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Ciencia moderna evaluacion


Enviado por   •  30 de Octubre de 2018  •  Exámen  •  5.159 Palabras (21 Páginas)  •  101 Visitas

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Trabajo Práctico Evaluativo

  1. Según el autor Mario Heler:
  1. ¿Cuál es el problema central de la ciencia?
  2. ¿Qué características aparecen en la ciencia moderna?
  3. ¿A que hace referencia la idea de “Historia Oficial”?
  4. Relacione los siguientes títulos (La obviedad de una pregunta, la excelencia epistemológica, el método científico, el poder de la decisión, la conveniencia), del capítulo 2, en una red conceptual.

2,5 P

La vinculación entre la ciencia y la ética se presenta hoy como un problema.

Las innovaciones científico-tecnológicas afectan profundamente nuestras formas de vida y la organización social. Nos sumergen en una actualidad donde lo viejo aún no se ha disipado y lo nuevo no termina de definirse, cuando irrumpe una nueva innovación. Inmersos en estos cambios, buscamos pautas que guíen este presente confuso frente a un futuro incierto. Se puede asociar esta búsqueda de pautas, de orientaciones, con las demandas éticas que circulan en nuestra sociedad. Nuestra actualidad necesita afrontar las transformaciones sociales, impulsadas hoy por diferentes innovaciones, tecnológicas de la informática y la comunicación, la biotecnología y los nuevos materiales, con el trasfondo de nuestra precaria situación ecológica.

Por un lado, una asentada tradición establece que la ciencia consiste en la búsqueda del conocimiento, en una búsqueda que se rige por un único valor: la verdad. Para la concepción predominante de la ciencia, las cuestiones éticas surgen cuando los acontecimientos científicos son aplicados en la sociedad. Pero dichas aplicaciones responderían a decisiones ajenas al ámbito científico, es decir, serían tomadas por los “decididores”, quienes ejercen poder (político, económico, militar) que determinan los usos sociales de los conocimientos que la ciencia ha producido. Y serían estos usos los que provocarían los perjuicios que a su vez generan las demandas éticas.

La concepción oficial sostiene que ni la ciencia ni los científicos poseen responsabilidad alguna en tales perjuicios porque no son los encargados de tomar las decisiones acerca del uso social de los avances científicos.

La actividad científica produce conocimientos que son instrumentos, y así como el instrumento martillo puede ser utilizado para fines positivos (por ejemplo la construcción de un mueble) o para fines negativos (violencia contra otro ser humano), las buenas o malas consecuencias de ese uso no califican al instrumento ni como bueno ni como malo, sea el martillo o el conocimiento científico. La utilización de un instrumento trae consecuencias benéficas o perjudiciales, y la responsabilidad por esas consecuencias le correspondería a quienes toman la decisión de utilizarlo. Entonces el instrumento no sería ni bueno ni malo, tampoco se le podría atribuir responsabilidad por consecuencias indeseables, sino que las aplicaciones de los conocimientos científicos serían las que resultan buenas o malas, y la responsabilidad no recaería en el productor del instrumento sino en quien tuviese el poder para hacer que se aplique.

Por otro lado, las demandas éticas provocan en nosotros una actitud de desconfianza, la cual sin embargo no impide nuestros reclamos por el respeto y el reconocimiento recíprocos entre los miembros de una sociedad lo más justa posible. Es que las innovaciones y los cambios de nuestra actualidad hacen tambalear nuestras ahora viejas pautas de comportamiento, nuestros modos de conducirnos hasta ayer y también nuestra manera de ser. Ponen en crisis nuestro ethos.

Por un lado, la declaración de la falta de incumbencia de la ética en la actividad científica; la declaración de la neutralidad ética de la ciencia. Por el otro, las actuales dificultades en nuestra relación con la ética, la vivencia de la crisis de nuestro ethos. La neutralidad puede ser cuestionada y combatida, y la crisis de nuestro ethos no obtura la posibilidad de reflexionar sobre la relación entre la ética y la tecnociencia.

La tecnociencia, alude a la unidad e integración de la ciencia y la tecnología, es una actividad que contribuye en la transformación de nuestro mundo, afectando nuestra convivencia, nuestra manera de ser y conducirnos. ¿Puede la ética no poseer incumbencia en la actividad científica? Si la dimensión ética atraviesa todas las prácticas sociales, pues en todas ellas hay interacciones, hay convivencia, y el problema ético concierne a la convivencia entre los seres humanos, ¿puede la actividad tecnocientífica estar exenta?, es decir ¿puede desentenderse de las relaciones sociales en las que está inmersa y que la constituyen como actividad social y excluir las cuestiones éticas de su campo de preocupaciones y ocupaciones?

Entonces el problema sería la relación entre ética y ciencia o bien ¿qué lugar tiene la ética en las prácticas científicas?

B)

Cuando hablamos de ciencia moderna nos referimos a una forma de saber que comienza a manifestarse durante el Renacimiento y llega a ser la forma distintiva de conocimiento en la Edad Moderna y se consolida como tal en el siglo XXVIII. Esta nueva forma de saber continúa desarrollándose hasta nuestros días.

La modernidad se caracteriza por:

En primer lugar, la secularización es un factor reconocido como fundamental. La sociedad medieval estaba preocupada por la salvación del alma: importaba la eternidad y no el tiempo (el siglo, lo secular). El rey se dedicaba a organizar la vida temporal, pero bajo las directivas de la iglesia, que cuidaba que el orden secular, terrenal, se conformara a la voluntad divina.

Las nuevas prácticas sociales de mercado, las que darán lugar al capitalismo, necesitan para desarrollarse una nueva visión de la realidad, proponer otro orden de cosas, donde tengan lugar y legitimidad, y para ello requieren un orden basado en este mundo.

La modernidad inaugura entonces la preocupación por este mundo, por el tiempo, por la actualidad.

La cuestión central pasa a ser la autoconservación: la preservación en el ser a través del tiempo. Cada individuo necesita ganarse la vida, encontrar el modo en que obtendrá su sustento, su supervivencia, pero también como brindará un sentido a su existencia en este mundo. Se concibe entonces un proceso a través del cual se instala en nuestra cotidianidad la preocupación por este mundo, por este tiempo, sin referencia a instancias divinas: el proceso de secularización.

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