DESARROLLO SENSO-PERCEPTIVO
faridesmercado2Síntesis16 de Octubre de 2012
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DESARROLLO SENSO-PERCEPTIVO
BARRAGA, N. C.
Como base para comprender las habilidades senso-perceptivas y las limitaciones de los niños y jóvenes limitados visuales es imperativo hablar de] proceso mediante el cual todos los niños experimentan e interactúan con el mundo que les rodea. Desde el momento e que nace, el bebé es un ser humano que participa, recibe e interactúa y goza con una relación recíprocamente satisfactoria con el medio inmediato que le rodea y, posteriormente con el mundo que se expande a su rededro. El sistema nervioso central del organismo humano está de tal forma constituido que experimenta un continuo deseo de estímulo a través de los órganos sensoriales a fin de que el cuerpo pueda entrar en contacto con el mundo exterior. La energía física del ser humano o los estímulos externos excitan los receptores sensoriales y alteran el estado de equilibrio del cuerpo, lo que crea la necesidad de algunas respuestas satisfactorias que permitan al organismos recuperar su estabilidad.
Cualquier sonido, imagen, gusto, olor o rugosidad estimula los sentidos del niño. A medida que los nervios sensoriales envían sus mensajes al sistema nervioso central, y especialmente al cerebro, estos mensajes adquieren significado y comienza así la percepción. Más adelante, las percepciones del mundo comienzan a agruparse para ser recordadas y de esta forma surge el aprendizaje.
La mayoría de los sistemas sensoriales consisten del órgano sensorial, las células receptoras en el órgano o próximas a este y las neuronas o nervios transmisores los cuales, a su vez, están conectados con el cuerpo celular de la corteza cerebral. Los estímulos visuales y auditivos son específicos y directos y son receptados en áreas identificadas del cerebro. El sentido táctil o háptico proporciona menos información porque el tacto, la temperatura y la textura, y los músculos internos del movimiento están todos involucrados en este sentido. De la misma forma, los sistemas olfativos y gustativo aceptan estímulos de muchas fuentes y no hay un nervio sensorial directo para separar o definir los estímulos.
SÍNTESIS
LOS SENTIDOS Y EL APRENDIZAJE
En la mayoría de los niños el proceso de aprendizaje es tan automático y espontáneo que se consideran muy poco todos los factores que involucra, especialmente la importancia de los sistemas sensoriales.
La transformación de pequeñas fracciones de estímulos sensoriales en percepciones significativas y luego en conceptos estables genera el conocimiento funciona] para el pensar y para la comunicación de las ideas abstractas. Este seleccionar, condificar y organizar las percepciones y los conceptos para que tengan sentido para el aprendizaje y para la conducta constituye una tarea mental compleja aun si todos los sistemas sensoriales y el cerebro están intactos operando al máximo de su eficienca. De todas formas, cada niño aprende de una manera única y es lo que posteriormente se denomina "estilo de aprendizaje". (Piaget, 1973).
Algunos teóricos sostienen que el estilo de aprendizaje del niño está bien establecido alrededor de los tres años y es menos factible de alteraciones después de esa edad aunque se pueden producir cambios hasta la edad adulta modificando los tipos de enseñanza. Los efectos de los intentos de modificar las formas de aprendizaje no han sido aún bien determinados. (Furth, 1969). Más adelante se hablará del desarrollo cognitivo. Por el momento, es suficiente decir que o que el niño recibe a través de sus sentidos, interpreta en el cerebro, internaliza en el sistema nervioso central y actúa sobre el sistema motriz se convierte en el modelo de ese niño en relación a su mundo.
TERMINOLOGÍA SENSO PERCEPTIVA
Se definirán algunos términos empleados por educadores, psicólogos y otros profesionales al referirse al desarrollo senso-perceptivo para ayudar al lector a comprender el significado que a estas palabras se les de en el presente capítulo. Sensaciones son "energías que estimulan o activan las células nerviosas" o involucran a los órganos sensoriales y el sistema nervioso periférico, pero no todas las energías se reciben o interpretan en forma significativa. Si la sensación produce una información depende de la receptividad de los canales transmisores, de la eficiencia de los centros receptores en el cerebro, de los caminos o las conexiones entre los diversos canales sensoriales y de la capacidad de los centros de codificación y procesamiento para interpretar lo recibido dándole un sentido. No se puede medir la fuerza de las sensaciones recibidas por los diferentes sentidos aunque si se pueden determinar diferencias entre las sensaciones.
