el hepático es permeable a la albúmina, que no atraviesa al renal en condiciones normales.

La diferencia de concentración de una sustancia en tráfico condiciona su difusión neta transcapilar

La diferencia de concentración o gradiente químico transcapilar afecta al tráfico de las sustancias. A mayor diferencia, mayor difusión neta. Por ejemplo, la concentración capilar de O2 es mayor que la intracelular, por lo que su difusión neta ocurre hacia la célula. Este gradiente representa por lo tanto la fuerza motriz para vencer la resistencia difusional (dt). Lo inverso ocurre con el CO2, cuya concentración es mayor en la célula que en el capilar (ver concepto de difusión neta en capítulo previo). Otros determinantes de la difusión transcapilar son la difusibilidad, que es una propiedad intrínseca de la molécula que difunde y que la torna más o menos pasible de difundir; y la solubilidad de la misma en el intersticio. En el caso de la difusión del oxígeno, estos tres parámetros (difusibilidad, solubilidad y gradiente) determinan al valor de la distancia crítica de difusión, que es la máxima separación que puede existir entre la mitocondria y la fuente de oxígeno sin que se produzca hipoxia tisular y por lo tanto metabolismo anaeróbico. Esta distancia varia de 10 a varios cientos de micrones dependiendo de los requerimientos metabolicos y de la estructura tisular.

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