Criminologia Ambiental
habacuclopez25 de Septiembre de 2014
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CRIMINOLOGIA AMBIENTAL
INTRODUCCION
La criminología ambiental es el estudio del delito, la criminalidad y la victimización en relación, primero, con determinados lugares en particular y segundo con la forma en que las personas y las organizaciones desarrollan sus actividades desde el punto de vista espacial, para lo que dependen de ciertos factores espaciales o de localización.
La criminología ambiental carecería de interés si la distribución geográfica de los delitos, o del lugar de residencia del trasgresor, fuesen aspectos aleatorios. De hecho, en muy pocos casos se observa tal arbitrariedad en la distribución espacial de los actos delictivos. A decir verdad, en la criminología reciente se ha visto un interés cada vez mayor en los puntos focales del delito y de la criminalidad, el cual puede compararse con el interés que han despertado otras tendencias en los datos criminológicos.
El estudio de los lugares peligrosos tiene una antigua tradición en el análisis del delito, desde las celebres investigaciones etnográficas en torno a los barrios bajos del Londres victoriano realizadas por Henry Mayhew (1862), hasta el análisis feminista de Beatriz Campbell (1993), cuyo objeto empírico de investigación lo constituye un grupo de unidades habitacionales en los que se verificaron algunos disturbios en 1991. De forma similar, el estudio de la distribución espacial del delito y la criminalidad se remonta a la obra de Adolphe Quetelet y Andre Michel Guerry, en la primera mitad del siglo XIX, especialidad que hoy inicia una etapa con la adopción de mapas computarizados para trazado de mapas, los cuales se usan ya en numerosos agencias de investigación.
Tradicionalmente los dos intereses básicos de la criminología ambiental son la explicación de la distribución espacial de los delitos y la explicación de la distribución espacial de los transgresores.
DESARROLLO DE LA CRIMINOLOGÍA AMBIENTAL
La principal contribución de los sociólogos de Chicago a la Criminología es la de Clifford Shaw y Henry Mc Kay con la teoría de la desorganización social que influyo de manera decisiva en las teorías criminológicas de los años 1930, en particular la teoría del conflicto cultural de Torteen Sellin (1938) y la teoría de la asociación diferencial de Edwin H. Sutherland. En primer lugar ubicaron meticulosamente las residencias de los delincuentes juveniles, primero en Chicago a lo largo de varios periodos y luego en otras ciudades estadounidenses. Segundo, intentaron, en la tradición general de la Escuela de Chicago, mantener una relación estrecha con las vidas de las personas y las comunidades respecto a las cuales describían, mediante el método de las historias de vida de los bajos fondos de la ciudad,
Se basaron en las obras sobre sociología urbana de la Escuela de Chicago, especialmente de Robert Park y Ernest Burguess, cuyo concepto dominante era el de ecología humana. Esta se concebía como el estudio de las relaciones
espaciales y temporales de los humanos en su relación con las fuerzas selectivas, distributivas y adaptativas del entorno.
Hicieron un uso esencial de la teoría zonal del desarrollo urbano de Burguess. Según esta teoría, se puede conceptuar la ciudad clásica como una sucesión de cinco zonas concéntricas, la mas interior de ellas corresponde al distrito central de negocios no residencial circundado por una zona de transición en la que se mezclan fabricas y zonas residenciales pobres y por ultimo tres zonas residenciales de solvencia y posición social crecientes, las cuales corresponden a los tres últimos círculos.
Se formularon los tres descubrimientos siguientes:
1. Las tasas de residencia de los delincuentes juveniles se conforman en todo a una pauta espacial regular. La concentración es mayor en las zonas centrales y tiende a disminuir a medida que se alejan del centro de la ciudad; este fenómeno pudo percibirse no sólo en Chicago, sino en otras ciudades estadounidenses;
2. Muchos otros índices de problemas sociales de la ciudad manifiestan las mismas pautas espaciales;
3. La distribución espacial de las tasas de delincuencia presenta una considerable estabilidad en el largo plazo, aun cuando la composición de nacionalidades de la población de las zonas centrales cambia significativamente de una a otra década.
Se centraron en la heterogeneidad cultural observada, al igual al igual que en los movimientos poblacionales constantes de la zona de transición. La movilidad económica era la razón principal del proceso que planteaban, si bien es cierto que no pudieron plantear una relación directa entre factores económicos y las tasas de delincuencia; mas bien, las áreas caracterizadas por privación económica y deterioro físico presentaban también inestabilidad poblacional y fragmentación cultural y fueron en especial estos factores los que determinaron la delincuencia a través de un proceso al que dieron en llamar desorganización social.
