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Como Acercarse A Al Medicina

Kcho015 de Mayo de 2013

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Cómo acercarse a la medicina

Los orígenes de la práctica de la medicina; es decir, un quehacer particular ejercido por ciertos personajes cuya finalidad, en términos generales, consistía en ayudar a los miembros de la comunidad para suprimir o atenuar los daños físicos y psíquicos que sufre el organismo como consecuencia de las limitaciones con las que nace (congénitas), de sucesos de la vida cotidiana (enfermedades, accidentes, guerras, catástrofes naturales, etcétera) o de la edad avanzada, se pueden rastrear desde los tiempos más remotos.

La esencia de la medicina no ha cambiado radicalmente; las que han cambiado considerablemente son las circunstancias en que se ejerce, en un mundo cada vez más complejo y diversificado.

La preocupación constante del hombre por atenuar sus sufrimientos, lo ha llevado, a lo largo de la historia, a probar y descubrir diversos remedios o maniobras que, con el paso de los siglos, constituyen ahora una valiosa herencia para el conocimiento médico. La visión generalizada que tenemos de la medicina, está decisivamente influida por la llamada medicina occidental, que a partir del siglo XIX, se nutre cada vez más de las aportaciones de las diversas ciencias.

En la antigüedad, el modelo de enseñanza consistía en la relación directa entre el aprendiz y el maestro. Éste enseñaba al novicio, lo introducía, poco a poco, en los diferentes secretos de la práctica médica de aquel entonces, y de esa manera se transmitía, de generación en generación, el conocimiento.

En la actualidad, la medicina se enseña en las universidades y en las unidades de atención médica. El quehacer médico se ha diversificado creando decenas de especialidades, lo cual nos da testimonio de la complejidad en el momento actual, tanto la práctica como la enseñanza.

LA PRÁCTICA DE LA MEDICINA

LA MIRADA DEL LEGO

Cualquier paciente puede hacer uso de servicios altamente calificados, ya que en nuestro país existen profesionales de la medicina del más alto rango, a la altura de los mejores especialistas de otras partes del mundo. Siendo así que el mejor médico será aquel que, además de una preparación profesional de la más alta jerarquía, compararte con el paciente el lenguaje, la cultura y las tradiciones. Cuando se habla de la medicina a escala social, se refiere al funcionamiento de las instituciones médicas grandes y pequeñas y a sus efectos, en cuanto a la atención de grandes masas de población.

Nuestro país se encuentra inmerso en una grave y prolongada situación económica mal llamada crisis. Esto tiene diversas consecuencias: al disminuir el poder adquisitivo de los salarios, disminuye también la posibilidad de muchos usuarios de los servicios médicos para elegir, de acuerdo con sus preferencias, el tipo de institución que desean; la única alternativa son las instituciones públicas, ya que la medicina privada se vuelve inaccesible por sus altos precios.

El decremento tan importante de los recursos que el gobierno asigna al llamado sector salud ha provocado insuficiencias de diversos tipos para dar atención adecuada a los usuarios de las instituciones públicas. Las mejores y más prestigiadas sufren ya el deterioro que provocan los raquíticos presupuestos.

Otro aspecto a considerar es el de los sueldos del personal de salud, que se ha ido deteriorando paulatinamente hasta alcanzar, con respecto a los médicos, niveles semejantes a los que prevalecían a principios de los años sesenta y que dieron lugar, entre otras razones, al llamado movimiento médico.

Es evidente que si el personal de salud tiene enormes carencias y debe buscar afanosamente “otros trabajos” para completar su presupuesto familiar, será más difícil que pueda actuar con la entrega que requieren sus labores. Lo que suele ocurrir es que disminuye su eficiencia y su responsabilidad, todo lo cual repercute en un trato no siempre respetuoso y solidario con los pacientes.

La medicina no puede resolver un problema derivado de las condiciones históricas y sociopolíticas de una sociedad como la nuestra.

Existen numerosas acciones relacionas a evitar que los miembros de la comunidad enfermen y tengan que recurrir a los servicios que ofrecen las instituciones de atención a la salud, la medicina preventiva. Los logros de la medicina preventiva representan beneficios potenciales incomparablemente superiores a los que la medicina curativa puede aportar, a pesar de los diversos recursos con los que cuenta.

La aplicación de vacunas, la adición de yodo a la sal de mesa, la supresión del hábito de fumar, etcétera, son medidas preventivas con respecto a las enfermedades.

