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Comunicación En Cetáceos


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2011  •  2.408 Palabras (10 Páginas)  •  845 Visitas

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Revisión Bibliográfica de la Comunicación auditiva en Odontocetos.

Durante el transcurso de la evolución, por selección natural, una mejor interacción entre los animales se fue estableciendo y, por lo tanto, las señales por ellos emitidas se fueron modelando para tener una comunicación más efectiva (Krebs y Davies, 1996). A través del uso de diferentes mensajes, los animales tienen la capacidad de proporcionar información relacionada con su identidad (especie, sexo), posición en el grupo, estado emocional (miedo, agresividad), comportamiento (cuidado parental, crianza, agresión, etc.), depredadores, e incluso información sobre si mismos en relación con el medio ambiente (desplazamientos, ecolocación, etc.). Dawkins (1989) postula que a través de la comunicación los animales se influencian uno a otro para formar asociaciones grupales. En este contexto la producción de información no es accidental, sino se debe a los beneficios del mensajero y del receptor, a pesar de los costos energéticos involucrados en su transmisión (Bradbury y Vehrencamp, 1998).

Green y Marler (1979), dividen la comunicación en dos subcategorías: “estados”, cuando una señal es permanente para un individuo y puede ser representada por la ornamentación, aroma, etc. Y “eventos” en la que las señales se utilizan por periodos cortos, tales como sonidos, iluminación, detección visual, movimiento y el tacto. Según Silva (2001), la emisión y recepción de una señal depende de las capacidades fisiológicas y anatómicas especializadas del animal, las cuales están adaptadas a la forma de la señal y al medio donde viven los animales. La comunicación sonora representa una función central en la estructura social de los animales (Halliday y Slater, 1983), en especial entre los mamíferos acuáticos, debido a diversos factores como la gran eficacia de la propagación del sonido en el agua (Souza-Lima, 1999). En el agua la energía del sonido viaja a una distancia mayor y sufre menos atenuación, superando barreras físicas, otro factor importante es la eficiencia de las señales acústicas durante el día y la noche, incluso cuando la visión es limitada (Souza-Lima, 1999; Santos, 1998). Morris (1989) cree que fue a través del desarrollo de un sistema sensorial único basado en el sonido, que los ancestros de los cetáceos conquistaron los océanos, y con tal habilidad se abrió la posibilidad de capturar alimentos en la oscuridad y profundidades de los mares.

El éxito de este sistema se encuentra entre los delfines modernos, a través de la producción de una gran diversidad de vocalizaciones utilizadas para la comunicación, orientación y cacería.

El Sistema Auditivo.

El sistema auditivo en los odontocetos esta compuesto por el oído externo, medio e interno. Los oídos medio e interno se encuentran unidos por una estructura ósea (llamada bulla), la cual no tiene conexión ósea con el cráneo, en su lugar, las conexiones son por cartílago, tejido conectivo y grasa. A diferencia de otros mamíferos, los delfines no poseen oído externo y el meato auditivo externo no es fácilmente visible. El meato en la mayoría

de delfines es un agujero pequeño con partes (la parte más cercana a la superficie de la piel) compuestas por tejido fibroso.

El meato externo consta de una estructura fibrosa y de dimensiones estrechas, difícilmente parece ser capaz de ser una vía acústica entre el oído medio e interno a través del ligamento timpánico. (Au, 1992; Johnson, 1986)

Al parecer el meato auditivo no es funcional para la transmisión del sonido, sino que el sonido se transmite por medio del hueso de la mandíbula. A través de grasa liquida que se encuentra en la cavidad de éste hueso, dicha grasa es llamada “acústica” que se extiende hasta la bulla (Militello, 2005). Las ondas sonoras viajan a través de la grasa hasta la bulla, que contiene el oído medio (compuesto por la cadena oscicular, que incluye el martillo, yunque y el estribo.) figuras 1 y 2.

Figura 1. Estructuras que intervienen en la captación y emisión de sonidos.

Figura 2. Cadena oscicular en odontocetos. Malleus = martillo, Stapes= estribo, Incus= yunque.

El acoplamiento del sonido a la bulla podría ocurrir, ya sea a través del hueso traslacional, conducción en la que el estribo transmite las ondas sonoras a la ventana oval en un principio como un piston-cilindro. Ó a través de la conducción ósea de compresión, donde

las ondas sonoras comprimen la bulla de todos lados y causa en las estructuras del oído interno vibraciones y la excitación de los receptores auditivos (Au, 1992; Cranford et al., 1996) .

El acoplamiento también podría ocurrir a través de una combinación de ambos en la que la cadena oscicular podría funcionar como un resorte rígido montado en el interior de la cavidad timpánica. Cuando la energía acústica mueve la bulla, la inercia y la rigidez de los huesecillos de la cadena oscicular, podrían causar que el estribo mueva la ventana oval.

La ventana oval es el limite entre el oído medio y la cóclea es un tubo espiral del oído interno que se asemeja a un caracol y que contiene el final del nervio auditivo (Au, 1992).

La energía acústica entra a la ventana oval como una onda compresora, que causa la vibración de la membrana basilar, deformando el receptor acústico de los cilios celulares localizados en la membrana basilar. Las células receptoras luego mandan la información auditiva al cerebro.

La variación en la rigidez de la estructura que vibra es la más importante condición para la diferenciación de frecuencia en la cóclea. Por lo tanto la variación en el ancho en la membrana basilar y la rigidez de la suspensión podría contribuir a la discriminación de tono en los odontocetos, como ocurre en el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus). También se ha argumentado que la escasa anchura de la membrana basilar cerca del extremo basal de la cóclea está relacionada con la capacidad de los delfines de escuchar frecuencias muy altas (Bastian, 1967).

Es probable que la alta densidad de células pilosas en los delfines pueda ayudar a que éstos tengan una alta sensibilidad a los sonidos de alta frecuencia.

Los odontocetos son sensibles a frecuencias que van desde los 50 Hz a los 150 kHz (Berta y Sumich, 1999).

La producción de sonido.

Dentro de la frente de los delfines existen dos tapones musculosos nasales que actúan como válvulas en las fosas nasales óseas superiores. Cada uno de los tapones nasales posee pliegues de tejido conectivo (llamado labios), en los márgenes laterales.

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