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Desde que el hombre es consciente de su propia existencia y es capaz de reflexionar sobre sí mismo


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  3.333 Palabras (14 Páginas)  •  145 Visitas

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Desde que el hombre es consciente de su propia existencia y es capaz de reflexionar sobre sí mismo, ha buscado o ha pretendido encontrar su origen, ya sea explicando su realidad a través de dogmas bien remarcadas o en los últimos tiempos a través de técnicas cientificistas, aunque con la ultima quizás no agrade tanto, pues nos emparenta directamente con los monos y primates.

Es por eso que el siguiente texto tiene la intención de comparar los elementos biológicos y sociales entre el homo sapiens y los primates.Un dato muy importante e interesante a la vez, es que entre los humanos y los grandes simios como el chimpancé, compartimos el 98.77% de ADN (DNA, por sus siglas en ingles), dejando así la pequeñísima cantidad de 1.23% diferencial, esto quiere decir que somos más similares de lo que parece. Estudios sobre el genoma humano revelan que los humanos y otros seres vivos comparten grandes cantidades de ADN, no sólo con sus parientes más cercanos, los simios, sino también con perros, cerdos, ratas e incluso algunas especies de corales, pero eso no es todo, pues también se comparten características “esenciales” y cualitativas, no solo rasgos biológicos, con otros animales.

Hace 6 millones de años el hombre y los primates se separaron del árbol de la familia que compartían, es posible que hayamos evolucionado desde entonces. Todo comienza con la hominización, que fue un proceso evolutivo que inició hace 6.5 millones de años, en el que se produjeron cambios anatómicos como: la marcha bípeda, la liberación de las extremidades anteriores, mayor volumen craneal y encefálico, la disminución del prognatismo y de los arcos ciliares además de cambios en las extremidades. Cambios psicológicos como: el control de las conductas instintivas, la capacidad de abstracción, y el desarrollo de racionalidad e inteligencia. Por último, pero muy importante, la evolución cultural, que consiste en la construcción de herramientas, manifestaciones artísticas, progreso científico y el desarrollo del habla.

La parte biológica

De entre los aspectos biológicos, podemos encontrar las notables diferencias anatómicas de un mono y el humano, y aunque las diferencias son obvias, las similitudes también son muchas.

Para empezar, los simios tienen un cráneo aplanado y la suspensión de la cabeza delante del resto del cuerpo limita las dimensiones del cerebro, porque los músculos de esta, como del cuello, no podrían sostener una cabeza demasiado grande y pesada (según las proporciones del cuerpo humano). La columna vertebral es casi recta, y el tórax tiene la forma de un triángulo invertido para poder emplear los brazos en la locomoción. Cualquier simio es muy peludo, siendo su pelo más dominante en la superficie dorsal (espalda). Las piernas son más cortas que los brazos y el fémur es menor y vertical, por lo que la articulación de la rótula no permite estirar completamente la pierna. La pelvis es más larga y estrecha. En las patas, el pulgar se opone contra el resto de los dedos del pie para poder sujetar las ramas de los árboles y otros objetos (esta última solo aplica a monos arbóreos, y no tanto a los denominados “grandes simios”, como gorilas, bonobos y chimpancés), en cuanto a las manos o extremidades delanteras, los dedos son más largos excepto el pulgar, esto por la forma de desplazamiento al utilizar los nudillos como fuerza de soporte (más notable en gorilas). La línea de mirada es paralela con el eje del tronco, por lo que es facilitada la característica del movimiento “en cuatro patas”.

El humano, tiene el peso mayor al nacer en relación a su peso adulto, aunque exhibe el menor grado de maduración psico-social. El hombre moderno tiene un cráneo grande y abovedado, además, podemos encontrar que la columna vertebral tiene dos curvaturas, una más notable que la otra (la más grande se encuentra en la parte superior a la altura del cuello y otra en la parte inferior de la espalda), que proporciona la fuerza y flexibilidad necesaria para sostener una cabeza pesada, favoreciendo así la evolución de un gran cerebro. El tórax es de forma cilíndrica, porque los brazos ya no sirven para la locomoción. Casi no tiene pelo a comparación del simio, comparativamente, y el vello de su cuerpo que sí tiene, es distribuido sobre su cabeza, zona axilar y pubis. La pelvis es ancha y con forma de un cono invertido que proporciona mayor superficie de sujeción a los grandes músculos como los glúteos (desarrollados para sentarse, los simios no tienen), y los de las piernas. Estas últimas son más largas que los brazos, el fémur es solo un poco curvo, por lo que la rodilla está más cerca del eje central y los ligamentos permiten extender completamente el miembro. El pulgar ya no es oponible al pie, sino que mejora el apoyo (al piso, suelo), además de la ayuda anatómica que aporta el talón permitiendo el balance de las piernas y permite una movilización más rápida de esta. Nuestra línea de mirada está en un ángulo recto al eje de nuestro cuerpo y nos da la posibilidad de balancear nuestra locomoción en una posición erguida (2 piernas).

Los músculos humanos son de entre cinco a diez veces más débiles que los músculos en los primates. De algún modo, volvernos “mejores” nos hizo muchísimo más débiles. La piel humana no está bien adaptada a la cantidad de luz solar que golpea la tierra, pero puede modificarse para sobrevivir a la extendida exposición incrementando grandemente la melanina (pigmento oscuro) en su superficie, lo cual sólo la raza negra ha logrado durante muchos años, transmitida de manera genética. Los humanos tienen diez veces más células grasas en la capa inferior de su piel como los primates. La diferencia más inexplicable de todas, es que los primates tienen 48 cromosomas, mientras que los humanos solo tenemos 46, ¿cómo nosotros podríamos haber perdido dos cromosomas completos lo cual representa mucho ADN en primer lugar, y en el proceso volvernos muchísimo mejores? Nada sobre eso tiene sentido lógico.

Todos los factores anteriores, con sus medidas necesarias, permiten al humano, y solamente al humano, la habilidad de caminar erguido; los simios y los demás monos, no lo hacen, pues muchas personas tienen en mente, la imagen del simio grande, fuerte y feroz que camina erguido a través de la jungla rugiendo, golpeándose el pecho, y arrancando plantas por sus raíces cual película Hollywoodense me temo, es incorrecta. Por lo regular, solo dan pocos y pequeños pasos en dos piernas y luego vuelven a las cuatro. Siguiendo con el rostro, la nariz humana tiene un soporte prominente; la del simio no. El hombre tiene labios rojizos, formados por una ondulación hacia afuera de la membrana mucosa que permite el reviste del interior de la boca; los simios no poseen esta característica.

Desde

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