LA MIRADA DEL PACIENTE

Si se trata de un servicio privado, cuando se tienen recursos económicos suficientes para pagar los elevados honorarios que devenga este tipo de medicina, suele establecerse una relación verdaderamente individualizada; además, y esto es fundamental, el paciente esta en la libertad de continuar con el médico que lo atiende o cambiar de acuerdo con sus preferencias.

Si acude a una institución pública de atención a la salud, generalmente se requiere un sinnúmero de trámites: debe solicitar una o varias consultas, hacer prolongadas antesalas aguardando su turno, acudir puntualmente para que se realicen sus exámenes de laboratorio y gabinete, etcétera. Aquí el paciente debe consultar con el médico “que le toque” y, salvo contadas excepciones, continuar o cambiar de médico de acuerdo con las disposiciones de la institución. Las bases de organización y existencia de las instituciones privadas y las públicas son diferentes.

En el presente un paciente, en particular aquel de avanzada edad que con frecuencia padece problemas diversos de salud, requiere, para su atención, del concurso de numerosos especialistas cuya participación crea tal confusión que con frecuencia ya no sabe, quién es “su médico”.

La creciente especialización pone al paciente en circunstancias desventajosas que le dificultan o impiden satisfacer las necesidades, intereses y aspiraciones que motivaron su búsqueda de atención médica. En el nivel privado esta práctica médica, basada en múltiples especialistas, puede llevarse de manera más o menos fluida; sin embargo, en las instituciones públicas tal situación significa solicitar las numerosas consultas, teniendo que esperar semanas o aun meses para poder recibir los supuestos beneficios que la institución provee todo lo cual ilustra la precaria situación de los pacientes.

Es preciso que los usuarios de los servicios comprendan que mientras la situación en la cual labora el equipo de salud no mejore, difícilmente podrán mejorar los servicios. Los recursos asignados a la atención de la salud son claramente insuficientes como para cumplir adecuadamente con la función que tienen encomendada.

Para diversos problemas los pacientes organizados pueden representar la mejor alternativa de solución, superior incluso a las mejores estrategias intentadas por los médicos. A este tipo de organización se le denomina “comunidad terapéutica”.

Los pacientes organizados como grupo, pueden y deben constituir una fuerza capaz de defender los intereses, las necesidades y las expectativas que les son propias, pueden coadyuvar con el equipo de salud para alcanzar resultados muy superiores a los que se logran cuando los pacientes asumen actitudes predominantemente pasivas.

El punto de partida no puede ser otro que la comprensión, por parte de los pacientes, del trascendente papel que les corresponde en la mejoría de su propia atención, sobre todo, que sus acciones ahora allanarán el camino para los pacientes futuros.

LA MIRADA DEL MÉDICO

El médico puede ser un profundo conocedor del área especializada a la que dedica sus afanes (gastroenterología, dermatología o neurología) y, sin embargo, desconocer las razones de fondo de la especialización del quehacer médico, ignorar el por qué la medicina moderna se desarrolla bajo determinado modelo de atención médica basado en grandes centros de concentración de alta especialidad, etcétera.

Tradicionalmente el médico suele considerar que las actividades de atención, educación e investigación se desarrollan de manera independiente y que depende de la voluntad de los médicos, el que se dediquen a una u otra de manera predominante. Así, el que exclusivamente se dedica al ejercicio de la medicina, difícilmente comprenderá la trascendencia que tiene la investigación para su propia formación y para el mejoramiento constante de sus acciones de prevención, diagnóstico o tratamiento de enfermedades. El educador, de la misma manera, suele perder de vista que es la atención médica donde los futuros médicos aprenderán a serlo, por lo que ninguna actividad de aula podrá sustituir o compensar lo que el alumno no aprenda como efecto de sus experiencias en la práctica cotidiana. Finalmente el investigador, enfrascado en diversos problemas del conocimiento, hace tiempo que perdió de vista que el referente originario de su actividad son los enfermos, por lo mismo tampoco concebirá a la atención médica como una fuente privilegiada e insustituible de problemas de conocimiento.

Se denomina a la atención médica como la actividad manifiesta dentro de la práctica de la medicina, a la enseñanza como el proceso latente que impulsa a la superación, y a la investigación como la directriz racional del conjunto integrado.

Cuando al médico se le pide su opinión con respecto a la medicina, lo primero que acuda a su mente sea su autoimagen o lo observado en sus colegas cercanos. Nos podrá dar muchos detalles acerca de la práctica médica individualizada, pero difícilmente nos aportará una visión social

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