Comida Basura
tecenvim5 de Octubre de 2014
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La verdadera historia de la comida basura o fast food
Estudio de Carlos Azcoytia, Noviembre 2008
Cuando los pueblos pasan por distintas estadías, como consecuencia de una evolución de cualquier tipo, estas se reflejan inexorablemente en todas las actividades políticas, sociales y artísticas que desarrollan, conformando una seña de identidad propia que delimita exactamente un momento histórico único y, como consecuencia de ello, tanto la arquitectura, la pintura e incluso la gastronomía, entre otras muchas facetas, son el fiel reflejo de esos cambios o evoluciones sociales.
Sería fácil, partiendo de la gastronomía, definir a un pueblo, averiguando los logros sociales y tecnológicos del momento en que se encuentra tan sólo con estudiar detenidamente que se sirve en sus mesas, la de sus dirigentes y la del pueblo, lo que nos puede llevar a pensar que aquello que llamamos modas, o como dicen los más pijos: tendencias, no son otra cosa que experimentos con los que se intenta encajar dentro de las necesidades de un momento histórico determinado de forma funcional, rompiendo con todo lo anterior. Eso sí, los hay que toman esto como una necesidad o necedad que sobrepasa toda lógica y en sus búsquedas se pierden dentro de la vaciedad de sus mentes, algo que ocurre con demasiada frecuencia en los tiempos que nos tocó vivir y donde cada día quieren mostrarnos ‘nuevos inventos’ como si estuvieran descubriendo elmundo, algo que de forma alarmante estamos sufriendo en nuestros estómagos por poco que nos interesemos por la gastronomía, y que también podríamos hacer extensivo a la pintura, la escultura, la literatura o cualquier otra actividad creativa del ser humano.
Ciñéndome a la cocina tratada como un fenómeno social, y vista desde una perspectiva antropológica e histórica, nos encontramos con 'iluminados' autoproclamados investigadores gastronómicos, que en grandes artículos vacíos colocan pequeñas porciones de su ‘sapiencia’, la mayoría de las veces robadas, las cuales adornan con la diarrea que destilan sus mentes y donde escriben un cuento, a veces una pesadilla, en lugar de investigar para informar de forma veraz.
Todo esto viene a cuento porque antes de comenzar a escribir sobre la llamada cocina Fast Food me di un paseo por Internet para saber que se había escrito respecto a ella y quedé horrorizado de ver cómo era tratado el tema, tanto en sus orígenes como en su desarrollo, así como en la función social que desempeña.
El urbanismo, la incorporación de la mujer al mercado laboral y la historia de la cocina rápida.
La Revolución Industrial trajo consigo un cambio tan radical en las relaciones laborales y sociales que se pueden catalogar como la primera ruptura en la vida de los seres humanos desde el Neolítico. El despoblamiento del medio rural a favor de las concentraciones urbanas, la deshumanización deltrabajo, las cadenas de montaje, los transportes más rápidos y las concentraciones humanas en industrias trajo consigo una nueva concepción del urbanismo, donde el centro financiero se erigía en el corazón de las grandes ciudades, encareciendo el valor del suelo y , ante la escasez de éste, se edificaba en vertical, por otra parte se construían industrias muy centralizadas que constituían por sí solas un entramado urbanístico propio rodeado de edificios que albergaban a sus empleados en urbanizaciones que todavía asemejaban el modelo rural, con edificaciones construidas en un entramado extensivo.
Este tipo de nueva vida hizo que los trabajadores menos cualificados tuvieran que fijar su residencia en el extrarradio de las ciudades, en lo que hoy llamamos ciudades dormitorios, y donde para desplazarse al puesto de trabajo bien se podía tardar en llegar una hora o más de viaje. Las rígidas jornadas laborales, donde grandes concentraciones de personas entraban, descansaban y salían a la misma hora, hicieron replantearse unas nuevas necesidades e infraestructuras de todo tipo, incluida la de los servicios, entre los que se encontraban los de la restauración. A una hora determinada una ingente cantidad de personas deambulaban por la ciudad con hambre buscando un lugar donde comer sin que quebrase suya de por sí precaria economía. Quien mejor lo supo reflejar fue el francés Paul Morand, el cual escandalizado contó: Eshora de almorzar. Las calles se vuelven a llenar. En Nueva York, nadie vuelve a su casa a mitad de la jornada: se come donde se esté, en la oficina, mientras se sigue trabajando, o en clubes, o cafeterías. En los restaurantes populares, miles de personas alineadas en una fila única, como en un establo, sin quitarse el sombrero, devoran alimentos por otra parte frescos y apetecibles, a precios inferiores a los nuestros. Se abalanzan sobre sus platos llenos de bolas de carne; detrás, hay gente esperando su turno”.