Cuando un bebé o un niño es consciente de las diferencias o semejanzas entre sonidos, imágenes, olores o gustos hace discriminación. La discriminación es gruesa en el bebé pues posee muy pocas experiencias, pero a medida que adquiere más experiencias e informaciones la discriminación se hace más fina.
El reconocimiento ocurre cuando el niño sabe que lo que ve, oye, toca, gusta o huele es conocido y lo ha experimentado previamente. Es obvio que en esta etapa se recurre a la memoria de sensaciones y discriminaciones previas lo que evidencia que se está produciendo aprendizaje.
Un largo proceso de mediación e integración, de sen saciones, discriminaciones y reconocimientos permite la diferenciación y la especificación de la entrada sensorial y la transformación en percepciones (Bower 1977), a medida que el aprendizaje continúa y se producen cambios en el sistema perceptivo. Aunque se cree que los sistemas sensoriales y perceptivos están, en la primera infancia, coordinados y no diferenciados, ambos sistemas comienzan a registrar modalidades específicas una vez que comienzan a formarse las percepciones. Es entonces cuando el niño tiene la capacidad para buscar y aceptar estímulos de un sentido específico excluyendo los otros. El aprendizaje sensorial así se determina por los intereses, las experiencias y la disponibilidad de estímulos existentes en el mun do de cada niño.
SENSIBILIDAD Y AGUDEZA DE LOS SISTEMAS
Pareciera que cada sistema sensorial necesita un nivel mínimo de estímulo antes de que los impulsos nerviosos puedan cruzar los caminos que los llevan a la adecuada estación receptora en el cerebro. Las células receptivas de varios órganos tienen afinidad o disposición a los estímulos externos destinados específicamente a ese sentido: por ejemplo, sólo las células de la retina son sensibles a la luz; las células receptoras en el oído interno son totalmente indiferentes a los rayos de luz pero son muy sensibles a las ondas sonoras, las cuales no provocan ninguna reacción en la retina de] ojo.
Los estudios de laboratorio se centran en la determinación del umbral de los diferentes sistemas sensoriales. Hay suficiente información con respecto al umbral visual y auditivo pero poco se sabe sobre el umbral táctil pues varía según las diferentes partes del cuerpo. Virtualmente nada se sabe sobre el umbral del gusto o del olfato. La intensidad del estímulo no necesariamente se relaciona con la sensación que se recibe en el cerebro; la mielinización de las figras nerviosas, especialmente del nervio óptico y auditivo, ayuda a determinar la velocidad y la fuerza de la transmisión a lo largo de las fibras nerviosas. Las fibras no mielinizadas conducen impulsos muy lentos mientras que las mienilizadas conducen impulsos bien rápidos.
La maduración fisiológica pareciera que afecta a la recepción sensorial y que sólo puede ocurrir cuando el sistema sensorial recibe estímulos continuados a través de mensajes que pasan consistentemente por las fibras nerviosas. Se relaciona esto con la dificultad de determinar los niveles de agudeza de los distintos sistemas sensoriales y la falacia de que las medidas de agudeza dan información exacta sobre la capacidad de un órgano sensorial para aprender. Aun si los umbrales y las agudezas se pudieran medir, esas medidas no miden lo que se recibe en el cerebro, cómo este se integra con estímulos previos y la interpretación que el individuo hace de los mismos. La agudeza indica si la suficiente energía ha llegado al órgano específico superando el umbral mínimo de estimulación.
La agudeza visual está limitada por la intensidad de la discriminación entre el objeto-estímulo y la luz que rodea a éste, la distancia del objeto visible, la acomodación que se requiere para ubicar el objeto en el foco y el tiempo que se necesita para responder a la información recibida, consideraciones éstas a tener en cuenta cuando pensamos en las personas que tienen el sistema visual alterado. La agudeza auditiva se relaciona con la vibración de las células receptoras en la cóclea causada por la intensidad de las ondas sonoras que viajan por el aire, la frecuencia de las vibraciones y los sonidos del ambiente. Por esto no puede haber un nivel fijo de sensibilidad del sistema auditivo a cualquier sonido o a grupo de sonidos.
Es casi una tarea imposible medir la agudeza de] sentido táctil; la sensibilidad táctil varía según sea la parte del cuerpo porque las diferentes 'partes de éste tienen más o menos cantidad de receptores. No hay forma de separar la información kinestésica de la táctil. Quizás el único tipo de sensibilidad táctil que puede determinarse es midiendo la cantidad de presión o de peso necesarios para producir una sensación en alguna parte
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