La desorganización social se presenta en primer lugar cuando la estructura y cultura de una comunidad no pueden implantar y expresar los valores de sus propios habitantes, razón por la que dicho proceso de desorganización se asoció con el surgimiento de la criminalidad juvenil, ya que la comunidad no proporcionaba valores y medidas de control suficientemente claros y generalizados como para prevenirla.
La criminología ambiental tiene dos grandes temas de particular importancia: el primero de estos puede denominarse el redescubrimiento del delito. Los trabajos se habian consagrado por entero a las áreas de residencia delincuente, es decir, las áreas donde habitaban los delincuentes. Sin embargo, esas áreas de alta incidencia de delincuentes no son necesariamente las misma que las áreas de alta incidencia delictiva, ya que los transgresores no delinquen cerca de sus casas.
ASPECTOS METODOLÓGICOS
Son tres los aspectos metodológicos clave en la criminología ambiental: la distinción delito/delincuente, la validez de las estadísticas oficiales y la llamada falacia ecológica.
Debemos tener presente la considerable diferencia entre las tasas de delincuencia por área y las tasas de victimización por área. Las primeras miden la totalidad de delitos cometidos en un área ya sea contra comercios, habitantes o personas que visitan el área; las segundas determinan las transgresiones cometidas contra una población definida.
El segundo aspecto metodológico, la validez de las estadísticas, se ha desatado alrededor de este tema un acalorado debate, el cual continúa hasta nuestros días, con un natural escepticismo respecto de la validez de las estadísticas oficiales.
La tercera cuestión, la llamada falacia metodológica ocurre cuando se da por supuesto que las características descriptivas de las áreas con altas proporciones de delincuentes residentes se identifican con las personas que pueden cometer delitos.
LOCALIZACIÓN DE LOS DELITOS
En estudios realizados, se demuestra que, los delitos presentados por los datos oficiales, primero, existen marcadas concentraciones geográficas en las pautas delictivas y segundo, que estas pautas pueden variar significativamente de acuerdo con cada tipo de trasgresión. Sherman utilizó las llamadas a la policía y descubrió entre otras cosas: a) que sólo el 3.3% de los domicilios o intersecciones específicas de la ciudad generaron 50% de las llamadas a la policía por causa de trasgresiones y por las que se enviaron patrullas, y b) que se verificaron variaciones significativas en las tasas de victimización en microlocalidades aún dentro de las áreas de más alta incidencia delictiva; es decir, que incluso las áreas de alta criminalidad cuentan con lugares relativamente seguros, al igual que sitios irradiadores donde las personas pueden correr ciertos riesgos.
TEORIAS DE LA OPORTUNIDAD Y DE LAS ACTIVIDADES RUTINARIAS
En el contexto de la criminología ambiental, son dos los aspectos de la oportunidad que encierran una importancia especial. El primero de tales aspectos puede definirse como el atractivo del objetivo, concepto que comprende tanto el valor (monetario, simbólico o ambos) como la portabilidad.
De acuerdo con la localización de los delitos, el valor de la propiedad en ocasiones entraña gran relevancia, tanto en lo que se refiere a la solvencia material de un área, como respecto del valor de un objetivo en particular, en comparación con los posibles objetivos de las áreas aledañas. En los delitos relacionados con vehículos automotores, se descubrió que, dentro de un área determinada, los autos de los residentes más acomodados desde el punto de vista económico son los que se escogen más frecuentemente como objetivos.
La segunda dimensión esencial de la oportunidad puede describirse como la accesibilidad, concepto que comprende la visibilidad, la facilidad de acceso físico y la ausencia o deficiencia de medidas de vigilancia. En un ejemplo de
riesgo de robo de automóviles, se demostró que de tres estacionamientos de uso breve que más utilizaban los compradores (estacionamientos que contaban con un flujo constante de peatones, los cuales ejercían una especie de vigilancia natural) tenía tasas de trasgresión menores a los estacionamientos de uso más prolongado, los cuales eran empleados en particular por pensionados que dejaban sus autos todo el día en estacionamientos cercanos a la estación ferroviaria, donde por naturaleza había un flujo mucho menor de peatones, así como una menor visibilidad y facilidad de acceso físico.
El enfoque de las oportunidades para la explicación de las pautas delictivas se relaciona estrechamente con la llamada teoría de las actividades
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