No hay duda que a los ojos de un europeo el ritual de la comida, con su parcela de intimidad y convivencia, es un logro de la civilización, de ahí que Morand asimile la comida rápida con la que hacen los animales en los establos y donde, como bestias, ni siquiera se observan las más mínimas reglas de educación, como es la de quitarse el sombrero.
A todo lo narrado hay que sumar la incorporación paulatina de la mujer en el mercado laboral, como una pieza más del engranaje productivo, lo que hizo que las labores domésticas, que hasta entonces habían asumido, como la de la limpieza de la casa, hacer la comida y cuidar a los hijos pasara a un segundo término y que, en parte, fue asumido por las mismas máquinas que éstas operadoras fabricaban y que posteriormente compraban.
¿Qué tiene que ver la fábrica de coches Ford y la hamburguesa?
La verdadera historia de la hamburguesa, la pizza y la Fast Foodétnica.
Cuando el ingeniero y economista Frederic W. Taylor editó en 1912 ‘Principles of Scientific Management’ puso los pilares de la sistematización racional del trabajo con lo que se abarataban costos de producción y se mecanizaban las tareas sin necesidad de contar con una mano de obra muy especializada. Pero fue Henry Ford el que materializó dichas teorías en su cadena de montajes de automóviles en la ‘Ford Motor Company’, creando en 1903 líneas de montaje, producción en serie y la estandarización de las piezas. A este sistema o método de trabajo se le bautizó con el nombre de Fordismo, como a las teorías de Taylor con el de Taylorismo.
Como ya anunciaba al comienzo de este estudio los métodos de trabajo son consecuencia de una forma de vida impuesta por el desarrollo puntual de una sociedad y como es lógico esa filosofía de vida se extrapola inevitablemente a otros campos de la vida cotidiana y ¿qué mejor que trasplantar esas cadenas de montaje a la restauración en un momento en el que hay que alimentar a una gran cantidad de personas, que por otra parte no son muy exigentes, en una franja horaria muy reducida?
Efectivamente, ya en el año 1920 aparecen en Estados Unidos las primeras cadenas de hamburgueserías, las cuales fueron bautizadas con los nombres de ‘White Tower’ y ‘White Castel’, curiosos nombres que incitan a pensar al consumidor en limpieza y asepsia a la hora de cocinar, reduciendo el temorpsicológico de los usuarios a las infecciones que se podrían producir como consecuencia de la carne picada y que pocos años antes había descubierto Pasteur, para ello esos primeros restaurantes utilizan predominantemente el color blanco en sus instalaciones como señal de higiene, casi de laboratorio, pero todavía estaba por descubrir la verdadera cocina ‘fast food’.
Se debió esperar más de tres lustros hasta que los hermanos Dick y Mac McDonald introdujeran el concepto del sistema de producción en cadena utilizando un equipo reducido y poco cualificado de trabajadores, evidentemente mal pagados, los cuales, siguiendo las directrices del fordismo, podían, por métodos estandarizados, atender pedidos en pocos minutos.
Fue en el año 1937 cuando los hermanos McDonald abren cerca de Pasadera su primer ‘drive-in-restaurant’, donde por cierto sólo se servían perritos calientes, atendiendo a la creciente demanda de una comida rápida consecuencia de la dependencia de los californianos por el automóvil.
En el año 1940 inauguran otro restaurante, mucho más grande, en San Bernardino, y es aquí donde comienza el principio de la comida basura, ya que con sorpresa ven como su negocio corre peligro al ser ‘asaltado’ por gran cantidad de adolescentes que alejan a los clientes habituales hasta entonces de los típicos restaurantes, los grupos formados por familias que eran los más rentables económicamente hablando. Es en alaño 1948 cuando dan un giro al negocio y renuevan totalmente la empresa optando por ofrecer hamburguesas, alimento que se obtiene con costos mínimos, rapidez extrema en el servicio y para colmo se ahorraban los camareros al convertirlo en ‘self-service’, pero no terminaban ahí las ganancias del nuevo y floreciente negocio, a ello había que sumar la idea de sustituir los cubiertos y los platos por contenedores de cartón y bolsas de papel, pudiendo ofrecer, por el increíble precio de 15 centavos, un producto higiénico, aunque nada recomendable para una persona con un mínimo de sensibilidad gastronómica y nada sano dada la cantidad de colesterol de su contenido.
Así y toda la aceptación fue inmediata, calando más en el gusto de los más jóvenes que arrastraban a sus padres, familias obreras, a la convivencia, signo de juventud, de este antro donde se llenaban los estómagos a bajos precios.
No
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